Capítulo 17

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Me demoré en el baño más de lo planeado, pero al menos ya tenía mi linea de apertura y la soltaría en el momento en que llegáramos a cualquier sitio que Cedric tuviera pensado llevarme. Justo antes de que cualquier conversación tomara forma: «He trabajado como periodista los últimos cuatro años de mi vida, es lo único que sé hacer y lo más triste es que creo que quiero seguir haciéndolo».

Parecía una declaración que se haría en una sesión de Alcohólicos Anónimos. pero así era como había tratado mi profesión durante toda mi vida, como una adicción. Aunque para ser honesto nunca me había sentido avergonzado de ella, era algo para enorgullecerse, al menos frente a los demás, hasta que conocí a Cedric.

La habitación seguía en el mismo estado de desorden en el que la habíamos dejado: las sábanas arrugadas sobre la cama, el pijama de Cedric en el piso justo al lado de donde había caído mi camiseta.

Pero había algo diferente, algo que no había estado cuando me meti al baño. Mi morral reposaba ahora sobre una silla al lado del closet.
Cedric lo había traído desde la oficina y ese pequeño gesto que demostraba que estaba pendiente hasta de los más pequeños detalles me hinchó el corazón, los pulmones y el pecho. De haber estado vestido, seguramente los botones de mi camisa se habían reventado de pura satisfacción.

Me puse un jean oscuro casi negro, un sweater blanco y unos tenis deportivos blanco también. Para terminar de darme ese aire de elegancia pero casual al mismo tiempo que quería lograr para mi primera «cita oficial con Cedric», me desordené el pelo peinándolo con mis manos y me rasuré un poco la barba que ya había crecido en estos dos días que llevaba en Londres, dejándola al largo que me gustaba antes de aplicarme un poco de mi colonia favorita.

Justo cuando trataba de abrochar mi reloj de plata a mi muñeca izquierda, escuché la puerta de afuera abrirse y unas cuantas voces hablar en alemán.
Seguramente Cedric había regresado trayendo con él a Kylen.

Fruncí las cejas frente al espejo y agudicé el oído tratando de captar algo. Si habían regresado los dos juntos probablemente había una cosa que no iba bien. Parecía que Kylen era una especie de maldición cada vez que intentaba poner las cosas en claro con Cedric.

Sin aguantar más salí de la habitación para encontrar a Cedric hablando, no con Kylen como había temido, sino con un hombre que debía estar cerca de los cuarenta vestido con un traje que lo hacia lucir como un profesor de Antropología al mejor estilo lndiana Jones, solo que sin el sombrero. Del lado de la cocina, preparando la máquina de café, estaba la rubia más espectacular que habia visto en mi vida vestida con un atuendo que parecía más adecuado para una oficina que para la mañana de un domingo. Me quedé parado, no sabía si entrar definitivamente en el recibidor o quedarme rezagado y empezar a caminar hacia atrás. Cedric parecia nuevamente alterado, gesticulaba con sus manos aunque mantenía la voz en un tono normal. El hombre solo respondia asintiendo sin que su expresión diera pista alguna de si estaba recibiendo solo instrucciones o una reprimenda.

—Buenos dias —dijo la Barbie Ejecutiva advirtiendo mi presencia y no me sorprendió para nada su fuerte acento alemán. Ya me estaba acostumbrando al sonido particular que hacían todos ellos al pronunciar las R. Además, ahora que la veía bien, parecia sacada directamente de uno de esos catálogos que ofrecen esposas de esa parte del mundo. —Debes ser Danny.

¡Perfecto! Como si necesitara sentirme aún más en desventaja. Ella sabía mi nombre y quién sabe cuántas cosas más y yo no tenía ni idea de quién era esa doble de Ana Kournikova.

Cedric y el aspirante a profesor de Harvard interrumpieron su conversación y ahora los tres pares de ojos estaban puestos en mi. Los de ella con un brillo de diversión camuflada, los de él completamente planos y los de Cedric, ¡gracias a Dios! con ternura.

Ballet en Londres (Gay +18) [Terminada] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora