Capítulo 19

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Tras dejar a Kylen en el teatro, asegurándome de que entrara por la puerta trasera donde había menos periodistas, tomé un taxi de regreso a casa de Cedric.

Una sensación de bienestar me embargaba. Aligerar a Kylen había servido para aligerarme a mí mismo. Me sentía optimista sobre mi futuro, sobre lo que podía comenzar con Cedric, sobre el nuevo trabajo que me esperaría al llegar a casa. Yo podía hacer que todo funcionara.

No esperé el ascensor, a trote subí los cinco pisos, y con una sonrisa estampada en la cara entré en el apartamento.

Cedric estaba parado en el medio del recibidor con una mirada tan letal que podría haber asesinado una población entera. A su lado Mikhail sostenía mi morral en sus manos.

—Te quiero fuera de mi casa en este momento.

Había tanta ira en la voz de Cedric que parecía que iba a explotar de un momento a otro. Hizo un leve movimiento de cabeza y Mikhail comenzó a caminar hacia mí con mi morral en las manos y el rostro más inexpresivo que habia visto jamás.

—¿Por qué? ¿Qué pasa? —no entendía nada, esto no podía tratarse de mí, algo relacionado con otra cosa tenía que estar ocurriendo, algo grave, una amenaza, una bomba, la mafia alemana...

—¿Y me lo preguntas con esa cara de niño inocente? —Cedric parecía a punto de destrozar con sus propias manos cualquier cosa que estuviese a su alcance. —Muchas personas se han acostado conmigo por distintas razones, pero ninguna lo ha hecho como parte de su trabajo. Creo que esto tiene un nombre y es considerada la profesión más antigua del mundo.

La boca se me secó e involuntariamente comencé a temblar. Lo había averiguado. En ese breve lapso en el que estuve con Kylen se había enterado y había asumido lo peor. Nuevamente deseé tener una máquina del tiempo, regresar al momento en que pude haberle dicho la verdad.

—Cedric lo has malinterpretado... Lo que yo hago, bueno lo que hacía, mi profesión, no tiene nada que ver contigo.

—¿En serio? —Cedric caminó hacia la barra que separaba el recibidor de la cocina. —¿Entonces cómo explicas esto?

Volteó hacia mí su computador portátil. Allí estaban desplegados todos los artículos sobre él que me había mandado Matt, el resumen de la periodista de Ia sección económica, también aquel en el que salía con Kylen al igual que varios archivos de Word en los que intuía estaban las traducciones de Arthur.

—¿Leíste mis correos? —pregunté con un hilo de voz.

—Ni se te ocurra hacerte el ofendido. ¡Me estabas investigando en mi propia casa y en mi propia computadora! Y ya hasta conseguiste alguien interesado en tu «talento como escritor». —de un golpe cerró el portátil. —¿Cuándo comenzaste a planearlo? ¿Estabas tras Kylen y luego te pareció que sería más rentable hacer también algo sobre mí? ¡Dos por uno!

—Las cosas no son así, lo estás malinterpretando. Sí soy periodista, pero de televisión y estoy desempleado, renuncié... Nunca he hecho ese tipo de trabajos y nunca los haría.

—¿Crees que no sé quién eres? —Cedric resopló indignado. —Te investigué cuando te fuiste porque quería que fueras algo más que una aventura anónima de una noche, cuando me enteré de que eras periodista te pedí que no vinieras. Algo dentro de mí me decía que esto no iba a ir bien. Pero confié en ti solo porque ya no trabajabas en eso, esperaba que no fueras como las otras sabandijas que venden las miserias de los otros a cambio de dinero. Estaba equivocado. No dejaste tu carrera, simplemente cambiaste de especialidad.

—Me investigaste y no me lo dijiste. —intenté sonar indignado. —¿Y te molestas porque yo haya hecho lo mismo? ¡Eres un hipócrita! Solo quería saber quién eras, no estoy haciendo ninguna historia sobre ti ni mucho menos sobre Kylen.

—Si era así, ¿no era más fácil preguntame que andar mandando a traducir artículos sobre mi pasado?

Por un momento no supe qué decir. Un adulto no debe encontrarse nunca en la posición de decirle a otro que no le cuenta la verdad porque se siente demasiado intimidado por su presencia, pero ese era el caso. Sin embargo, por más lastimera que fuese mi respuesta estaba dispuesto a darla, era la única que tenia, pero Cedric no me dio tiempo.

—Debí saberlo, eras demasiado perfecto para ser algo más que una mentira, un personaje creado para engatusarme. —se pasó las manos por la nuca en lo que ya mi mente relacionaba como el único gesto que dejaba entrever su desesperación. —¿Y sabes? Si hubieses querido atraparme por mi dinero te hubiese dejado, solo por mantenerte a mi lado, asi de embobado me tenías, así de patético soy. Pero esto no puedo perdonártelo. No así. Danny. Eres un mentiroso y un oportunista.

—Cedric... —intenté ir hacia él, pero el brazo de Mikhail me cerró el paso.

—Quiero que te vayas ahora y no quiero volver a saber de ti nunca más en mi vida. —Cedric me dio la espalda y desapareció tras la puerta de su oficina.

Tras pedirme mi copia de las llaves del apartamento. Mikhail me escoltó hacia la calle y solo allí me devolvió mi morral.

En aquella ocasión no habia taxi esperándome en la entrada ni nadie diciéndome adiós desde la terraza. Tampoco mi ánimo era el mismo. No estaba estúpidamente feliz como la última vez, pero tampoco estaba triste o molesto, más bien estaba como adormecido. Los sentimientos que experimentaba eran similares a aquellos que tienes cuando te despiertas de un sueño particularmente vivido, sabes que estuvieron alli, pero no eres capaz de sentirlos nuevamente. Todo era borroso.

Tan solo horas después. cuando más por inercia que por voluntad pude llegar al aeropuerto y conseguí un boleto de regreso a Nueva York. la realidad me golpeó: Cedric me despreciaba y era culpa mía.

Una sensación de vacío se apoderó justo del medio de mi pecho y tuve que contener las lágrimas. Si empezaba a llorar sabía que no pararía en mucho tiempo.

Ballet en Londres (Gay +18) [Terminada] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora