Romance a corto plazo.

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Me desperté, como cada mañana maldecía a todo el mundo de mi casa. Me puse mis vaqueros favoritos y unos botines nuevos que me compré. Discutí con mi padre, con lo cual, salí de mi casa sin desayunar.

Yo creía que el día iba a ser normal, las cuatro primeras horas se me pasaron rápidas hasta que llegó la hora de matemáticas. El profesor puso un chico a mi lado, Sergio, el chico más popular del instituto, repetidor de segundo y tercer curso.
Maldecí por lo bajo, no solía relacionarme mucho con chicos, era tímida y tampoco ayudaba mucho que me lanzara miradas extrañas de vez en cuando. Me ponía muy nerviosa.

-¿Quieres algo?- Soné muy borde, pero no era mi intención.

Me miró de nuevo, silencioso, atento a mis movimientos. Sonreía mostrando una fila de dientes blancos y perfectos, me miraba de arriba a abajo sin ningún reparo.

-A ti- Me contestó dejandó un silencio muy incómodo.

En eso mi cabeza entró en pánico, en un shock. ¿Qué hago?, ¿qué digo?, ¿dónde miro?, ¿QUÉ?

No lo intentes conmigo, sé que eres el chico popular y que has estado con todas las chicas de éste edificio, desde las más feas hasta la más popular.

-Eh, eh, relajate.- Dijo susurrando, con una voz dulce. Menuda voz, ni tan grave, ni tan aguda. Era perfecta-

Lo... Lo siento, no suelo hablar con chicos, perdona mi conducta -le dije avergonzada de aquel comentario-

Bueno... -intentó cambiar de tema- ¿Me ayudas con esto? Soy malísimo con las matemáticas.

Intenté ayudarlo, las matemáticas se me daban bien, pero desde ese 'a ti' que me dijo, se me olvidó por completo la fórmula. De repente, sonó la sirena de cambio de clase. Recogí mis cosas rapidamente y me senté alejada de él, pero desgraciadamente se dio cuenta y también cogió sus cosas y las puso al lado mía. Intentaba esquivarlo a él y a sus miradas inquietantes. Creo que se dio cuenta de que intentaba esquivarlo.

Soy estúpida... -dije en voz baja-

¿Qué? -Preguntó Sergio-

Nada... estoy... -no sabía que excusa decirle en ese momento, ¿por qué a mi?, ¿por qué no a la más popular del instituto?, no sabía como reaccionar en estas situaciones.

La próxima clase que tocaba era de Tecnología. Ese maldito profesor odiado por toda mi clase y supongo que por todo el instituto. Estaba liado con la profesora de educación física.

Sergio no paraba de mirarme, me estaba empezando a cabrear.

¿Me puedo cambiar de sitio? -le pregunté al profesor-

... -no hubo ninguna respuesta por parte de él-

¿Por qué te quieres cambiar? -Me preguntó Sergio-

No le contesté. Era demasiado injusta la forma en la que lo trataba, no me había hecho nada, ¿por qué me comporto de esta manera?

Porque me molesta la luz del sol -contesté con una mentira-

No hay sol, Clara... -me contestó- es el día más nublado de todo el año.

Mierda, ya podía haberme inventado otra mentira más convincente.

Volvió a sonar el timbre, pero esta vez era de una falsa alarma de un incendio para saber que hacer en estos casos. Volvimos todos a nuestras respectivas clases, recogimos nuestras mochilas y nos fuimos a casa.

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