Marzo.

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Justo cuando salí de la ducha sonó el timbre de mi casa. Era Alex, había venido lo más rápido posible, se pensaba que me iba a ir.
No sé cómo me iba a ir con el albornoz puesto...
Fui a abrir la puerta, Alex se abalanzó sobre mi, haciendo que mis manos estuviesen apretadas contra su torso y el mío.

Alex, me estás asfixiando. -le dije-

Ah, sí sí, lo siento... Es que hace tanto tiempo que no he sabido nada de ti que me preocupabas.

Para, para. ¿Preocuparte yo? No mientas, yo nunca he preocupado a nadie, ¿por qué te iba a preocupar a ti?

Clara, me preocupas, y no voy a entrar en tu debate, yo se lo que me preocupa y lo que no. Y cuando me preocupo es por algo que me importa, así que ya sabes, asúmelo aun que te cueste, ¿vale?

Está bieeen... pero dime, ¿por qué tanta preocupación? ¿a qué viene tanto alboroto?

Necesito saber de ti, con quién estás, dónde estás, si estás bien, si tienes problemas, quiero ayudarte en todo joder.

Me puse a pensar tantas cosas en ese momento, no sabía lo que iba a pasar después de esto, no sabía ni qué contestarle... Es que, joder hace que me odie menos, que me quiera un poco más, me trata bien y sus palabras parecen tan sinceras cuando me mira a los ojos, ¿debería fiarme de mi instinto? No lo sé.

Alex, creo que...

Romance a corto plazo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora