I love you

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Era su último año en Watford cuando Baz Pitch sentía que no podía con ese amor que tenía hacia Simon Snow. 

Porque bueno, Baz ya estaba perdido por Simon desde que lo vio por primera vez. Pero no se dio cuenta de ello hasta que estuvieron en su quinto año en Watford. 

No era tan mala la situación porque inconscientemente se habían hecho grandes amigos. Por lo tanto se llevaban bien, hablaban de cosas triviales y hacían bromas entre ellos.

Todo marchaba bien para Baz. Ver aquellos ojos azules brillar todas las mañanas, poder cepillar los rizos de oro que Simon poseía, y sobre todo poder abrazar a Simon cuando uno de los dos lo necesitaba, era simplemente como vivir en un cuento de hadas. 

Pero como siempre, cuando todo parece estar bien algo malo tiene que suceder, y para la mala suerte de Baz su pequeño problema tenía nombre.

Y este era: Agatha.

Agatha era una chica rubia, delicada y bondadosa. En algunas ocasiones pareciera que era creída, pero nada de eso era realidad. La apariencia de Agatha era de una engreída y su esencia era todo lo contrario.

Baz nunca tuvo nada en contra de Agatha, porque no tenía razones para aquello, al cabo y los dos se llevaban bien. No eran los grandes amigos, ni siquiera hablaban por mucho tiempo, pero eso no significaba que tuvieran odio o molestias entre ellos.

Cuando Baz se enteró que Agatha tenía sentimientos hacia Simon, no sintió odio y rencor, sino que sintió dolor.

Los primeros días después de que lo supiera mostraba un semblante triste, y Simon pudo percatarse de ello.

—Baz —susurró Simon, acariciando la cabeza de Baz que estaba sobre sus piernas.

Los dos estaban recostados en la cama del azabache, aprovechando los últimos rayos del sol que entraban por la ventana.

—Oye Baz —repitió Simon—. Te he notado un poco triste. ¿Qué es lo que tienes?

—Nada —contestó Baz, estirándose un poco—. Tal vez sea el cansancio por la escuela lo que me tiene así.

Simon frunció el ceño.

—No parece ser eso, pero por esta vez lo dejaré pasar.

Siguieron en su posición hasta que Baz rompió el silencio después de un tiempo.

—Simon —dijo temeroso.

—¿Qué pasa? —preguntó.

—Tú... —tartamudeo Baz— Bueno... —estaba bastante nervioso— ¿A ti te gusta alguien?

Sino fuera por la posición en la que estaban, Simon no se habría dado cuenta del imperceptible sonrojo que denotaban las mejillas de Baz.

Simon pensó bien en la respuesta y justo cuando iba a responder la puerta se abrió.

—¡Hola chicos! —dijo Penélope entrando al cuarto casi corriendo.

—Hola —contestaron al unísono.

Penny se quedó un momento mirando la posición en la que se encontraban.

—Se ven muy lindos así —sonrío mucho y sus ojos brillaban con ternura reflejada—. Creo que podría tomarles una foto.

—Penny no...

¡Clic!

Sonó la cámara que Penny siempre traía en un bolso mágico.

Simon se tapaba la cara con ambas manos escondiendo un evidente sonrojo.

—Sabías que ese tipo de cosas no están permitidas, ¿No es así? —dijo Baz, levantándose de la cama.

SNOWBAZ  One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora