Mío, solo mío

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Últimamente Baz estaba muy raro

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Últimamente Baz estaba muy raro.

Él y Simon llevaban una relación de noviazgo ya un poco amplia. Los dos se amaban loca y desesperadamente.

Pero Baz celaba tanto a Simon, hasta por la más insignificante cosa. Esto no era por desconfianza hacia Simon, si no que el pelinegro era tan egoísta en cuanto a su novio se trataba, que estaba llegando al punto de enojarse hasta con Penélope, solo porque ella podía hacer reír a Simon por cualquier estupidez.

La verdad era que al rubio no le importaba que Baz lo celara, más bien, le divertía verlo fruncir el ceño mientras hacía pucheros. Eso le causaba bastante ternura que por ello terminaba besando cada una de las facciones de la cara del vampiro, haciendo que el otro solo se le pasara el orgullo y terminara sonriendo de oreja a oreja.

Y en este preciso momento se podría presenciar una de las situaciones en las que los ataques de celos de Baz entraban en acción.

Simon estaba sentado en el sillón más grande del departamento, ese de color naranja que Baz había traído cuando decidió vivir con él y Penélope.

A su lado se encontraba su mejor amiga, Penny. Los dos veían algunos videos que les estaban causando bastante risa. Sus carcajadas se podían escuchar desde las escaleras de afuera del departamento.

¿Y quién más para comprobar esto, que el mismísimo Basilton Pitch?, que al escuchar tales carcajadas se le estremeció la piel, sintiendo sus celos por arriba de sus propios límites.

Éste subió corriendo hacia su departamento abriendo la puerta de un golpe. Técnicamente habría usado un "ábrete sésamo", pero eso fue lo único que pudo controlar en cuanto a su estado de celos.

Simon y Penny, solo pudieron voltear a la puerta muy sorprendidos.

El pelinegro los fulminó con la mirada, aventando sus cosas hacia a un lado.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó el vampiro.

—Hola amor —dijo Simon.

—Hola Baz —contestó Penny.

Baz se les quedó mirando cruzándose de brazos.

—¿A caso no escucharon lo que pregunté? —mencionó, enfadado.

—¡Ah!, sí, respecto a eso —Penny se levantó del sillón—. Veíamos algunos videos graciosos.

—Eso no es lo que parece —contestó Baz apretando los dientes.

—¿Qué pasa amor? —preguntó Simon.

—Nada —susurró Baz, para salir de la sala y dirigirse al cuarto de la pareja.

Cuando el pelinegro salió de ahí, Penny se apresuró a preguntar:

—¿Qué la pasa a Baz? ¿Será otro ataque de celos?

SNOWBAZ  One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora