Capítulo 5

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-- ¿Una telenovela dijiste?—el esposo de Lucero sonó molesto al otro lado del teléfono— ¿y la nena? ¿Con quién se queda entonces?
-- ¡Ay a ver, sólo serán unos meses y no voy a estar siempre allá!

Su esposo fue siempre un hombre respetuoso de su trabajo, la apoyó y acompañó en todo lo que hacía, pero eso había cambiado luego de tener a los nenes. Él quería tenerla en casa y que se dedicara exclusivamente a ser mama. Ella lo había complacido durante un tiempo pero ya extrañaba el mundo de las telenovelas y no estaba dispuesta a dejar pasar esta oportunidad. Pero él ultimadamente se había vuelto tan incomprensivo que a veces no entendía porque se lo permitía. Lo peor era que ella se empezaba a preguntar que cosa era lo que la enamoró de él. Últimamente la criticaba por todo, no recordaba la última vez que le dijo algo bonito y cariñoso, rara vez conversaban como antes. Pero era su marido y aun así lo amaba.

--No me parece bien que te vayas lejos de tu hija tan pequeña.
--Me los llevo a los dos y mi mamá viene también así que no habrá problemas.
-- Está bien, al final siempre te sales con la tuya...

Le colgó sin despedirse, lo entendía, estaba molesto, pero ya se le pasaría además él andaba de gira por todo el país y pronto se iría a Europa también, así que, de todas formas, no estaría en todo ese tiempo con ella.

Lucero se fue a su oficina a hablar con Antonio. El lunes había una prueba de vestuario y empezaban las grabaciones de los promos de la telenovela. Debía dejar todo en orden antes de marcharse.

* * * * * *

Fernando se sentía nervioso, desde las 4 am estaba despierto y dando vueltas en la cama. "Hoy voy a volver a verla...hoy seguro que esos ojos me regalarán otra de sus miradas desafiantes y yo me voy a derretir completito". Fernando sonrió ante la idea pero su sonrisa se desvaneció. "Está casada, ahora es de otro hombre, ama a otro hombre y yo solo formo parte de su pasado".

Tomó una ducha y se lavó el pelo con un shampoo de manzana, amaba el aroma de su fruta favorita. Tomó un desayuno ligero y se marchó a los estudios. Todo era caos cuando llegó, gente caminando de acá para allá. Técnicos, camarógrafos, sonidistas y actores, se mezclaban con gran bullicio pero todos sabían lo que les tocaba hacer.

Al fondo del foro y sentada conversando estaba Carla acompañada de Mónica quien era la directora de escena. Las saludó a las dos y se preguntó si ella ya estaría allí. No la veía pero no quiso preguntar. Carla le dijo que en un rato iban a empezar las pruebas pero que debían esperar al encargado de vestuario que aún no llegaba.
Fernando se dio una vuelta para matar el tiempo. Camino unos pasos y se detuvo de golpe. Una voz melodiosa entonaba una canción,

♪♫ "amor ¿no sabes qué hora es?... No por favor no digas nada"... ♪♫

Él se volvió para verla. Ella estaba sentada y algunas personas la rodeaban y sonreían al oírla cantar. Tenía los ojos cerrados

♪♫ "yo lo sé todo, ya lo ves"......"cierra la puerta y calla" ♪♫♪♫

Siguió cantando y Fer sintió que se la aceleraba el pulso. ¿Cómo podía ser real una mujer así? Hermosa, alegre, con semejante talento y esa voz... jamás la había escuchado cantar en persona, y realmente lo hacía bien.
La canción terminó y todos la aplaudieron, ella les sonrió y hasta bromeó con ellos, Fernando se acercó y en cuanto ella lo vio cambio su expresión ligeramente, seguía sonriendo pero sus ojos reflejaban otra cosa.
-- Entonces es cierto que sabes cantar ¿eh?
-- ¿Alguna vez lo dudaste?—Ella enarcó las cejas
-- No tengo una opinión acerca de eso, pero sí que lo haces bien
-- Gracias—Es todo lo que dijo
-- Sabes creo que ya casi vamos a comenzar
-- Sí, seguro
-- ¿Vienes?
-- Ok
Fer le sonrío y le dio la mano para ayudarla a levantarse del asiento, fue un contacto breve pero que le dio una descarga de electricidad.

Caminaron juntos, ella no traía tacones y se veía mucho más bajita que él. Era curioso, no recordaba que fuera tan alto.
Desde ese momento todo fue un ir y venir, todos adoptaron su rol y luego de la prueba de vestuario pasaron a la grabación de los promos.
El set se transformó en una hermosa habitación dominada por una imponente cama de época. Lucero, ataviada con un camisón antiguo, estaba recostada en ella simulando dormir. Fer se acercó por detrás y se paró a un lado, ella abrió los ojos y lo miró. Llevaba una bata abierta al frente que dejaba ver sus pectorales y su abdomen plano. Ella extendió la mano, él se la tomo y le sonrió cariñosamente, ella miro su pecho desnudo y le devolvió la sonrisa con la misma expresión.
Amor, decían sus caras, pasión y ternura... pero claro, todo era parte del show, nada era real... nada.
-- ¡Corten y queda!

Se terminaron de grabar las demás escenas de interiores, las del exterior se harían al día siguiente.
Lucero se sorprendió del rumbo que llevaron las cosas. Hacía tanto tiempo que no sentía esa adrenalina de la actuación. Pero lo que más la sorprendió es lo bien que se la pasó con Fer...
Habían bromeado todo el día, se había relajado y hasta podía decir que la pasó muy bien. Era como si aquella noche no existiera, como si nunca hubiesen tenido nada que ver, como si efectivamente fueran dos extraños que se acababan de conocer...
Aunque eso no era del todo exacto, más bien parecía que se conocían de toda la vida, que sus almas compartían la misma esencia.
Eso le gustaba y la asustaba al mismo tiempo. Ella amaba a su marido y había borrado de su mente ese amor loco que le despertaron los besos de Fernando.
Por eso no entendía porque se descompuso de la manera que se descompuso cuando lo vio. Se dijo que fue solo la impresión del momento y como él parecía no haberle dado importancia, decidió olvidarlo y hacer de cuenta que nunca pasó.
Sonrió ante la idea y decidió que se iba a divertir en una de las cosas que más le gustaba hacer... actuar.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora