Capítulo 3

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Fue solo un roce y luego le besó los ojos, la nariz y las mejillas como si de un ritual se tratase. Él era fuerte pero suave y la toco de una manera que no creía posible, tan lento que casi se desmaya. Sus dedos eran suaves pero firmes e iban dejando un rastro de fuego allí donde se posaban y le hacían descender un estremecimiento por la espalda. Fer la aprisionó de tal forma que apenas podía moverse y entonces la fundió con el beso más íntimo que nadie le había dado, dulce y cálido pero muy apasionado, tanto que la hizo desearlo como a ningún otro hombre en el mundo...

Todavía podía sentir en sus labios el sabor de ese beso. Aún la estremecía el recuerdo de su cuerpo duro apretándola contra la pared... y sus manos... Esas enormes manos le acariciaron el cuerpo como si lo conociera...

¡Debía parar ya!
Era una mujer casada y tenía dos hijos. Si su esposo supiera lo que estaba pensando en ese instante le daría un infarto.
Ella lo amaba, se casó enamorada, lo quería sinceramente y hasta había tenido dos hijos con él, pero la pasión que despertaron los besos de Fernando jamás la había vuelto a sentir, eso era algo que le avergonzaba y la hacía sentirse una traidora con su marido.
Decidió que no valía la pena preocuparse de algo que jamás nadie sabría, era su secreto, oculto en su cabeza y allí permanecería para siempre.
Además él se había alejado de ella y después de eso, la evitó deliberadamente, tanto que llegó a pensar que jamás volvería a verlo en la vida. Y luego ella se había enamorado de su esposo y se había casado. Fin de la historia de Fer y Lucero...

Sacudió la cabeza para alejar ese recuerdo.
--Es un fantasma del pasado—Se dijo levantándose del sofá—Y en el pasado debe quedarse.

Días después ella se sentía más tranquila y hasta alegre, pues había logrado dejar de pensar en el asunto.

Había un sobre encima de su escritorio. Era un mensaje de Carla, la productora que estaba tan de moda en esos días, le decía que estaba interesada en ella para el papel protagónico de una nueva telenovela de época que iba a producir. Le explicaba que había pensado en ella pues creía que era perfecta para el papel. El sobre también traía el primer capítulo de la historia. Ella lo leyó con avidez y sonrió al leer la parte del primer encuentro entre los protagonistas.
-- ¿El primer día?— enarcó las cejas – ¡Uy! ¡Esta Hipólita es una suertuda!

Volvió a meter todo en el sobre y marco el número.
-- ¿Diga?—Sonó una voz de mujer al otro lado de la línea
-- ¿Carla? Es Lucero
-- ¡Hola nena! ¿Vas a aceptar mi propuesta?
-- Pues me gustaría, ¡está padrísima la historia!
-- Bueno entonces debes venir mañana a los estudios, haremos una vista del libreto.
-- Muy bien, ¿a qué hora?
-- A las diez, será la primera reunión con el elenco.
-- Por mi perfecto, solo que llegaré un poco más tarde porque tengo algo que hacer antes.
-- Muy bien no hay problema, te espero entonces
--Ok adorada allí estaré—Y colgó.
Se dio cuenta que ni le había preguntado por el galán, pero pensó que eso no era tan importante. Aún no firmaba contrato así que igual se podía echar atrás si no le gustaba.

Más tarde recogió a sus nenes de casa de su madre, se pasaban el día con ella pues su esposo estaba fuera de la ciudad. Antes de salir le contó a su mamá lo que pensaba hacer y la señora estuvo muy de acuerdo.
Les dio de cenar y luego de bañarlos los llevo a la cama. Ella también tomo una ducha y se acostó.
Sonrió al pensar que pronto podría estar grabando otra telenovela, después de tantos años fuera de los foros.
Claro que antes tenía que ver cómo era todo el asunto de los horarios y las locaciones, ya no era lo mismo, ahora tenía dos hijos y ellos eran lo primero en su vida. Pero si tenía ganas de volver a trabajar en una telenovela y tal vez esta era la ocasión.
Con esto en la cabeza se durmió.

Se levantó más temprano que de costumbre, se dio un baño y salió al balcón con su celular para tomarle una foto al amanecer, era una costumbre que había adquirido hacía mucho tiempo, y cada que podía lo hacía.
Se puso un traje de chaqueta negro y se dejó el pelo suelto, lo llevaba natural porque así le gustaba más y era más cómodo.

Tomó un taxi, pues eso de manejar no se le daba muy bien y luego de dejar a los niños con su mamá, cumplió con el compromiso previo que tenía, entonces se dirigió a los estudios de la televisora. Había muchos periodistas y pronto la rodearon, ella les contestó con su eterna sonrisa y se dirigió al lugar de la reunión. Carla se levantó de su silla y la saludó con un afectuoso abrazo, estaba otra vez en su casa.
Todos la miraban fijamente y ella paseó la mirada por el salón, había muchos rostros conocidos y le sonreían. Ella les devolvió la sonrisa a todos hasta que sus ojos chocaron con los de él...
Estaba parado allí en una esquina, en silencio y observándola...

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora