Almas Gemelas

Capítulo 10

-- ¡Mami! Gritó la nenita en su cama, estaba inquieta y no quería dormir.
-- Beba, ¿qué tienes?—Preguntó su hermano
-- Canción—Y señaló a su mamá

Lucero sonrió. La tomó en brazos, y empezó a mecerla de un lado a otro. Ya estaba bastante pesada para eso, pero a ella no le importada. Era su tesoro y la otra mitad de su corazón.
Le cantó:

♪♫ Cuenta la noche, que le ha dicho un cometa
Que de la luna las estrellas comentan,
Porque será que ya no juega con ellas,
Y desespera todo el mundo se entera ♫♪

♪♫ Dicen que el sol ya no es el mismo de siempre
Entre las nubes se le ha visto impaciente
¿Por qué será que hoy no ha dado la cara?
Quizás el viento guarde bien el secreto... ♫♪

La nenita estaba absorta oyendo a su madre y Manuelito la acompañó a cantar.

♪♫ Y en esos días en que el sol no calienta
Si el viento suena no es que traiga tormenta
Y sin embargo los cometas inventan
Pero la historia no es como ellos la cuentan ♫♪

Lucero arrugó la nariz. El niño tenía la voz algo chillona, pero aun así ella le animó a seguir.
-- Mmm...
♪♫..., todo empezó en aquella tarde de invierno
Salió la Luna, madrugó antes de tiempo
Y el sol al verla se olvidó de su agenda.
Y en esa tarde bajo el manto del cielo.
Un eclipse los unió.
Se prometieron darse amor eterno
Entre nubes de algodón ♫♪

La nena ya estaba dormida y Lucero la puso de nuevo en su cama, luego tomó del brazo a José Manuel y lo llevó a su cuarto para acostarlo también.
-- Buenas noches mi ángel—Le dio un beso en la frente
-- Buenas noches mami.

Salió despacio y fue a su habitación. Su esposo no estaba en casa y ella lo agradeció, últimamente lo único que hacían era discutir.

Encendió su computadora portátil y abrió su Twitter para leer los mensajes. Sus fans, le brindaban tanto cariño que a veces, sin querer, se le aguaban los ojos. Contestó algunos y siguió leyendo.

De pronto su celular empezó a sonar. Al ver la imagen en la pantalla el corazón le dio un vuelco. La cara de Don Luis Manrique y Arellano la miraba sonriente. Una cálida sensación le recorrió la espalda. Rogó para que no le temblara la voz al contestar.

-- Diga
-- ¿Lucero?—Dos años sin oírlo... dos...
-- ¿Quién habla?—No quería hacerle saber que reconocía su voz.
--Es... Fernando.
--Fer, ¿cómo estás?
-- Bien, eh... este... ¿puedes hablar?
-- Muda no soy
Fernando sonrió, le encantaba su buen humor.
-- ¿Él está ahí?
-- ¿Te refieres a Manuel?
-- ¿Está?
-- No
Por alguna razón esto alegró a Fernando. Tomó aire y se animó a decir:
-- Quería saber si tienes algún proyecto o si piensas dedicarte a algo en estos días
-- No tengo nada importante en mente.
-- Qué bien, así será más fácil que aceptes.
-- ¿Vas a proponerme algo?

"Te propondría matrimonio --pensó Fernando-- si no fuera por el pequeño detalle de que ya estás casada".

-- En realidad sí y espero que digas que sí.
-- Cuéntame
Eso hizo pensar a Fernando en una canción y soltó la carcajada
-- ¿Cuál fue el chiste?
-- Pensé en lo placentero que sería contar las pecas de tu espalda
Lucero se sonrojó pero también se echó a reír.
-- Ya en serio, ¿qué es lo que vas a proponerme?
Fernando le contó todo bien detalladito
-- ¿Y tú piensas que puedo hacer algo así?
-- Estoy seguro
A Lucero le gustó que Fernando confiara en ella de esa forma
-- ¿Y si... simplemente no quiero?
-- Eso sería terrible, pero lo entendería.
Ella guardó silencio un momento y luego dijo:
-- Hagamos esto, voy, hablo con Nick y veremos.
-- Bien
-- ¿Algo más?
--No, eso era todo
-- Perfecto, y... Fer...
-- ¿Sí?
-- Gracias por pensar en mí.
-- Siempre—Lo dijo tan bajito que ella apenas lo escuchó-- Siempre—repitió
Ella sintió ese "siempre" tan hondo que la hizo estremecerse, ¿qué pensaría el si supiera que a ella le pasaba lo mismo?

-- Buenas noches, Fer.
-- Buenas noches, bonita.