Capítulo 13

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Se perdieron por completo en el deleite de tocarse. Fernando estaba transfigurado por la pasión y ella lo sintió en lo más profundo de su ser. Sus manos le hicieron sentir hasta donde la deseaba, la tocaba como a las cuerdas de una guitarra y ella se estremeció de placer en sus brazos.

Tiempo después, aún seguían abrazados.
El silencio de la noche los envolvía y Lucero sólo oía el latido del corazón de Fer. Ella estaba sobre su pecho y sus brazos la rodeaban.
-- ¿Estás dormido?
-- No—la voz de Fer sonó ronca—Estoy pensando
-- ¿En qué?
-- En mañana, en el día siguiente y el siguiente a ese.
Lucero sintió su dolor, su angustia y se le arrugó el corazón.
-- ¿Crees que será más fácil para mí? ¿Crees que solo me voy a despedir y a volar paloma? Te aseguro que estás muy lejos de la verdad.
-- ¿La verdad bonita?—Fernando suspiró— ¿algún día hablaremos con la verdad?
-- No entiendo a qué te refieres.
Fernando le tomó la barbilla para que lo mirara a los ojos
-- A que si algún día nos diremos lo que realmente sentimos el uno por el otro.
Ella lo pensó y estuvo a punto de decirlo. Quería borrar esa tristeza de su rostro. Quería decirle que lo amaba como a nadie. Pero no podía.
-- Fer yo...
-- Mejor no—Le puso un dedo en los labios—mejor no digas nada—su dedo bajó por su cuello lentamente—déjame pensar que el mundo es perfecto. Déjame creer que si puede haber un nosotros para siempre.
La besó nuevamente y ella se rindió al placer de sentirlo cerca otra vez.
-- ¿Me llamarás algún día?
-- ¿Te gustaría que lo hiciera?
Ella asintió y él le dedicó una de sus hermosas sonrisas.
-- Te llamaré, lo prometo.

Ella lo abrazó y el aspiró el aroma de su pelo. Olía a fresas.
Luego de vestirse Lucero miró por la ventana. La luz de la Luna dibujaba matices plateados sobre los árboles del mirador.
Miró a Fernando. Él estaba sereno pero sus ojos eran un mar de emociones.
-- Llévame a mi casa por favor.

El asintió.

Hicieron el trayecto en silencio y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaban frente a la casa de ella.
Ninguno de los dos dijo nada.
¿Qué iban a decirse? ¿Hasta luego y que te vaya bien?

Fernando bajó del coche y lo rodeó, le abrió la puerta y la ayudó a salir. Ella caminó unos pasos y se detuvo. Se dio la vuelta y lo abrazó. Fer la estrechó con fuerza hasta que ella se soltó. Se giró sobre sus talones y se dirigió a la casa.

Fernando la vio desaparecer y sintió que el corazón se le caía a los pies. Se subió a la camioneta y con un chirrido de los neumáticos, se marchó.

Lucero se dejó caer tras la puerta y abrazó sus rodillas.
Su mente era un torbellino y no sabía que haría de ahora en adelante. Sólo de algo estaba segura. Su vida ya no sería la misma y tendría que sufrir la pena de estar casada con un hombre y amar a otro. Sin querer volvió a llorar por lo que no podía ser...

1 AÑO DESPUÉS

Lucero se colocó los auriculares y recibió la veinteava llamada del día. Estaba trabajando en su programa !Qué onda, Lucero? Ella no lo atendía personalmente pero ese día sintió ganas de participar.

-- ¿Qué quiere escuchar?
--"Ya no"
-- ¡Linda canción adorada! ¿Es para alguien en específico?
-- Si—contestó la mujer— ¡el desgraciado de mi ex! Se llama Roberto
Lucero sonrió.
--Pues bueno Roberto, ¡esta va pa' ti!

Los fans no paraban de llamar, pedirle canciones con dedicatorias y sus colaboradores sonreían ante el rating que tendrían. Estaban felices con tanta muestra de solidaridad hacia la cantante.

-- ¡Gracias, adorados! Seguimos recibiendo peticiones.

El chico que recibía las llamadas le hizo una seña de que había alguien al teléfono, ella le pidió que abriera el speaker y esperó con una sonrisa.
-- Quisiera dedicar una canción.
Esa voz...
Casi le da un infarto.
-- ¿Fer?
-- ¿Cómo estás?

Que ¿cómo estaba?
Después de casi un año sin saber nada de él y lo único que se le ocurría preguntarle es como estaba!
-- ¡Bi...bien!-carraspeó—y ¿tú?
-- Ah no me quejo.
-- ¿Y qué canción quieres oír?
— A ver... la verdad no sé cuál de tus canciones me gusta más pero—hizo una pausa—creo que... "eterno es este amor"
Ella sonrió aunque sin saber porque, mentira, si sabía porque.
-- ¿Y a quien se la quieres dedicar?
Silencio...
-- Fer... ¿estás ahí?
-- Si, acá estoy
-- Te pregunte que a quien le dedicas la canción
-- Ya te escuché
— ¿Y bien?
-- Digamos que ella lo sabe.

El corazón de Lucero latió tan fuerte que ella miró a los chicos de la cabina porque estaba segura que lo habían oído.
--Perfecto
Puso a sonar la canción.
-- Gracias "pollo"
-- No hay de que Fer, cuando quieras.
Él se despidió y colgó.

"Pollo"
Ni mi reina, ni bonita, ni mi amor.
Claro ella no podía esperar que la llamara de otra manera.
Eso significaba que volvían a ser los amigos de siempre.

Al finalizar el programa se marchó a su casa.
"Te llamaré, lo prometo" le había dicho el, pero no pensó que lo haría al aire y delante de todo el mundo.

Se sentó frente a su computadora portátil. Estaba tratando de escribir una canción. Se había despertado con la melodía en la cabeza pero no le atinaba a la letra.
Estaba bloqueada y no podía poner dos ideas juntas. Lo pensó un momento y tecleó:
"Nunca conocí a nadie como tú"...
-- ¡No!—lo borró— ¡es horrible!
Miró la pantalla en blanco. El cursor parecía reírse de ella.

Se echó hacia atrás en la silla y se frotó los ojos.
Entonces una imagen le vino a la cabeza. Recordó el calor de sus besos, lo profundo de su mirada, su pelo... su sonrisa.
Volvió a teclear:

♫♪ "Ni la pluma de Serrat
describiría mi deseo por ti.
Seguro que hasta Miguel Ángel
le habría inspirado verte sonreír..."♫♪

Sus dedos volaban sobre el teclado

♫♪Ni el poder de un huracán
Jamás podría arrancarte de mí
Eres la sangre de mis venas
Si te alejas de mí no podría vivir...♫♪

Y ella de pronto no podía parar de escribir...

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora