Capítulo 19

58 3 0
                                        

Durante todos esos días estuvieron juntos.
Estaban sentados en el muro que rodeaba la casa donde grabaron la telenovela. Él tenía su mano entre las suyas. El director de escena estaba indispuesto y habían tenido que parar las grabaciones hasta el día siguiente.
--Pronto terminaremos de grabar—Lucero lo dijo sin mirarlo
Fer estaba con la cabeza baja. El esperaba ese momento, sabía que tarde o temprano sucedería pero no pensó que le afectaría tanto.
--Lo sé—la miro a los ojos y ella pudo ver cuán afectado estaba.
Ella acarició su pelo y el beso la palma de su mano.
Luego bajaron y comenzaron a caminar por ahí. Ninguno dijo nada pero los dos sabían a donde querían ir. Un sitio lejos de las miradas indiscretas. Y así agarrados de la mano llegaron a la orilla de la laguna. Se quitaron las botas y metieron los pies. Se abrazaron y se quedaron así un largo rato. De vez en vez Fer le daba besitos en la frente y ella le acariciaba el pecho por encima de la camisa.
—Te voy a extrañar—Fer le alzó la barbilla para que lo mirara—demasiado.
La besó con fuerza y ella le devolvió el beso con la misma intensidad. Siempre era igual entre los dos, un besito desataba la locura y ellos terminaban entregándose al placer de acariciarse.
Ese día no era la excepción.
Fernando se puso de pie y la levantó de un tirón. Se desnudaron sin prisa y el la ayudó a entrar al agua. Estaba fría y Lucero se estremeció un poco. Él al notarlo la rodeo con sus brazos y volvió a besarla. La alzó hasta que sus piernas rodearon su cintura y allí, bajo el agua, le hizo el amor…
El último día de grabaciones celebraron una gran fiesta de bodas y Lucero cantó una hermosa canción en la iglesia. Fernando se emocionó y no pudo evitar que las lágrimas fluyeran de sus ojos. Todos pensaron que era parte del papel pero realmente estaba llorando de verdad. Ella ya le había cantado, pero en esa ocasión el libreto decía que él no la escuchaba, así que él no se molestó en andar por ahí.
Terminaron de grabar el final y como siempre la celebración de despedida. Fernando y Lucero se sentaron juntos, compartieron con todo el elenco y brindaron por el éxito de la novela. Ella estaba feliz, de cuando en cuando Fer la miraba a los ojos y le sonreía. Todo en silencio, no hacía falta que dijera nada, sus ojos le transmitían lo que atesoraba su corazón. Ella le devolvía la misma dosis de sentimientos.
-- ¿Te quedas conmigo hasta mañana?—Fer le preguntó al salir de la celebración.
Ella lo miró a los ojos y asintió.
Como siempre se fueron agarrados de la mano hasta la camioneta de él y de ahí al hotel. Esa noche ella y Fernando durmieron juntos y abrazados.
Al día siguiente, ella ya había hecho sus maletas y ahora esperaba su transporte para ir al aeropuerto. Ella lo miró al despedirse y él le hizo una señal de que le llamaría. Fernando le sonreía, pero ella sabía que no estaba contento. Regresaba a su casa y con su marido. Le devolvió la sonrisa y le dijo adiós con la mano.
 

                          ***********

Lucero llegó a su casa después de dejar a los niños en casa de su hermano a pasar la noche. Su marido estaba de gira por Europa y no regresaría dentro de un buen rato. Ella estaba agradecida de que así fuera, pues necesitaba tiempo para pensar las cosas bien.
-- Señora—Le dijo su ama de llaves—tiene una visita.
-- ¿Una visita? ¿A esta hora?
-- Si señora, está en la biblioteca
-- ¿Cómo que en la biblioteca?
La mujer asintió
-- Alguien vino a mi casa y ¿lo dejaste entrar así?
-- Es conocidísimo suyo señora, sé que no se molestará.
Y luego siguió haciendo sus deberes
Ella giró los ojos y se dirigió a la biblioteca. Abrió la puerta y se quedó parada observando.
Él estaba de espaldas, tenía un libro en una mano. Llevaba una chaqueta negra de piel, pantalones que se ajustaban a sus caderas, botas negras y un casco debajo del brazo.
--Fer…
Él se giró y la miró de frente
-- Pollo—Ella pudo ver su hermosa sonrisa
- Pero ¿qué haces aquí? Es decir… dijiste que…
-- Si… dije que llamaría pero… luego no quise—Se le acercó y a ella se le acelero el corazón— además no podrías hacer esto por teléfono
-- ¿Hacer? Fer aquí no...
-- ¡No! No es eso—Se acercó más—Aunque ganas no me faltan
-- Fer…
-- Vine a invitarte a dar un paseo
-- ¿Un paseo?
-- Sí, en la moto
Ella abrió los ojos
-- ¡Estás loco! Yo jamás me subiría a esa cosa
-- Lo harás—La miró y le sonrió— además estas vestida para eso y en la moto llevo otro casco. Nadie te verá.
Ella quería negarse, pero algo en su interior la empujó a aceptar. Él la tomó de la mano y salieron por la puerta trasera. En el garaje estaba la moto y él le presto el casco. Se subió y la puso en marcha. Lucero se cubrió la cabeza con el casco y él la ayudó a subir. Ella rodeó su cintura con los brazos y salieron de la casa.
Estaba algo nerviosa y miraba a su alrededor a ver quién los veía, pero luego se dio cuenta que nadie notaba que fuesen ellos dos y se relajó. Pronto sintió la adrenalina de la velocidad y enseguida estaba disfrutando mucho del paseo.
Fernando condujo por varias calles y se desvío por un sendero algo empinado. Luego de algunos minutos, se detuvo en lo alto de un risco desde donde se veía la ciudad. Estaban solos y la noche los rodeaba.
-- ¿Y cómo te ha ido en estos días?
-- Bien, mi mama está mucho mejor
-- Que bien
-- ¿Y tus papás?
-- Están bien, se fueron a Miami—Fer no la miró, pero ella pudo ver su desazón-- mañana me marcho para allá
-- ¿Te vas?
-- Sí, voy a estudiar Dirección
-- Ah eso es bueno
Lucero, sabía que pasarían muchos meses antes de que lo volviera a ver.
-- Te voy a echar de menos sabes
-- Yo también
Él la abrazó y se dieron un beso
-- No quiero irme, no quiero alejarme así de ti, pero debo hacerlo.
-- Lo sé y es mejor que te vayas
Él la miro a los ojos sin comprender.
-- ¿Quieres que me vaya?
-- Sí, pero no porque ya no quiera verte más
-- ¿Entonces?
-- Si estás lejos, las cosas van a ser más fáciles para mí
-- ¿Cosas? ¿Fáciles? ¿De qué hablas?
Ella lo besó para callar sus preguntas
-- No seas impaciente, solo te diré que lo que pasará, es bueno, muy bueno para los dos.
Al rato regresaron de la misma manera como se fueron. Él volvió a besarla y se despidieron.
Fernando se alejó y ella se quedó parada en la puerta del garaje, contemplando el espacio por donde él se había ido.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora