Lucero entró a la casa y se dirigió a su habitación, se duchó y pensó en acostarse pero no tenía sueño. ¿Cómo iba a pasar esos meses sin ver a Fernando?
En ese momento su mente era caleidoscopio de imágenes y los recuerdos se le agolpaban.
Recordó cómo se habían tratado durante ese año que pasaron juntos. Se había acostumbrado a verlo todos los días y aunque ya hacía más de un mes que había terminado la novela, al menos ella sabía que él se encontraba cerca, pues vivían en la misma ciudad.
Pero ahora él se iba a Miami y eso significaba que pasaría mucho tiempo antes de que pudiera volver a verlo.
Bajó a la sala y caminó descalza hasta la biblioteca, el libro que él había estado mirando seguía sobre el escritorio. Lucero sonrió al leer el título: “Como ganar amigos e influir sobre las personas” D. Carnegie.
Era gracioso pensar que Fernando hacía todas las cosas que decía ese libro y nunca tuvo que leerlo siquiera. Sin embargo a quien lo había comprado, sí que le hacía falta. Sobre todo la parte que dice: “sonría”. Eso era algo que su esposo hacía muy poco.
Paseó la vista por todo el estudio y la detuvo en el estante donde colocaba sus premios.
Los acarició con los dedos, hasta que se detuvo en uno. Estaba en un rincón apartado de los demás, era especial porque se lo había entregado Fer. Lo tomó en la mano y sonrió al recordar aquella noche.
----------------
Ella había sido invitada a esos premios pues le iban a hacer un reconocimiento por sus tres décadas de trayectoria.
Llegó algo tarde al evento y le informaron que debía sentarse entre el público.
Se apagaron las luces y ella pudo ver una figura masculina caminar hacia el centro del escenario. Era alto y estaba elegantemente vestido, pero la oscuridad no le dejaba ver su cara. Alguien anunció su intervención y un reflector lo iluminó de repente.
A Lucero le dio un vuelco el corazón cuando lo vio.
Él empezó a hablar y todos gritaban, varias veces intentó decir algo, pero los gritos lo detenían hasta que finalmente lo dejaron hablar. Presentó el premio y pronunció su nombre. Ella se acercó casi corriendo, se dieron un fuerte abrazo. Era tan divino sentirse abrazada por ese hombre. La gente empezó a gritar y ella agradeció a todos esa muestra de cariño.
Cantó dos temas de su disco y mentalmente se los dedicó a Fernando.
Al salir Fer la estaba esperando junto a su camioneta.
-- ¿Y mi taxi?
-- Lo despaché— abrió la puerta del vehículo—yo te llevaré a tu casa.
La tomó de la mano y la ayudó a subirse. Condujo despacio, pues no tenía ganas de llegar. De vez en cuando la miraba y le dedicaba una sonrisa.
Ya frente a la casa, Fernando le dio un beso en los labios y ella se lo devolvió con gusto. Fernando era un hombre especial, pocos eran como él. Ella sabía que lo extrañaría demasiado.
----------------
Lucero colocó el trofeo en su lugar volvió a su habitación.
********
Fernando no podía creer lo que acaba de leer.
“La actriz y cantante Lucero junto a su esposo Manuel Mijares, se separan después de 14 años de matrimonio”
Decía el encabezado del artículo y sus ojos devoraron la nota del periódico en 3 segundos.
“Se separan”
Fernando estaba más que boquiabierto.
Comenzó a dar vueltas por su oficina de bienes raíces de Miami. Se pasó la mano por el pelo. “Se separan”
-- Se separan—lo dijo en voz alta para ver si por fin terminaba de digerirlo— Mi bonita se separa de su esposo.
Encendió el televisor a ver si veía algo y claro que sí, todos los noticiaros comentaban del tema. Algunos en buena lid y otros no tanto. La misma basura de siempre, que si ella era infiel que si el infiel era el esposo y bla bla bla.
-- ¿La llamo?—Miró el teléfono con dudas— No, mejor no. Mejor y la dejo tranquila
Hacía más de tres meses que no la veía y aún recordaba lo que le dijo antes de marcharse.
“Solo te diré que lo que pasara es bueno, muy bueno para los dos”.
-- ¿Era a esto a lo que te referías Lucerito?—sonrío—seguro que sí.
********
Lucero estaba harta de oír tonterías en la televisión. ¿Por qué los reporteros no se compraban una vida propia y la dejaban a ella en paz?
Sentada en su cama revisó su Twitter y como siempre los mensajes de apoyo de sus fans la reconfortaron.
Solo algo la incomodaba. El silencio de Fernando.
Es que ni siquiera la había llamado para preguntarle y ella estaba segura que ya lo sabía, pues hacía varias semanas que se había hecho pública su separación.
¿Será que no le interesaba saber nada del asunto?
Se paró y sacó su computadora portátil del estuche, volvió a sentarse en la cama y la encendió.
Luego de dudarlo un instante, hizo lo que jamás hacía, entró al buscador en la red y tecleó el nombre del hombre que ocupaba sus pensamientos. Muchas noticias de él, imágenes y vídeos aparecieron. Fotos de ellos dos llenaban las páginas.
Miró y miró hasta que una nota llamó poderosamente su atención.
-- ¿Se casa?—subió una ceja— ¿cómo que se casa?
Era raro leer eso pero no imposible, a esa chica ya la habían relacionado antes con él. Sintió algo incómodo en la boca del estómago y se dijo que era una tontería. Esa noticia era una de las tantas barbaridades que la prensa inventaba de los artistas. Pero aun así no pudo evitar sentirse mal.
Pero no quería preocuparse.
Apagó el computador y se acostó a dormir.
El avión aterrizó.
Lucero miró por la ventana hacia la terminal y sin querer pensó en Fer. Venía a participar en los premios a la belleza que entregaban en la ciudad de Miami y tal vez, solo tal vez lo vería.
Una vez en los estudios, se ocupó de dar los últimos detalles a su número musical y se marchó al hotel a descansar.
Ella había llegado. Fernando estaba feliz y ansioso a la vez.
Su amigo Omar le informó que ya estaba en la ciudad. Quería llamarle, pero pensó en algo mejor.
No se habían visto después de su separación y él no sabía cómo iba a reaccionar cuando la tuviera en frente.
Lucero estaba en su camerino y estaban terminando de arreglarle el pelo, cuando alguien llamo a la puerta.
-- ¡Solo un minuto!—gritó al que llamada— diles que ya voy—le dijo al muchacho que la peinaba. Este se dirigió a la puerta, la abrió y se quedó parado en silencio.
Lucero estaba de espaldas y miró por el espejo.
Estaría viendo bien ¿o sus ojos le estaban gastando una broma?
No era probable.
Pero era posible.

ESTÁS LEYENDO
Almas Gemelas
RomanceLas almas que se encuentran y se reconocen, nunca se sueltan; ni con la distancia, ni con el silencio, ni con las vueltas que da la vida 💫