Capítulo 16

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Las grabaciones siguieron su curso normal y ellos, como profesionales que eran, hacían un excelente trabajo. Pero las cosas entre Lucero y Fernando habían cambiado. Él seguía siendo amable con ella, pero estaba distante. Todos se habían dado cuenta de eso. Ellos antes siempre juntos y risueños, ahora apenas se hablaban. Era una situación incómoda, pero así estaban las cosas.

El día de cumpleaños de Lucero, la producción le organizó una gran fiesta. Alquilaron el salón del hotel del pueblo, Lucero llegó a la fiesta y vio que el salón estaba lleno de gente. Todo el equipo y los actores estaban ahí e incluso algunas autoridades locales. Pero Fernando no estaba. Parecía que había decidido no ir a la fiesta y ella no lo había visto desde el día anterior. Eso la entristeció. Él era alguien muy especial.

Fernando parecía león enjaulado. Daba vueltas en su habitación y de cuando en cuando se pasaba la mano por el pelo. Quería verla, él sabía que ese día era algo muy especial para ella y quería estar allí. Pero también sabía que si la veía haría una estupidez. Ella lo quería sí, pero como amigo. Eso era todo lo que le ofrecía, nada más y aunque le estaba partiendo el corazón esa era la cruda realidad.
Se paró frente al espejo y se miró.
-- Muy bien—se dijo— Debes sacarte ese enamoramiento tonto que tienes y por tu bien que sea rápido.
Se dio una ducha y se puso un traje de etiqueta. Se peinó en cabello hacia atrás y se echó loción.

Salió de su habitación con rumbo al salón de fiestas. Apenas entró pudo verla, parada en medio de varias personas que le hacían miles de preguntas y ella como siempre les respondía con su eterna sonrisa. Ella volteó en su dirección y se miraron fijamente. Por un momento el tiempo pareció detenerse.
Estaba elegante esa noche, se había puesto un vestido negro con detalles de cristalería, con un solo tirante que dejaba un de sus hombros desnudos y como siempre, abierto al frente lo que dejaba expuestas sus piernas. Sus pies envueltos en unos elegantes zapatos negros que la hacían lucir más esbelta aún y tras meses de usar botas y jeans, se veía hermosa.
El pelo que ahora lo llevaba más corto, iba recogido y con unos mechones sueltos y su cara mostraba un hermoso maquillaje hecho para resaltar sus ojos. Por un momento Fernando recordó a la villana que había interpretado en la telenovela anterior y como ella llevaba un aire salvaje y peligroso.

Ella le dedico una sonrisa y él se la devolvió, por un instante estuvo tentado a acercarse, pero en vez de eso caminó en la dirección opuesta a ella y se paró a hablar con una de las invitadas de la fiesta. Era la reina de las fiestas locales, una chica muy bonita. Fernando le sonrió y se mostró visiblemente interesado.

Lucero subió una ceja. ¿A que estaría jugando ahora? Él había estado muy alejado de ella y ella sabía bien porque. Una sensación extraña le recorrió la espalda. Algo que hace tiempo no sentía, "celos" sí eran celos. Esa cosa que te envenena la sangre, y te hace querer que alguien muerda el polvo para sentirte mejor.

Una de las actrices se le acercó y le dijo que los invitados querían escucharla cantar.
Ella les agradeció pero no sentía ganas de hacerlo. Pero fue tanta la insistencia que, al final, aceptó. Alguien le pasó un micrófono y ella les sonrío a todos.
Miró a Fernando con la chica y sintió que algo la sacudía. Recordó la canción que le escribió y decidió cantarla.

-- Damas y caballeros—dijo ella sonriendo aún— permítanme cantarles algo de mi nuevo disco—todos la animaron y ella empezó a cantar.

♪♫Ni el verano más intenso
Secaría lo que siento
Ni privarme el silencio
De gritar que te quiero ♪♫

Fernando la miró a los ojos y ella siguió cantando

♪♫ Ni el diamante más brillante
Se compara con mirarte
Ni hablar de tus besos
Que son como el fuego intenso ♪♫

♪♫ No consigo entender
Como fue que llegaste a mí
Mi regalo del cielo
Lo que yo más anhelo ♪♫

Las palabras fueron calando en la mente de Fernando como un torrente y de pronto recordó algo que tenía olvidado en su subconsciente desde hacía mucho.

"Algún día te escribiré una canción.
Espero que sepas cual es cuando la escuches"

Sintió como si alguien lo golpeara fuerte.
Sintió algo en el pecho que no lo dejaba respirar.
¡Ella le estaba cantando a él!
Fue demasiado.
Sin poder evitarlo sus ojos se humedecieron y las lágrimas le rodaron por las mejillas. Se dio la vuelta y salió del salón.
Lucero lo vio marcharse y pudo ver el brillo de sus lágrimas. Sintió un nudo en la garganta. Se detuvo un momento pero todos la miraban y debía continuar. Al finalizar la canción se disculpó con los invitados y salió por la puerta del salón.

Fernando no estaba a la vista. Ella lo buscó por todo el pasillo pero no lo vio. De pronto sintió algo, esa "cosa" que le sucedía frecuentemente con Fernando, como si estuvieran conectados de alguna manera. Se dejó llevar por el instinto y caminando a grandes pasos se dirigió al área de la piscina. La luna brillaba sobre el agua. Ella giró la vista en redondo pero no lo vio.

Dispuesta a marcharse, se giró, pero algo atrajo su atención hacia las carpas que rodeaban la piscina y aguzó la vista. Casi ni lo ve. Él estaba sentado de espaldas a ella. Con el rostro entre las manos.
Ella caminó despacio hacia él y cuando estuvo cerca, le puso la mano en el hombro.
-- Fer...
Él se giró de pronto.
-- ¿Qué haces aquí?.
-- Yo... te vi salir y pensé...
-- ¿Qué pensaste?—Fernando se paró frente a ella— ¿Qué pensaste?

A pesar de la penumbra, pudo ver el dolor en su mirada. Se le encogió el corazón.
Se acercó a él y le tocó la cara con los dedos. Él no movió un músculo y ella abrió la palma y se la puso en las mejillas. De pronto los ojos de Fer le mostraron lo que estaba sintiendo y tras un momento de resistencia, la abrazó.

Lucero lo dejó estrecharla entre sus brazos.
Fernando le besó el pelo y una sensación de alivio la invadió.

Ella le acarició la espalda y él se derritió. La miró a los ojos y cuando bajó la cabeza para besarla ella no se negó. Se sentía tan segura en esos brazos que, ni siquiera le importaba quien pudiera estar mirándolos.
-- Vamos a mi habitación—Susurró el contra sus labios—necesito estar a solas contigo.

Ella estaba como hipnotizada. Sabía que no estaba bien, pero aun así no opuso resistencia cuando él la tiro de la mano y empezó a caminar en dirección al hotel.

Se dirigieron al ascensor y una vez dentro el volvió a besarla.
Ella sintió fuego en las venas y protestó cuando él se separó.
Ya habían llegado.

Fernando la tomó de la mano y caminó con ella por el pasillo solitario hasta que llegaron frente a la puerta. Buscó la llave y abrió. La tomó de la mano y sin dejar de mirarla a los ojos, entró y cerró la puerta con el pie. Ella le dio la espalda, él se acercó y la besó en el cuello. Ella cerró los ojos y sonrío. Sentir sus labios así era maravilloso.
Lentamente le bajó el cierre del vestido y acarició su espalda. Ella se estremeció cuando sintió sus dedos sobre la piel.

Le dio la vuelta y con las manos le deslizó el vestido hasta que cayó al suelo, entonces se quedó contemplando su cuerpo casi desnudo.
Ella se acercó y abrió su camisa dejando al aire su pecho fuerte y su abdomen plano. Tenía un cuerpo divino. Era hermoso, varonil y a ella le gustaba mucho. Le tocó la piel con los dedos y el acarició su cabello. Ella se acercó más y lo besó en el pecho. Fernando cerró los ojos y su respiración se aceleró.
Sentirla así, era más de lo que podía soportar.
La cargó y la llevo a la cama.
Lucero pudo ver como se desnudaba y se acostaba a su lado. La atrajo hacia él y la besó apasionadamente dándole mordisquitos en los labios.
Sus manos recorrieron su cuerpo y se deleitaron en tocarla. Terminó de desnudarla, le besó los pechos y el vientre. Ella se hundió en la sensación de sentirlo así.
Él la deseaba demasiado y ya no podía esperar más. La tomó con ansias llenándola por completo.
Fue tan erótico que los dos se sorprendieron, y por un instante se miraron a los ojos. Entonces, Fer se movió despacio y a ella le llegó hasta el alma. Se fundieron en uno solo y sus cuerpos bailaron al mismo ritmo.
El éxtasis les llegó como una explosión y el placer los invadió a los dos al mismo tiempo.
Fernando la abrazó y cerró los ojos aspirando el aroma a fresas que desprendía su pelo.

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora