Capitulo XXIV: Aguas profundas.

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Un calor incesante comenzaba a apoderarse del cuerpo de Karamatsu, sintiendo las manos de Ichiro acercarse al cinturón de su pantalón, no era ningún tonto, sabía lo que trataba de hacer.

No podía respirar, no podía hablar, tampoco moverse, el castaño parecía saber muy bien lo que hacia, tratando de retenerlo contra la pared no muy lejos de la puerta.

Hasta que finalmente se separaron, el ojiazul sintió como si se hubiese estado ahogando en un profundo mar caliente, hasta que pudo sacar la cabeza a la superficie y tomar todo ese aire perdido.

—¿Qué haces...? ¿P-Por qué...? —Preguntó Karamatsu agitado.

—Ah... Puedo sentir tú corazón latiendo intensivamente, Karamatsu. —Dijo con una voz seductora. —Tú piel es tan suave, hueles tan bien...

—I-I-Ichiro... No me gusta esto... Yo...

—Eso dices ahora, pero tú cuerpo esta respondiendo por ti... Déjate llevar, no haré nada que pueda perjudicarte...

Ichiro comenzó a bajar muy lentamente hasta llegar a estar en frente de su entrepierna, abrió su cremallera y comenzó a frotar su miembro que comenzaba a erectarse poco a poco, Karamatsu comenzaba a estremecerse mientras jadeos y ligeros gemidos salían de su boca.

—Eres tan puro, Karamatsu. —Agregó Ichiro.

—N-No... B-Basta... ¡I-Ichiro detente!

Ichimatsu estaba apunto de empujar la puerta para ir a defender al ojiazul quien estaba más que disgustado por la situación, hasta que...

—Imagina que soy Ichimatsu. —Susurro Ichiro.

Las mejillas del ojiazul se enrojecieron y se quedo en silencio salvó por sus jadeos y gemidos, ya no sabía como responder, mientras que el pelinegro se sentía extraño al haber escuchado ello, un intenso calor le recorría las mejillas, su cuerpo no respondía más que nada hacia la opción de irse.

Y tuvo que hacerlo, se sentía tan extraño, corrió lejos, lejos de la casa de Karamatsu, sintiéndose como si... Ese vació se llenase al máximo de la nada... Su corazón parecía que quería huir y volar, aunque seguía sintiendo rencor y dolor, una pequeña parte de él estaba algo feliz...

Pero la mayor parte de ello era enojo, demasiado que deseaba descargar, continuó corriendo hasta llegar a la casa de Jyushimatsu, no sabía porque, muy dentro en su mente, algo le decía que debía verlo a él.

—N-No... No puedo. —Dijo Karamatsu y alejo a Ichiro. —Simplemente no puedo...

—... Eres realmente un cabeza dura... Pero este no es el final, Karamatsu, en algún momento vas a sentir algo llamado: "Rencor" y cuando lo sientas, vas a querer verme y acabar con esto que acabo de comenzar... Porque conozco muy bien a Ichimatsu... —Contestó molestó y se fue dando un gran portazo.

Nuevamente había comenzado a llover, fue tan repentino que Karamatsu no se había percatado de ello, su mente estaba literalmente volando en el espacio, no dejaba de pensar en las cosas más recientes y en su mente el: 

"—Imagina que soy Ichimatsu"

Sobre todo ese nombre: "Ichimatsu", no podía sacar esos recuerdos de ellos dos juntos de su cabeza, su voz, su risa, su tacto, no era el mejor momento para eso...

Cansado fue a su dormitorio, se recostó en su cama y estaba boca arriba, no podía dormir, no iba a poder con "eso" así... De repente, su mente volvió a volar pensando en Ichimatsu, imaginar sus gemidos, sus jadeos, su tacto, deseaba tocarlo, besarlo, deseaba tantas cosas de él.

Como si no tuviese demasiado control sobre si mismo, movió su mano izquierda hasta su entre pierna, donde estaba "eso", era la primera vez que estaba así, teóricamente en su pubertad debió de haberlo estado, pero jamás lo imagino, ni siquiera pensó en ese tipo de cosas.

Con su cremallera ya baja, prosiguió a bajar ligeramente su ropa interior para dejar libre su miembro, por primera vez pudo sentir un cosquilleo extraño en el cuerpo, apenas al tocarlo con sus manos cálidas.

Muy lentamente, empezó a frotarlo, mientras que tímidamente dejaba salir leves jadeos, en su mente seguía repitiéndose: "Imagina que soy Ichimatsu" Dios, esas palabras lo estaban volviendo loco.

No tardo en subir un poco la velocidad de sus movimientos al igual que el tonó de sus jadeos y ligeros gemidos empezaron a salir de su boca, se sentía sumamente extraño, pero bien, realmente bien.

—I-Ichimatsu... —Susurro para luego morderse el labio inferior. —Haa... I-I-Ichimatsu... —Repitió un poco más fuerte.

Por otro lado, Ichimatsu había tocado el timbre de la casa de Jyushimatsu, quién le abrió inmediatamente, estaba con su sonrisa de siempre, que se borro ligeramente al ver a Ichimatsu tan agitado de tanto correr.

—¿Eh? ¿Ichimatsu? ¿Qué pasó? —Le preguntó preocupado.

Sin decir absolutamente nada, el pelinegro entro y cerro la puerta detrás de él, sabía que a esos horarios, la madre de Jyushimatsu no estaba presente, así que sin pensarlo dos veces, se abalanzo contra él y comenzó a besarlo bruscamente.

Jyushimatsu estaba sorprendido, pero no tardó en dejarse llevar, el beso había sido bastante largo, hasta que se separaron para tomar aire.

Ambos se miraron fijamente y prosiguieron con el beso, lo hicieron hasta caer en el sofá de la sala, donde no había absolutamente nadie, Jyushimatsu lo miraba desde arriba a Ichimatsu, quién estaba con las mejillas ligeramente enrojecidas.

—¿Qué estoy haciendo? —Se preguntó el pelinegro en su mente. —¿Por qué de repente quiero hacerlo con Jyushimatsu...? Oh, esto es por él... ¿Verdad?

Finalmente, Ichimatsu volteo la miraba a un lado con la respiración agitada, ya se había dado cuenta de algo importante...

—Lo siento Jyushimatsu... —Dijo avergonzado y se levantó.

—¿Eh? ¿Por qué...?

—Solo... Lo siento. —Agregó y se fue de la casa.

—No quiero hacerlo así, no quiero hacerlo sabiendo que pensaré en él... Jyushimatsu no merece eso. —Pensó mientras caminaba. —Soy una escoria, una basura... Soy lo peor... Será que... ¿Realmente me gusta él...?  

Ichimatsu estaba confundido, los sentimientos no eran algo fácil de lo que él podía entender, eran lo más complicado, pero entonces una pregunta apareció: "¿Qué hay de tú vació?"

Ahí comprendió, se sonrojo como un tomate y se cubrió la boca, comenzaba a reírse algo nervioso porque sabía exactamente lo que su mente le estaba diciendo...

"Te haz enamorado de Karamatsu".

Un camino oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora