Capitulo XXIX: Cigarras en verano.

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—¡Ichimatsu-senpai! —Grito nuevamente.

El pelinegro se detuvo y volteó, se trataba de Yuki, un chico de su misma edad, cabello castaño claro, de baja estatura, tes blanca y ojos azules, vestía de una forma similar a Ichimatsu, llevaba una gorra en lugar de un sombrero y tenía lentes de bordes rojizos.

—¿No que ibas a quedarte? —Le preguntó el pelinegro.

—Sí, pero decidí ir contigo, hace mucho que no veo a tú mamá tampoco.

—Bien, pero no estorbes.

—¡De acuerdo!

Yuki era amigo de la infancia de Ichimatsu, mucho antes de conocer a Jyushimatsu, aún que solían pasar el tiempo juntos más que nada porque sus madres eran amigas desde la preparatoria.

Aún que ambos eran muy diferentes, siempre lo habían sido, Yuki era un chico alegre, amable y trabajador, dispuesto a todo por el bien de otros, Ichimatsu esta seguro de que él y Jyushimatsu se llevarían muy bien.

Aún que Ichimatsu era un año mayor que él, eso explicaba de cierta forma la diferencia de estatura.

—Mi mamá se puso muy contenta cuando supo que habían venido de visita, ¿Cómo es donde vives? ¿Es Osaka, verdad?

—Sí... Aún que no es para tanto, es aburrido... No tiene nada de especial, nunca lo tuvo.

-Uhm... Quizás porque jamás le ves lo especial, siempre viendo lo negativo de las cosas, jamás cambias Ichimatsu. -Le dijo el castaño entre algunas risas mientras le golpeaba suavemente con su brazo. -Por cierto, durante estos días no me haz dicho porque viniste tan de repente, ¿No tienes clases?

El pelinegro suspiro y lo miró con su característica rostro de cansancio, Ichimatsu estaba seguro que Yuki tenía en parte algo de Osomatsu también, siendo hablador y haciendo muchas preguntas, pero no podía enojarse, tenía su derecho, hacía demasiados años que no se veían, era de lo más normal, lo extraño sería que no pregunte.

—Cuestiones personales. —Le contestó.

—Jamás me cuentas nada... Pero no importa, debo aceptarlo, es tu forma de ser. —Dijo de forma positiva.

—Eww, no hagas eso.

—¿Hacer que...?

—Ser positivo, esta bien, claro, pero exageras a veces, me dan ganas de desearte la muerte.

Ambos prosiguieron su camino, hasta llegar a la casa, era una residencia tradicional de té, su abuela estaba afuera mirando unas telas y su abuela estaba adentro abanicandose.

—¡Yuki! Que bueno verte. -Le dijo la madre del pelinegro y se levantó a saludarlo.

—Lo mismo digo, mi mamá me dijo que le avisará que esta tarde irá a la plaza con mi hermana, que sería bueno que se reuniran.

—Claro, estaré ahí querido. —Contestó y volvió adentro.

—¿Y cuando te irás? ¡N-No es que te esté echando o algo asi!

—Si pudiera, nunca, pero hasta el momento... Cuánto pueda. -Contestó.

—¿Fue algo tan grave ese asunto personal?

—No, no lo creo, pero necesito estar un tiempo solo.

—Entiendo... Bueno... Nos vemos, entonces.

El pelinegro lo detuvo apenas volteo para irse, lo miró fijamente un poco molestó y el castaño rió nervioso, sin duda era muy ingenuo, demasiado.

—Hehe, era... Una broma, hehe. —Agregó.

Era muy tarde ya en la ciudad de Osaka, Osomatsu estaba caminando de regresó al departamento de Choromatsu, durante esos días se habían "mudado" con él.

Llevaba en sus manos una bolsa que contenía dinero, mucho dinero, eran todos sus ahorros que había estado juntando por años para poder alquilar o mejor, comprar un hogar para él y Todomatsu.

Estaba ansioso de decirle a Choromatsu, de demostrarle que no era tan vago como él creía.

Ya caminando por el silencioso barrio, escucho un par de risas desde no muy lejos, sin duda, eran borrachos, extraño que hubiese tan temprano, pero no le importó realmente.

—HAHAHAHA... ¡¿HA?! ¡Miren es Osomatsu! —Apuntó uno de los borrachos. —¡¿No es ese uno de tus hijos?!

Cuando escuchó esa frase, él volteo algo temeroso, pero sin perder la postura, ahí estaba, su "padre" con una expresión de enojo, con la nariz colorada de tanto alcohol que tenía en la sangre, estaba algo desarreglado y en su mano izquierda llevaba una botella semi-vacía de alcohol.

—¡Tú maldito pendejo! —Le gritó. —¡¿DÓNDE ESTA TODOMATSU?!

—Eso no te importa, él esta mejor sin ustedes. —Contestó firmemente.

—No trates de hacerte el hermano mayor ahora, idiota. —Agregó. —¿Qué tienes ahí? ¡¿Eh?!

El viejo lo empujó y le quitó la bolsa de ahorros que tenía.

—¡No! ¡Devuélvemela! —Gritó tras levantarse.

—¿Qué es esto? -Preguntó husmeando. —¡Pero mira que tenemos aquí! ¡¿A quién se lo robaste?! ¡MALDITA SABANDIJA!

—¡No es robado!

—¡No mientas, tú jamás harías algo decente! Oigan... ¡¿Que les parece si compramos más alcohol?!

—¡Sí! -Celebraron ambos borrachos.

—¡Devuélvemelo! —Grito una vez más.

—¡Pierdete gusano! ¡Y más vale que Todomatsu vuelva a aparecer en casa!

Osomatsu se quedo mirando como su padre se iba, ya estaba hasta el piso de tener que soportarlo, una gran ira lo dominaba, sin siquiera pensarlo, se abalanzó sobre él y le dio un fuerte golpe en la cara.

Ambos borrachos intentaron ayudar a su amigo, pero estaban tan... Borrachos, que no podían mantenerse en pié, Osomatsu recuperó su bolsa, pero no, él quería más.

Lo comenzó a golpear una y otra y otra vez en el rostro con los puños, hasta hacerlo sangrar, mientras su padre gritaba: "Detente".

Pero no podía detenerse, estaba dominado por su ira, hasta que se percató de lo que estaba haciendo y huyó, salió corriendo con su bolsa de regreso a la casa de Choromatsu.

—Ha... Haa... -Jadeó cansado. —No puedo hablarle de esto a Choromatsu, mucho menos a Todomatsu. —Se dijo asi mismo.

Por otro lado, Karamatsu estaba cenando tranquilamente un filete con pure de patatas, cuando acabó, se dio un baño y tras cambiarse y estar listo para ir a dormir, tocaron la puerta.

—¿Quién es tan tarde...? -Preguntó llendo hacia la puerta.

Un camino oscuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora