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Natsu Dragneel.

Ha pasado un mes desde la muerte de Layla y su funeral. Lucy no paro de llorar hasta hace dos semanas atrás, no sale de casa y no deja que nadie entre. Solo Levy y Erza, y yo.

Ahora miro ella Estaba recostada en mi regazo sin mover ningún musculo, se le veía demacrada, tenía ojeras por falta de sueño y su cabello estaba desordenado, sus ojos habían perdido ese brillo y sus sonrisas era forzadas, muy forzadas.

- Sabes... - Le tomé atención apenas empezó a hablar - Hace unos años.. Un chico me empezó a mandar cartas, pero no era como las otras... Estas eran como si fuera un amigo, como II nos conociéramos de años. - Con lentitud se fue incorporando en su lugar - tengo Todas sus cartas guardadas y recuerdo la última como si la hubiera leído hace unos minutos...

Se levantó y se perdió en su cuarto. ¿Cartas? ¿Amigos? ¿La última? ¿Que?. Lucy volvió con una bonita caja entre las manos y ese volvió a sentar.

- Leia sus cartas una y otra vez, Y le respondía como mejor podía.. Quería impresionarlo, creo que el fue mi primer amor... - Sus apagados ojos cayeron en los míos, y me entregó la caja.

Abro la caja lentamente y reviso su interior, en ella cartas ordenadas perfectamente me esperaban.  Saco una y leo su interior con rapidez para luego ver la firma, un D.S.

Empecé a reír ganando me su mirada de confusión, no puedo creer que ella allá guardado todas mis cartas, hasta la última.

-Las escribí yo... Vine a París justo para cumplir la promesa de mi última carta..

-Venir a verme....

Sus ojos se iluminaron un poco, cosa que me animo a seguir hablando, buscando la manera de alegrarla.

Lucy Heartfilia.

El cree que no me doy cuenta de sus intentos de subir mi ánimo, pero aún cuando yo sepa el simple echo de que me dedique una sonrisa hace que algo en mi se Remueva.

Luego de la muerte de mi madre me ensimisme sola, buscando soledad a la cual acudir. Pero creo que es hora de volver, mamá no querría verme así.

Enterarme de que Natsu fue mi amor platónico de cartas subió bastante mi ánimo. Luego de hablar sobre payasadas le dije que iria a dormir, tenía sueño y Mi parados pesaban.

El, gustoso, se metió a la cama conmigo esperando a que me durmiera, su mano acariciaba mis cabellos dándome paz y tranquilidad, su aroma relajada mis músculos y su descomunal calor corporal mantenía sereno a todo mi ser.

En este momento, creo que es hora, la gran hora de volver, recrear nuevas técnicas y bailes. Volver a lo que era antes, pero mejor, renovada.

Si..

Creo que llego la hora.

Baila otra vez. [Nalu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora