Capítulo 39

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Jungkook me dio una mirada suplicante que J-Hope no percibió porque estaba dándole la espalda y entonces recordé las misteriosas llamadas telefónicas.

– No tengo sueño, además, hay que lavar los platos, no sé pueden quedar sucios y no quiero andar con prisas mañana.

– Está bien, pero no tardes –se inclinó para darme un beso, pero agaché la cabeza y terminó por dármelo en la frente.

– Jungkook, ¿tú no vas a dormirte ya?

– Sí, pero primero tengo que sacar unas cosas del auto para entregarlo mañana.

– Bueno, hasta mañana –se despidió y subió las escaleras.

Jungkook se quedó parado ahí y cuando se escuchó que J-Hope cerró la puerta de la habitación, me sonrió y se acercó a mí.

– Gracias señorita limpieza –exclamó en tono de burla.

– Muy gracioso, acompáñame a la cocina, anda.

Me tomó del rostro y me plantó un beso en los labios, yo le recriminé con la mirada, él me tomó de la mano y entramos a la cocina. Me puse el delantal y comencé a lavar los platos mientras él se recargaba en el mueble, a mi lado.

– Cuéntame de ti –dijo metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.

– ¿Qué quieres saber?

– Lo que quieras platicarme.

–  Está bien, pero... –tomé un fuerte suspiro, era una duda que tenía desde el primer día que lo conocí y que después de este fin de semana se había incrementado– ¿tú podrías primero contestarme una pregunta?

– Claro, pregúntame lo que quieras, las reglas ya no existen –me guiñó el ojo.

– ¿Por qué un chico como tú tiene un... pasatiempo tan... peculiar?

– ¿A qué te refieres? –exclamó extrañado.

– A la forma en que nos conocimos –dije mirando el plato que lavaba para evitar mirarlo– ¿por qué lo haces?, si no es por dinero, que obvio no te falta, entiendo lo del placer, pero, ¿no sería más fácil conseguirse una novia o ligarse a alguien en un bar?, ¿por qué así?, ¿por qué esas reglas?

– Es complicado ____ –suspiró– así como a ti, un amigo mío de la universidad me dio el teléfono de una chica y me explicó de qué se trataba el asunto –miró al suelo un tanto avergonzado, creo que era la primera vez que hablaba de eso con alguien– me dijo que era un tipo de sociedad secreta, de cierto nivel económico, quizá para salir de la rutina o cumplir fantasías que no harían con su pareja, así que un día por curiosidad le llamé a la chica y... bueno, fue emocionante eso de no saber nada de la otra persona y seguí con el juego, a veces yo llamaba y a veces me llamaban –me miró fijamente mientras yo procesaba la información y me dio una rabia pensar que él llamara a alguien– ahora tú dime, ¿quién realmente te dio mi teléfono?, no te ofendas, pero tú no encajas en el prototipo de las chicas que están involucradas.

– Me lo dio una chica en el baño de un bar, no sé cómo se llama y vagamente la recuerdo –ahora fue mi turno de avergonzarme, él soltó una risita y movió la cabeza.

– ¿Y por qué me llamaste?, estarás de acuerdo que fue sumamente arriesgado.

– Lo sé, me imaginé miles de cosas pero –suspiré– el día que te llamé era mi cumpleaños, mi papá vive en Forks y mi mamá en Los Ángeles y, para variar, J-Hope tuvo que trabajar hasta tarde, así que me sentía muy sola, de casualidad encontré la servilleta con tu número y después de vacilar mil veces te llamé.

– Vaya, veo que la cuarta regla fue rota mucho antes que las demás.

– ¿De qué hablas? –pregunté sorprendida, sólo recordaba tres.

– Regla número cuatro, no repartir los teléfonos indiscriminadamente y menos a desconocidos, te repito que es como una secta, había que ser muy selectivos a la hora de dar algún teléfono, ni imaginas qué personajes están envueltos ahí.

– No quiero saberlo, se me revuelve el estómago de imaginar con cuantas has estado.

– ¿Ahora entiendes lo que yo siento al pensar que J-Hope pueda tocarte? –respondió parándose detrás de mí y abrazándome por la cintura

– No es lo mismo, él es mi novio.

– A eso precisamente me refiero, ustedes han hecho el amor, sé que suena trillado, pero es la verdad, yo sólo he tenido sexo con esas mujeres, ninguna había significado nada –me dio un beso en el cuello– hasta que tú apareciste una noche y me cambiaste la perspectiva de todo –añadió recargando su mandíbula en mi hombro.

– Entonces, ¿no soy una más? –dije con el corazón en la boca.

– ¿Y todavía lo preguntas?, jamás había roto las reglas ____, sabía perfectamente que esas mujeres estaban con otros de la misma forma que estaban conmigo, así que ninguna valía la pena, pero contigo fue muy diferente, por eso no te dije la última regla, desde un principio supe que no le darías mi teléfono a nadie, así que no era necesario decirla.

– ¿Y ahora qué va a pasar?

¿Estas libre esta noche?  "Jungkook & tu"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora