IX

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—Y ¿Te anotas a la fiesta que organizará Lee hoy? —se escuchó decir por teléfono. —Bueno, aunque no sé porqué te pregunto si al final de cuentas vas.

—¿Paso por tu casa? —preguntó Sasuke dando pasos fuera de su cuarto de baño llevando sólo una toalla rodeando sus piernas.

—Adelántate —aclaró el rubio. —Iré a recoger a las muchachas para llevarlas allá.

—¿Muchachas?

—¿De verdad que te haces el olvidadizo o bromeas? —se burló. —Siempre llevo a Hinata y a sus amigas, aunque ya no te quieren incluir en el aventón porque dicen que aunque estés bueno, tu cara de tótem inanimado les desagrada.

—Como si me importaran —espetó sentándose en el borde de su cama. —Te veo allá entonces.

Otro fin de semana había llegado y consigo otra fiesta era organizada por algún individuo de la universidad. A pesar de estar de vacaciones, siempre hallaban una manera de organizarse e invitar a todo el curso.

Para Sasuke era una manera de despejar su mente y de no pensar en los sermones humillantes de su padre, en la gran ausencia de Itachi por su trabajo, en Tenten, y sus miles de llamadas insistiendo en ir a un cuarto, y, especialmente, en Sakura.

Su mente había divagado sobre ella estos últimos días. No podía conciliar el sueño, no tenía idea de porqué se encontraba así. Luego de pensarlo mucho y darle vueltas al asunto llegó a la conclusión de que sólo era la nostalgia de haberla visto después de un largo tiempo.

Se puso lo primero que encontró, sabía que todo le quedaba de maravilla, y llevando su narcisismo consigo, salió a su destino.


—¿ Desa coñac o whisky, señor? —intecerdió un mozo con una fuente repleta de copas con bebidas de diferentes tipos.

Hizo caso omiso y cogió la copa más grande.

No era la primera vez que se presentaba en una fiesta organizada por, como Naruto lo apodaba, el cejotas. Existía esa división que hasta Sasuke consideraba estúpida, pero al final de cuentas aceptaba. El primer piso, para las personas comunes y sin ningún tipo de privilegio. El segundo piso, sólo apto para las personas elitistas y con más de una tarjera platino en mano.

Conocía a muchas personas estando en la segunda planta, hola y adiós era lo único que hacía, a diferencia del organizador que se había vuelto en un maldito soberbio y miraba con desprecio a sus "inferiores".

—¿Tanto le toma venir aquí? —refunfuñó mirando su reloj de mano,  impaciente al no encontrar a su amigo ni a Ino y Hinata con él.

En ningún momento cruzó por su cabeza que ella iba a aparecer. No sabiendo como era antes.

Hasta que la vio caminar, dejando a Ino atrás, desde la entrada hasta el centro del lugar.

Sus ojos ávidos la siguieron hasta que la vio sentarse y jugar con la silla giratoria mirando hacia el encargado de las bebidas.

No pudo evitar recorrer su figura: un vestido, pegado, corto negro con un escote muy atrevido en la parte trasera de su espalda contrastando su piel pálida y su cabello rosa. Llevaba un labial rojo intenso que resaltaba sus labios a la perfección.

Tenía un aura diferente de la última vez que la vio en una fiesta. Ya no sólo desbordada inocencia, también sensualidad y unas ganas tremendas de atraerlo a él.

O eso pensaba.

Dio un respingo al notar sus repentinos ojos en él. Incapaz de poder hacer algo, intuyó en poner su orgullo en primer lugar, quedarse viéndola y esperar que ella rompiera el contacto. No iba a permitir mostrarle algún tipo de debilidad.

Tras unos cuantos segundos, ella se giró y Sasuke esbozó una sonrisa victoriosa.

Su teléfono comenzó a vibrar en su saco.

—¿Dónde estás? —inquirió una voz.

—Arriba —dijo seco el pelinegro al haber identificado a Naruto yendo directo hacia Sakura.

—Pues baja, que no te sienta bien estar allá.

—Lo haré al rato.

—Ya pero n... —Sasuke colgó y se dio la vuelta para seguir bebiendo con la gente que se encontraba junto a él.



Tenía a dos chicas colgadas de cada brazo, prácticamente estampadas a su cuerpo. Disfrutaba la atención de las féminas y más aún cuando se había pasado de copas y no pensaba correctamente. Continuamente se culpaba de su baja resistencia al alcohol, pero sabía que Naruto o su hermano lo limitaban a sobrepasarse.

Tirando de cada brazo logró caminar hacia el barandal donde se encontraba antes para poder tomar aire fresco ya que había un tragaluz en la parte superior.

Pudo localizar al grupo de amigos que se hallaban cerca a uno de los pequeños muebles. Naruto, Hinata, Ino a unos cuantos metros.

—¿Y esa niña? —susurró achinando los ojos.

Se encontraba entre la multitud. Algo oprimió su pecho cuando la observó pegada a un hombre, sus manos estaban presionadas contra su pecho, como intentando safarse de él.

Lleno de exaltación , se soltó de las dos chicas y, dando pisadas firmes, bajó hacia donde se encontraba.

—¿Qué no te han enseñado a no tocar a una mujer sin su consentimiento? —escupió con una mirada asesina.

Sakura con dificultad giró y abrió los labios, intentando decir algo, pero el hombre a su lado se le adelantó.

—¡Uchiha! —exclamó tambaleando. —Qué buena noche la estamos pasando hoy —lo ignoró y se giró de nuevo.

—Está bien, Sasuke —la pelirosa añadió tratando de evitar que se creará un lío —, ya se iba —dijo con la poca firmeza que le quedaba.

—¿Qué dices, corazón? Si sólo estaba comenzando. —Lee bajó sus brazos hacia sus muslos y le levantó el vestido, haciendo que emitiera un chillido.

La siguiente escena mostraba a un Sasuke Uchiha encima de Lee, con los puños sobre la cara del chico que apenas abría los ojos, la ira reflejada en su rostro.

—Ni se te ocurra volver a ponerle un dedo encima, bastardo de mierda, que no vivirás para contarlo —maldijo con las venas a punto de estallar de su cuerpo, dejó que su cuerpo actuara, estaba tan sumido en hacerle pagar lo que había hecho que no notó los gritos de Sakura.

—Lo vas a matar —chilló desesperada. No parecía que iba a terminar pronto, los golpes incrementaban y la gente se iba aglomerando más y más. Hizo lo primero que se le ocurrió.

—Nos vamos —se acercó, con el cuerpo temblando para tomar el brazo del pelinegro. No había reacción.

—¡Que nos vamos, maldita sea! —gritó con todo el oxígeno que le quedaba. Para su suerte, Sasuke la escuchó y se levantó, con sus nudillos cubiertos de rojo y con la mirada desorientada.

Sakura lo tomó del brazo y ambos salieron de allí.


Lágrimas rodaban por sus mejillas. Jamás había presenciado una pelea tan fuerte a tal punto de intervenir.

Con la poca fuerza que le quedaba se encontraba arrastrando a un hombre que sabía que le triplicaba en fuerza. Sus pies le dolían y se maldecia por nunca haber aprendido a manejar los tacones apropiadamente. Divisó una pequeña plazuela, que para su tranquilidad, estaba vacía al igual que los alrededores.

Se giró en sus talones y lo lanzó hacia una banca.

—Sakur... —lo interrumpió.

—¿Y a ti qué demonios te pasa? —exclamó con la respiración acelerada.

—Es sólo que...

—¿Bebes y así es como actúas como consecuencia? ¿golpeando gente? —se quitó los tacones para luego mirarlo con la cabeza baja.

No estaba bien. Tenía las manos hinchadas y rojas con heridas en ellas. Su rostro no se encontraba mejor, tenía un ojo morado y lucía terrible. No lo iba a dejar tirado en ese estado.

COMO LA PRIMERA VEZ / SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora