XXVII

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Ni siquiera se preocupó en mirar a lo que había alrededor suyo. Tiró la puerta del auto y salió corriendo con el corazón en la boca. Mujeres vestidas de blanco y personas sentadas lo observaban girarse buscando algo con desesperación.

— ¿Se le ofrece algo? — Se acercó una mujer, sosteniendo una pequeña carpeta, con delicadeza.

— Itachi — Pudo articular luego de calmarse un poco. — Me dijeron que Itachi Uchiha está aquí, acaba de llegar. — Habló colocando sus manos sobre sus rodillas. — Necesito verlo.

La mujer tardó menos de seis segundos en revisar un folio, lo tomó del hombro y lo llevó hacia el elevador.

Sakura y Naruto, quiénes iban detrás de él, lo vieron girar y desaparecer hacia el piso nueve.

— ¿Estás bien? — El rubio se giró hacia la pelirosa, que tenía el rostro pálido y rígido.

— Es sólo que creí que jamás volvería a pisar este lugar en circunstancias como éstas. — Tomó el brazo de Naruto y tiró de él. — Pero yo aquí no pinto, Sasuke me preocupa. — Terminó por decir antes que se le cortara la voz.

Naruto asintió y, en silencio, siguieron el camino que el pelinegro había tomado con aquella enfermera.







Ambos quedaron paralizados al abrirse el ascensor y ver a lo lejos a Sasuke en un rincón con la cabeza hundida entre sus rodillas. Ninguno pronunció nada, era algo que no importaba ¿Qué le iban a decir a Sasuke? Las palabras ahora no tenían ningún significado.

— Está en la UCI*. — Balbuceó sin moverse. — No despierta. No mueve ningún músculo. La policía lo encontró debajo de su auto aplastado, cubierto de sangre. — Débilmente levantó la cabeza para verlos.

Naruto trató de mantenerse fuerte, dio un paso para acercarse. Sakura se le adelantó y se arrodilló para estar a su altura.

— Tranquilo. — Le frotó la espalda y lo pegó a ella con cuidado. — Te quiere ver fuerte. — Agregó mordiendo su labio. — Va a despertar, estoy segura.

— ¿Y si no lo hace? ¿Qué va a ser de mí? ¿De todo lo que estaba construyendo? — Profesó con terror en cada milímetro de su voz.

No servía de nada. Cualquier cosa que pudiera decir no calmaría su angustia. Ella sabía que era vivir eso en carne propia. Cerró los ojos y se permitió ser ella misma con él.

— ¿Sabes? Hay cosas que debemos dejarlas a la fe. — Siguió mientras escuchaba leves sollozos. — Los tres aquí queremos mucho a Itachi, si ponemos todas nuestras fuerzas en quererlo verlo con nosotros, pasará. Créeme, debemos creer en él.

El blanco y largo pasadizo quedó en completo silencio. Sakura alzó la mirada y se encontró con la de Naruto tratando de decirle algo. Ambos se sobresaltaron al notar que Sasuke se reincorporaba y tomaba la mano de la pelirosa.

— Gracias. — Se giró para clavar sus ojos en los de Sakura. — Gracias. — Repitió, dio un paso para tomar el hombro del rubio y se dirigió hacia una pequeña recepción en la esquina.

— ¿A dónde vas? — Inquirió Naruto confundido.

— A preguntar sobre que necesita Itachi para mejorarse. — Replicó el pelinegro. Sakura se encontraba de pie, observándolo con ternura y sintiendo algo diferente dentro de ella.

 El timbre de un teléfono sonó. Naruto se alejó para poder contestar, Sakura miraba de aquí para allá tratando de centrarse en un punto ¿Cómo era que de un momento a otro habían pasado tantas cosas que jamás creyó ni en sus más locos sueños? 

—Sakura. — El rubio se aproximó y la interrumpió. — Es Hinata, debo llevarla a casa, se quedó en la fiesta y no puedo dejarla sola. — Se rascó la nuca. — Tampoco puedo dejar a Sasuke, pero si me voy lo dejaré solo, pero si no, dejaré a Hinata sola. 

Se limitó a asentir y menear la cabeza. 

 —  Ve. — Ordenó. — Te necesitan, yo me quedaré. — Le dijo con toda la seguridad que podía transmitir. Naruto le dedicó un abrazo fugaz y antes de desaparecer se topó con un hombre vestido de negro.

Con las rodillas entumecidas por haberse arrodillado buscó una fila de asientos. Soltó un gran suspiro y dirigió su mirada a Sasuke, quién conversaba con ímpetu con una señora que le mostraba distintos papeles y le hacía señas.

 Un hombre cruzó por su lado, aproximándose hacia el pelinegro. Sakura hizo una mueca al darse cuenta que aquella persona que se había puesto de pie frente a él comenzaba a aturdir a Sasuke. Sin siquiera dudarlo se dispuso a caminar, con los pies aún descalzos, hacia ellos.

— ¿Pasa algo? — Cuestionó con la frente arrugada. El hombre se giró para verla, le lanzó una mirada de muerte y volvió a su asunto. 

Sasuke miraba con atención una carpeta que le había entregado el hombre. Estiró su mano y alejó a la persona un poco para poder hablar con Sakura.

— Es un asunto de Itachi en la empresa, me piden que vaya. — Soltó. Sakura frunció el ceño.

— Disculpe. — Sakura se colocó delante del pelinegro encarando al hombre que llevaba traje. — ¿Es que no ve en que circunstancias nos encontramos? Itachi Uchiha está postrado, Sasuke apenas y acaba de llegar ¿Acaso tiene algo de empatía? — Gruñó con desesperación, sorprendiendo a Sasuke.

— Son asuntos  que no le incumben. — Escupió tajante el hombre de traje escaneándola de pies a cabeza. — Retírese.

— Pfff. — Se burló colocando las manos en la cintura. — Entonces ¿Dónde está el padre de estos chicos? ¿Acaso no le preocupa lo que acaba de pasar?  Vaya, si me dice eso a mi, no sé con que cara lo hace porque el que debería estar no lo hace. — Bufó agitada. 

La mujer en la recepción que observaba la escena con sigilo carraspeó la garganta, Sasuke volvió en si y tomó de la muñeca a Sakura para llevarla a una distancia considerable y poder hablar a solas con ella.

— Te ves hermosa cuando estás enojada. — Le susurró en el oído. Sakura se ruborizó al oír y darse cuenta que había dejado salir a flote lo que sentía. — Pero no necesitas enfadarte, este es un inconveniente que debo solucionar, no quiero meterte en cosas que te puedan herir. — Tomó sus mejillas y las acarició con sus pulgares. — Debo ir ahora mismo a la empresa, los del área de gerencia han hecho una reunión de emergencia y me requieren allá. — La tomó de los hombros. — Itachi se pondrá bien, no quiero que cuando despierte encuentre todo hecho un lío. — Le sonrió genuinamente.

Sakura sintió algo presionar su pecho. Algo muy dentro de ella le decía a gritos que no fuese allá, pero quería confiar en él. Sólo asintió.

— Me quedaré aquí, quiero hacerlo. — Afirmó la pelirosa con determinación. 

Unos brazos la atraparon. 

— No te alejes de mi nunca más. — Susurró de nuevo cerca a ella, se soltó de su agarre con duda y salió trotando del piso junto al hombre quién ibas tras él.








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*UCI: Unidad de Cuidados Intensivos

COMO LA PRIMERA VEZ / SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora