V

6K 491 45
                                    


Avistó a Naruto encender el motor de su auto, a Ino y Nagato en los asientos traseros durmiendo y luego de ello el auto negro se perdió de su vista.

Había celebrado una gran fiesta de bienvenida junto a sus amigos y le había fascinado, pero ahora debía volver a la realidad y ordenar todo el desastre que habían causado ella y sus amigos en la sala de estar.

¿El jet lag? Jamás lo sintió, ni cuando fue a Estados Unidos ni cuando regresó. Creyó que terminaría con el alma fuera del cuerpo de acuerdo a todo lo que le habían contado, pero, contrario a aquello, la energía le brotaba por los poros.

Dio brincos hasta llegar a su cocina y abrió su refrigerador. Nada. Sólo las latas de atún restantes que dejó Nagato luego de preparar una ensalada con las que había tomado.

—De acuerdo, no ha pasado ni media hora y ya me dio hambre de nuevo —cerró el electrodoméstico y subió al segundo piso a ponerse algo más cómodo para ir a comprar, se colocó unos joggers negros que le moldeaban la cintura, un crop gris de mangas largas y unos tenis rosados para poder caminar sin ninguna molestia.

La noche estaba clara. Las estrellas iluminaban el sendero de una manera hermosa, sin necesidad de luz artificial. La pelirosa se preguntaba si era la nostalgia porque jamás había visto un paisaje tan bello como el que estaba viendo en este preciso momento.

Luego de casi quince minutos a pie, pudo divisar a los lejos una pequeña tienda.

—¿He estado por aquí? —encogió los hombros y caminó hacia el establecimiento.

Debido a que a mitad de camino se había colocado audífonos no pudo ptestar atención a la voz masculina que la llamaba.

—Lo siento —dijo al percatarse que un hombre vestido de rojo la llamaba. —¿Santa? —corrió hacia él como una niña.

—Eres una de las pocas señoritas ya crecidas que aún se emocionan por verme —replicó sonriendo haciendo que sus arrugas sean más notorias —. Creo que mereces un regalo —llevó sus manos hacia un costal verde y sacó una tira de golosinas de diversos tipos.

—No, no puedo aceptarlo —dijo sutilmente Sakura agitando las manos.

—Todos merecemos regalos —replicó de nuevo el hombre que apenas se sostenía.

—Bien, pero déjeme buscarle una silla primero.

Luego de haber realizado su primera buena acción del día al regresar de nuevo, Sakura entró a la tienda y comenzó a tomar todo lo que necesitaba. Soltó un pequeño quejido al ver la larga cola para pagar lo que había comprado así que decidió dar una última vuelta para ver si se le antojaba algo más.

—Cielos, casi olvido mis snacks favoritos —giró el carrito que estaba repleto de cosas y se dirigió a la zona de cereales y snacks. Se sorprendió al ver los descuentos por fiestas y tomó más de una caja.

Tarareando su nueva canción favorita se dispuso a regresar a hacer fila para pagar.

De repente, su cuerpo de detuvo de repente. Un aroma familiar cruzó su campo olfativo. Oyó un leve traqueteo por parte del otro lado de la góndola.

Sus pulso se aceleró al poder ver finalmente a la persona que estaba de pie frente a ella.

Esos ojos azabaches eran inconfundibles, así lo negase ella sabía de quién se trataba.

Se llenó de determinación y se adelantó en pronunciar.

—¿Sasuke? —dijo finalmente.

No hubo respuesta.

¿Era él? Demonios, sabía que lo era, no tenía porque dudarlo. Lentamente retrocedió para poder moverse y estar en el mismo lado que él, pero no pudo.

—¿Sakura? —replicó del otro lado.

¿Así era como lo iba a volver a encontrar?¿Cómo iba a reaccionar Sasuke? ¿Se enfadaría, le daría igual? Se dijo así misma Sakura mientras seguía viendo fijamente al muchacho por el espacio de la góndola que los unía.

Después de irse sin más ¿Era de esta forma? Sakura se quedó muda de nuevo al recordar lo que habia sucedido antes. Soltó lo primero que se le vino a la mente para evitar que el diga algo antes y la llenara de preguntas o Dios sabe de qué.

—Pues si, ya regresé.

El chirrido del carrito que llevaba Sasuke se aproximó al de ella, estando ya, en el mismo espacio.

—No avisaste a nadie acerca de esto —dijo puntual sosteniendo el carrito con más fuerza de lo normal.

—En realidad Ino, Sakura y Naruto acaban de estar en mi casa, pero ya regresaron —anunció con la tensión en el cuerpo, temiendo que Sasuke sacara el tema de su viaje a otro país.

—Espera ¿Naruto lo sabía? —chilló Sasuke al recordar la reacción tan evidente de Naruto esta tarde.

Ahora lo comprendía todo.

Afirmó con un tono un tanto molesto —Pero no lo culpes, no lo hizo a drede.

No se había percatado, o tal vez lo quiso evitar pero luego de intercambiar unas cuantas palabras y se calmara pudo notar cuán cambiada estaba Sakura.

Su cabello lucía más largo y brillante, su piel estaba un tanto bronceada pero le quedaba de maravilla, y ni que decir de su figura: Su cintura estaba mucho más definida desde la última vez que la vio, sus brazos y su abdomen sobresalian demasiado, estaban muy tonificados y acentuaban su pequeño cuerpo.

Lucía espectacular.

Fue sacado de sus pensamientos y de sus juicios de valor sobre la figura de la pelirosa.

—¿Todo en orden? —Sakura agitó sus manos frente a su rostro para hacerlo volver a la realidad.

Ocultó sus naturaleza masculina y se tranquilizó luego de aquel análisis.

—Si.

Luego de pasar el resto de la noche en la fila para poder pagar, ambos caminaron en silencio hacia la salida.

—¡Hasta pronto, señorita! —exclamó el hombre disfrazado sentado en un banco.

Sakura agradeció en sus adentros que el señor haya dicho algo, el silencio incómodo la estaba abrumando. Giró y le dedicó una sonrisa tierna.

—Hasta luego Santa, y disfrutaré los dulces.

—¿Santa? —preguntó incrédulo. —¿Santa? —repitió.

Afirmó rodando los ojos. —El espíritu de estas fiestas me vuelve entusiasta ¿O hay algún problema? —inquirió.

—Ninguno —replicó conteniendo la risa.

—Bien, entonces adiós —dijo cortante alejándose con bolsas en ambas manos y sus llaves a punto de caerse de su bolsillo trasero.

—¿Necesitas una mano hasta tu casa? —se pasó la mano por el cabello al verla detenerse y suspirar.

—Gracias, pero estoy bien —continuó alejándose. Se detuvo de golpe, sorprendiendo a Sasuke que estaba clavado en el mismo lugar donde había visto al señor disfrazado.

—Y por cierto, dile a tu hermano que llegué bien y que no se preocupe.

El pelinegro formó una mueca con los labios al escuchar aquello.

—¿Acaso el también lo sabía? —gruñó, vio a Sakura encoger los hombros y seguir su paso.

La vio desaparecer del camino. No tenía idea de lo que había sucedido, tenía un sinfín de sentimientos encontrados, Sakura había regresado, no sabía como sentirse.

¿Enojado?¿Sorprendido?¿Indiferente?¿Feliz?

Ni él lo sabía. Lo único que tenía claro era que ya había pasado mucho y que ya nada era como antes. Había madurado y no volvería a actuar como lo había hecho en el pasado.

COMO LA PRIMERA VEZ / SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora