XVII

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—¿Porqué tardaste tanto en llamarme? —chilló Ino. —Estoy atrás de la casa de Hina.

—Ya estoy en mi casa, ella no ha pasado por aquí.

—Nos está ocultando algo.

—¿Estás hablando en serio? Claro que lo presentía —Sakura respondió mientras cogía sus llaves y salía corriendo de su casa.

—Escúchame, ellos creen que Hinata está en tu casa —replicó Ino por la otra línea. —Necesitamos más gente para encontrarla.

Sakura se detuvo de golpe.

—Ino ¿Recuerdas el lugar a dónde íbamos cuando eramos más jóvenes? —inquirió.

—¿El del tobogán de oso panda?

—Ese mismo. Siempre decía que iba allí cuando se sentía triste porque se burlaban de ella en la secundaria ¿recuerdas?

—Claro, claro, ya recuerdo ¿Quieres decir que está allá?

—No lo sé.

—¿Entonces por qué crees eso?

—No lo sé, maldita sea, estoy preocupada a morir, Ino, yo...— Sakura sintió su voz quebrarse.

—Cálmate, frentona —replicó Ino. —Si nos calmamos y pensamos adecuadamente la vamos a encontrar, así que trae tu trasero al parque que dijiste, yo iré dentro de poco.

Oyó el repique de su teléfono.

Era en esos momentos en el que Sakura sabía porque amaba tanto a si mejor amiga. A los ojos de los demás podría parecer una chica coqueta, despreocupada e inmadura, pero ella más que nadie conocía cuan fuerte se podía volver en momentos como este, su fortaleza era algo que admiraba y deseaba haber tenido antes de lo que pasó con...

—¡Gah! Deja de meterte en todo, maldita sea, Sasuke —gritó a todo pulmón y se apresuró a llegar a su destino. Debía encontrarla.





Luego de haber corrido la maratón de su vida, llegó al parque que mencionó a Ino. Jadeando y usando su mano como abanico, se adentró al mini bosque con la esperanza de hallar a Hinata.

El vaivén de los frondosos árboles le hizo dar cuenta del frío que estaba haciendo. Miró la pantalla de su celular esperando alguna llamada de Hinata, pero fue en vano, había apagado su teléfono y no se habían contactado desde hace un día.

El miedo comenzó a apoderarse de ella mientras caminaba dentro y no la encontraba ¿Y si le había pasado algo? ¿Y si se había hecho algo? Las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas pensando en la idea de que algo malo le hubiese pasado a Hinata.

Su corazón dio un brinco. En la zona de juegos de niños, exactamente al lado en una banca, se encontraba una chica sentada abrazando sus rodillas.

—¿Hinata? —preguntó dudosa mientras se acercaba a pasos lentos.

Vio que la pelinegro dio un respingo al oir su voz.

—¿Sakura? —replicó. Dio un grito ahogado al verla de frente. Tenía los ojos hinchados, la cara sucia y el cabello alborotado.

—Oh, Dios, Hina ¿Qué te pasó? —cuestionó conteniendo las ganas de llorar.

—Soy muy joven —se quejó, casi inaudible. Sakura no comprendía.

—¿Qué? No te entiendo ¿Estás bien? Necesito saberlo, por favor.

—¿Qué voy a hacer? —sollozó mientras enterraba su cabeza de nuevo en sus rodillas. —Dime.

COMO LA PRIMERA VEZ / SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora