Capítulo 21: Una parábola y una parabólica

202 29 4
                                    

 ¿No odiáis despertar con el único rayo de sol que emana del único agujero de la persiana y que casualmente apunta directamente a vuestros ojos? Así acabo de despertar.

Hoy Elsa estaba oculta tras el volumen de mis turgentes y no deseados pechos. Por fortuna no tengo pelo en el pecho, así que la grotesca imagen de ver a un hombre relativamente musculoso con dos domingas de buen tamaño no es todo lo grotesca que podría ser. El que no se consuela es porque no quiere.

-Al menos se sienten bien al tacto

Creo que de algún modo creo podré anular el efecto del nivelado si combino magia de regeneración celular con magia sagrada. Pero ahora que tengo a Elsa en mi habitación ahora no quiero ir.

-No, no, imposible, tendría que esperar otro año.

La tenaza de pierna de Elsa se siente un poco como estar en casa, una casa cálida y pervertida. Eres una pésima influencia para mí, ¿sabes? Aunque probablemente le caerías bien a mi madre, a pesar de todo. Mierda, otra vez me acordé de mi familia...

-Mnmnmn, ¿estás llorando? ¿Mi ataque almohada humana fué demasiado intenso?

-No es eso.

-Entonces necesitas que sea más intenso, ¿no?

El gato Elsa siempre reacciona a tiempo cuando mi humor cambia, con un poco de acoso, por supuesto. ¿Pero sabes que? Esta vez no hay aventureros molestando y no me pienso contener en absoluto.

-Hey Marco, ¿que....?

-Venganza, venganza, venganza y más venganza.

-Ah, no..., ah, socorro, ja, ja, ja, ja, ja

Y así permanecimos abrazados durante una hora más, puede que algo más que abrazados, pero un caballero nunca desvela algunos secretos.

-Mierda, tengo que ir a la catedral, aaaaaah, no quiero levantarme.

-Nos veremos en cuanto te den un permiso o te gradues, ¿no?

-¿De verdad?

-Promesa de súcubo

-No se como de fiable es una promesa de súcubo, te torturaré si mientes.

-Ja, ja, ja, cabrito, deja de hacerme cosquillas, ja, ja, ja. No miento, ja, ja, ja.

La dificultad para vestirse uno mismo, cuando Elsa está al lado, es equiparable a la de intentar enhebrar una aguja montado sobre un toro de rodeo. Finalmente bajamos las escaleras tras recoger nuestras cosas, tras entregar las llaves de la habitación y recibir una irónica mirada de la dueña dirigimos nuestros piés al comedor de la posada.

-La comida en esta posada es sorprendentemente buena

El desayuno fué absolutamente maravilloso otra vez, deseé más que nunca que alguien le cambiase el nombre a la posada. Sigo pensando que [El escupitajo en tu sopa] no acaba de ser un nombre totalmente adecuado para una gran posada como esta.

Salimos de la posada y dios, estoy a punto de echarme a llorar, no quiero separarme de Elsa. ¿Como me he podido enganchar tanto de una chica en tan poco tiempo? Eres un imbécil Marco, un imbécil enamorado hasta el tuétano.

-Vamos Marco, llegarás tarde.

Elsa tiraba con fuerza de mi mano.

-A la mierda, no quiero ir.

No quiero separarme de más seres queridos, mierda, no quiero. ¿desde cuándo soy tan débil y dependiente de los demás? Mierda, estoy llorando.

-¡¡Marco!!

Guía básica de supervivencia en un mundo fantástico (de mierda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora