Episodio 25: Aprendo, aprendo, aprendo

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Anoche estrené cama nueva y el colchón me provocó algunas sensaciones encontradas. Es cierto que ya había dormido antes en camas blandas con colchones que se hundían al tumbarte sobre ellos, pero hasta el día de ayer nunca había visto algo tan excesivo.

Empecé a temer por mi vida cuando ya me había hundido a más de dos metros de profundidad dentro del colchón, creo que hay un agujero negro o algo parecido en el somier. Si no hubiera sido por el equipamiento de alta montaña que había guardado en el bolsillo mágico del pijama probablemente aún estaría enterrado o mejor dicho encolchonado.

El problema fue solucionado después de lanzar un hechizo de [refuerzo corporal] sobre el colchón y el somier. No deja de sorprenderme la polivalencia de ese hechizo, que lo mismo sirve para convertir un guerrero en un auténtico baluarte infranqueable, que para espesar una crema de verduras que quedó demasiado aguada.

Pero por supuesto abusar de cualquier hechizo es malo. Aun recuerdo el día en el que Anna me dejó encargado de hacer las croquetas. La salsa bechamel me había quedado poco consistente, así que usé [refuerzo corporal], por desgracia usé demasiado maná y quedó una masa excesivamente dura, lo suficiente como para abollar un escudo de Mitril, por lo que después lancé magia de [ablandamiento] y....., nuevamente fallé, la masa había quedado demasiado fofa esta vez. Por desgracia ese día la musa de la magia me había abandonado y el proceso de ablandamiento y endurecimiento fué repetido varias veces..., no recuerdo exactamente cuantas, puede que 20 o 30. Al final la concentración de maná era tan alta, que la masa de croquetas tomó consciencia de sí misma y escapó saltando por una ventana.

-Hum, me apetecen croquetas para el desayuno

El enorme comedor estaba lleno a rebosar, una gran cantidad de sacerdotes y sacerdotisas iban y venían con sus bandejas, mientras otros devoraban con caras felices el desayuno. Por desgracia hoy no había croquetas.

Mientras guardaba mi turno al final de la larga cola de espera, que además no iba demasiado rápida, pasaba el tiempo mirando aquí y allá con curiosidad. Me llamó especialmente la atención el fresco que adornaba el alto techo de estilo gótico, estaba pintado con una técnica increíblemente depurada, pero la temática era algo extraña. En el trabajado fresco se podían ver un gran número de hombres obesos desnudos, unos estaban comiendo, otros bebiendo y otros... ¿untándose manteca por el cuerpo?

-Disculpe, ¿desea café, te o leche?

-Oh, perdón, estaba distraído, un café con leche por favor.

Por fortuna, en este mundo hay café, es un poco caro porque casi todo viene importado desde un lejano país que se llama... Reino de Colombia. Si, este mundo tiene también una Colombia y su Rey se llama Shakira IV, si no recuerdo mal.

El desayuno de hoy consistía en puré de Shanga y queso, la Shanga parece una patata, pero es tan grande como una sandía. Además había un par de salchichas, un huevo enorme de ave desconocida, pan recién hecho, una fruta de color morado que no había visto antes y un café con leche. Empezaremos el día con super energía.

Los novicios y los sacerdotes no se sientan en las mismas mesas, así que fuí directo a una mesa larga con gente que vestía la misma ropa que yo.

-Perdón, ¿este sítio está libre?

-Sí, sí, siéntete libre de tomar asiento.

¡¡PROOOOOP!!

-Jaaaa, ja, ja, ja.

Parece ser que en este mundo también existen las novatadas y los cojines que simulan pedos. Tal vez debería vengarme combinando un pedo auténtico y la magia de [fortalecimiento extremo], pero como no quiero que nadie muera por los gases y la onda expansiva de momento me abstendré.

Guía básica de supervivencia en un mundo fantástico (de mierda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora