Episodio 20: Pasear, vivir, sentir

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En la Tierra, ésta habría sido una cita singular, Elsa y su viril voz, yo y mis nuevos y turgentes senos.... Pero en este mundo nadie estaba prestando ni la más mínima atención, somos normales, en este puto mundo de mierda somos normales. Puedo sentir como se desmorona el conjunto de mis valores personales. Ah, eso fueron mis lágrimas.

-Vamos, vamos, hay mucho que ver y poco tiempo.

Cuando una bella muchacha te dice algo así, no queda más remedio que asentir con la cabeza, pero claro, si además su voz es la de Morgan Freeman, entonces se convierte en un imperativo absoluto, que ha de ser cumplido a toda costa, aunque haya que poner la vida propia en riesgo. Por algún extraño motivo mi cerebro también estaba generando una épica banda sonora.

-Tadadata dadadata, tadataata dadada...

-¿Qué estás tarareando Marco?

-Nada, tonterías mias.

-Sonaba bien.

Por algún otro, probablemente también extraño motivo, hoy estaba listo para salir al estadio y ganar la copa del mundo de rugby. Que alguien me pase un balón apepinado ya, que marco un ensayo.

Las atestadas calles de la capital estaban llenas de vida, allá donde mirases la gente seguía sus asuntos, intentando ser lo más felices posible. No dejaba de asombrarme la increíble habilidad de Elsa para sortear a todos esos distraídos peatones, comerciantes, carros y.... excrementos de caballo, que se repartían de un modo caótico allá donde fuésemos.

Y además la mano de Elsa era tan suave...

-Deja de acariciarme la mano, me estás haciendo cosquillas.

-Me preguntaba como es posible que tus manos sean tan suaves siendo una espadachina.

-Eso es porque soy una semisúcubo, somos así, mi abuela es aun más suave.

-Me estoy imaginando una ancianita suave y esponjosa.

-¿Ancianita? Mi abuela se ve más joven que yo, te mantendré lo más lejos posible de ella.

-¿En serio?

-Sep, además eres exactamente su tipo de hombre, razón de más para mantenerte alejado de ella. Es muy, muy proactiva. Y si me preguntas porque lo se, es porque nos gustan exactamente los mismos hombres, ju, ju, ju.

Elsa apretó mi mano un poco y me arrastró junto a ella, dejando bien claro quien manda en esta relación. Bueno, fingiré ser una tímida damisela, necesito una sombrilla y guantes, combinarán bien con estos pechos que me han salido.

-Entonces, ¿me estás diciendo que tu también te verás joven siempre incluso cuando seas una ancianita?

-Si, supongo, más o menos. Como se suele decir, de tal palo tal astilla.

-¡¡Casémonos ya!!

-Ja, ja, ja, ja, vale, en cuanto te gradues como sacerdote en la catedral, las blancas y puras túnicas de sacerdote siempre me han dado morbo, ju, ju, ju.

Elsa detuvo sus piés en la puerta de entrada de un edificio de color salmón que tenía una gigantesca espada colgada en su fachada, dejando bien claro que era una armería, el "female beast garden", curioso nombre.

-Hemos llegado, la armería especializada para chicas, si no encuentras un peto adecuado a tu tamaño de busto, no lo encontrarás en otro lado.

La campanilla de aviso sonó en cuanto empujamos la puerta para entrar. Si estabas esperando florecitas de gardenia, rosas y demás cursiladas, esta no es tu tienda, el "Female beast garden" tenía un enorme oso disecado junto a la puerta, que casi hace que me saliera el corazón por la boca cuando me giré y lo ví. Preciosa decoración, muy elegante.

Guía básica de supervivencia en un mundo fantástico (de mierda)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora