El encuentro

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Nada más abrir la puerta me encontré de frente con unos ojos azules muy intensos antes de ser ocultos por unas lentes negras dejando salir de mis labios.

- Que ojos mas lindos- murmure mientras no le quitaba la vista de encima

-¿Estas bien, Señor Redfield?- luego de esas simples palabras mi brazo empezó a escocer y a doler como la primera vez que salieron dejando ver un poco de luz azul que escapaba del vendaje que había al rededor de mi brazo. Por acto reflejó peque mi brazo a mi pecho mientras el rubio de ojos azules te pedía amablemente que le siguieras.
Seguí al hombre rubio hasta su despacho, me ofreció tomar asiento mientras el cerraba la puerta y se sentaba en su sitio.
-Bueno Señor Redfield, ¿Qué cualidades cree que puede aportar al grupo S.T.A.R.S?-preguntó el rubio a lo que sólo pude responder decidido sin dejar de mirar las gafas que ocultaban esos hermosos ojos azules, después de haber estado unas horas hablando hizo su última pregunta que me dejó descolocado ya que no había sacado el tema antes -¿Tiene alma gemela?- ante eso solo pude mirar de reojo a las vendas de mi brazo y decir

-No señor, pero aun espero encontrarla- sonreí esperanzado sin dejar de mirarlo

-Bueno- hablo en un tono serio -Esta aceptado en el grupo como pointman, pero no quiero ningún altercado- sonríe de lado dándole mis mas sinceras agradecimiento a la vez que me levantaba y me iba hacia la puerta oí como un chaleco caí al suelo con un ruido sordo a lo cual me gire demasiado rápido por lo que acabe viendo borroso sujetándome a la puerta para mantener al de estabilidad unos minutos después vi como el hombre de ojos azules y pelo rubio que ahora mismo era mi jefe se estaba desnudando enfrente mía sacándome un sonrojo, trague saliva cuando vi que se quitaba la ultima de sus prendas algo me decía que me acercara y tocara mientras que otra parte me decía que me fuera de ahí antes de que fuera demasiado tarde pero mis ganas de curiosidad y esperanza pudieron conmigo dejando me anclado en mi sitio apoyado contra la pared mientras mis deslumbrante jefe estaba quitando la parte superior notando la venda que llevaba en su clavícula que me impedía ver mejor su pecho.

-Redfield- dijo mientras se acercaba mas a mi haciendo que me pegara mas a la puerta

-S~Señor- tartamudee al responder sin dejar de ver como se acercaba mas acorralándome contra la puerta

-¿Estas bien, señor Redfield?- volvió a decir las palabras que tenia en mi brazo

-Que ojos mas lindos- murmure mientras las vendas de los dos empezaron a brillar de un azul, pero que esta vez no escocia o dolían si no que daba calor y confort

-Ya no tiene que buscar mas Christopher- dijo antes de unir nuestros labios en un cálido beso

Las palabras que no se venDonde viven las historias. Descúbrelo ahora