El tiró

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Seguí a mi jefe hacía la sala de tiro, sin poder quitar la vista de su ancha espalda y hermoso culo, solo pensar en lo que se podría hacer en una cama hacía que me mordiera el labio para evitar cualquier gemido indiscreto. Tan metido en mis pensamientos estaba que no me había dado cuenta de que el rubio se había parado chocando de bruces con esa espalda amplía

-Deberías dejar de soñar despierto- dijo el rubio antes de abrir la puerta -O tendré que castigarte- dijo lo último con leve tono seductor provocando que un leve temblor y algunas imágenes muy poco convenientes en este momento pasaran por mi mente hice un leve movimiento de cabeza para borrarlas y entrar al lugar donde estaba el rubio.

-Bueno, Bienvenido al lugar de tiro, ¿Me gustaría ver a mi nuevo pointman en acción?- dijo mientras colocaba sus manos en mis hombros al mismo tiempo que acariciaba mi cuello con uno de sus pulgares provocando leves temblores en mi cuerpo, notando como se separo al ver la reacción que había provocado en mi solté todo el aire que no sabia que estaba conteniendo me metiéndome dentro de uno de los cubículos para coger los tapones me los puse volviendo a respirar saliendo rumbo a la armería evitando cualquier contacto visual con mi jefe. Cogí una Carabina CZ 455 varmint con una caja de munición del calibre 22LR después de haber cogido todo volví al lugar donde había estado antes dejando la caja con la munición en la mesa al igual que el arma, cargué el arma y antes de disparar gire un poco mi cuello al notar una mirada en mi trasero notando como mi jefe observando detenidamente mi trasero lo cual me hizo sacar una sonrisa volví a poner mis ojos en el blanco que tenía enfrente para luego disparar, uno...dos...tres... Unas manos se posan en mi cintura cuatro...cinco... Un movimiento brusco y unos labios finas se unieron con los míos. Un leve gemido escapo de mis labios al mismo tiempo que un gruñido salía de su garganta

-Señor, no había dicho minutos antes que esto era imposible-susurre contra sus labios antes de notar sus labios por mi cuello sacándome pequeños gemidos

-Se lo que dije Christopher- respondió mientras colocaba el arma que tenia entre mis manos en la mesa a un lado de nosotros - Pero tu cuerpo y tú hacéis muy difícil eso- colocar sus manos en mi trasero antes de darle un apretón.

-Dios- susurre al sentir sus dientes pasar por mi cuello mientras sus manos no dejaban de tocar mi trasero, sentí su sonrisa antes de que el dolor de su mordida en mi clavícula provocando un que un grito ahogado saliera de mi boca haciendo que llevara una de sus mano a cubrir mi boca para no ser descubiertos

-Señor puede entrar en cualquier momento alguien- dije como pude contra su mano

-Pues no seas tan ruidoso- contrataco antes de besarme

Las palabras que no se venDonde viven las historias. Descúbrelo ahora