tres

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{Paulo}

Trague saliva. La rubia de ojos celestes me miraba incrédula, en seguida se cubrió él pecho causando una risa de mi parte.

Desde él momento que oí hablar de ella, me dio curiosidad de saber quien era. Es muy bonita, pero la noto torpe y fría. Quizás sea por él comentario que dije, cuándo la conocí. Admito que no estuvo en su lugar pero salió sin consentimiento.

–A-ahora vuelvo –murmuro parándose.

–¿A donde vas? –le preguntó Nina.

–A buscar un abrigo, me dio frío.

Ni espero la respuesta de su amiga y subió las escaleras rápidamente.

–Nina –interrumpí a la mujer, que hablaba con mis tres amigos –¿Donde hay un baño?

–Arriba, apenas subís a tu derecha, la segunda puerta. Del lado izquierdo están  los dormitorios dudo que lo encuentres ahí –asentí y le guiñe un ojo en forma de agradecimiento.

Siendo honesto no tenía intenciones de ir al baño, pero si otras. Al subir las escales en silencio empecé a escuchar susurros provenientes de una puerta del lado izquierdo.
Asome mi cabeza por esta, ya que estaba entreabierta.

Virginia, estaba de espaldas mientras intentaba prender su corpiño de color negro.

–Sos una estúpida Virginia, ¿por que aceptaste salir con tu amiga?¡Siempre terminas perjudicada vos!

–¿Necesitas ayuda? –me introduje por la puerta, cerrándola a mis espaldas.

La chica se congeló al escuchar mi voz. No emitió ningún movimiento pero yo si, dando pasos hasta ella.

–No podes estar acá.

–¿Por que no? –toque su hombro, pero giró velozmente y me empujó –Tranquila nena.

–¿Que me tranquilice?¡Estas invadiendo mi espacio personal y privado!

–Dale y ¿voy a ir a la cárcel por eso?

–¡Si, cuándo te denuncie por acoso! –escupió en un grito.

Tomó una camisa blanca de arriba de su cama y se volteó para ponérsela.

–No te estoy acosando,  estoy divirtiéndome –le corregí.

Se cruzo de brazos y otra vez mis ojos cayeron en su pecho. Faltaban algunos botones de prender de su camisa y resaltaban sus pechos por esta.

–Y como me estoy divirtiendo –mordí mi labio inferior y señale.

Virginia bajo su mirada donde le indique y termino de cerrar su camisa a las apuradas.

–Cómo si no hubiera visto lo que tenés ahi.

–¿Perdón?

–Que me di cuenta de lo que querés –me crucé de brazos –Lo hiciste a propósito, lo de agacharte en frente mía y mostrarte en bolas.

–Estás equivocado...

–Wacha, yo no te vi la cara de santita.

–¿Escuchas lo que estas diciendo? ¡No tiene sentido!

No le respondí. Me quedé mirando su rostro, sus mejillas teñidas de rojo, su mandíbula presionada.
Sus manos se enredaron con mi brazo derecho y comenzó a tirar de él.

–¡Te vas a ir de mi casa y no te quiero volver a ver!

Tiró de mí hasta bajar al living y me empujo con fuerza.

–¡Te vas! –me grito.

Mis amigos y Nina al ver la escena se acercaron a nosotros, nos miraron raro.

–¡Virginia!

–Nina, que se vaya –me señalo con su dedo –Que se vaya.

Mauro, se acercó a mi.

–¿Que paso, Paulo?

No quitaba la mirada de la rubia. Ella me miraba con odio.

–¡Andate! –volvió a gritar.

Vi que Ecko se acerco a ella y le dijo algo cerca suyo,la chica me dedico una última mirada y desapareció junto con Ignacio.

–Bro, ¿que paso? –Wos preguntó.

–No se, se puso histérica –mentí.

–Perdonala Paulo –Nina me miró triste –No esta acostumbrada a esto y la pone inquieta.

Agarre mi buzo violeta, que estaba en una silla y me lo puse.

–Me voy a ir –dije

–Va a ser lo mejor –le sonreí a la morocha.

–Nos vemos –salude en general y salí de la casa.

Muchas cosas pasaban por mi cabeza.

chica rara → Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora