once

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Mis manos se presionaron contra él pecho de Ecko, empujándolo.

–Ignacio no... –tome aire –¿Por que lo hiciste?

–¿No es muy obvio, Virginia? –lo miré sin entender –Me gustas.

Mis cejas se alzaron, sentí mi corazón latir con fuerza. Negué con la cabeza.

–Eck-

–Esta conmigo.

Gire mi cuerpo y vi al rubio apoyado en él vértice de la puerta.

–Es mi novia, Ecko.

Volví mi vista al morocho, quién miró a Paulo con mala cara.

–No es tu novia –lo desafío –Vir, ¿sos su novia?

–No... –respondi y sentí él cuerpo del rubio detrás del mío –Pero, quiero estar con él. Perdón Ignacio.

–No sos vos la que tiene que pedir disculpas –pronunció –Yo lo tengo que hacer. Perdón.

Y en segundos se fue.

Las manos de Paulo se enredaron en mi cuello. Me estaba abrazando.

–Paulo.

–No pasa nada Vir –beso mi clavícula –Se que no quisiste ese beso.

–¿Que te hace pensar que no?

–El brillo en tus ojos no está cuándo miras a Ecko –hablo en un susurro –Aparece cuándo estas conmigo.

.

Eran las cinco y diez de la mañana, los chicos acababan de irse menos Paulo.
Había sido incómodo y lo digo por Ecko, me sentía mal por él pero también enojada.

Saqué mis vans y me senté en la cama.

–Quiero sacarte ese vestido ya.

Mordí mi labio, «yo también quiero que me lo saques» pensé.
No le respondí.

Una de sus manos recorrió toda mi espalda hasta llegar a mi hombro derecho. Tomó la manga del vestido rojo y la bajó. Mi corpiño blanco de encaje se dejo ver.

Término de quitar él vestido de color rojo pasión, subí a la cama y me arrodillé enfrente de él.

–Sos hermosa –sentí su respiración en mi cuello –Y en todos los sentidos.

Sus manos comenzaron a recorrer todo mi cuerpo. Escalofríos y gemidos salían de mi cuerpo.

Me besaba, me tocaba y me hacía sentir cómo nunca nadie lo había hecho.

–Paulo... –solté en un gemido –Lo necesitó, por favor.

–¿Estas segura?

Mi cabeza se movió de arriba a abajo con desesperación.

–Soy virgen –cerré mis ojos con fuerza, esperando una risa.

Pero al contrario, continuó besando mi cuello y tocándome de manera irresistible.

–Lo se y me alegra ser él primero.

Entonces, fue en ese momento que le di todo de mí.


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{QUE HERMOSURA DE SER VIVO}

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{QUE HERMOSURA DE SER VIVO}



Picante eeeee ahre

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chica rara → Paulo Londra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora