géneros cruzados

12 Aunque Me Odies

Géneros cruzados 12

"aunque me odies"

Según los cálculos aproximados de la miko, a más tardar el día siguiente sería el final de su menstruación, lo cual la aliviaba de cierta forma pues a nadie le gustaba tener todos esos molestos síntomas que conllevaba el inevitable ciclo de ovulación femenino.

Había sido una semana realmente pesada, se había esforzado mucho por no molestar a sesshomaru, cada que un cólico la sorprendía tan solo apretaba los puños y sujetaba levemente su vientre intentando no agitarse para que él no se preocupara por ella, las noches era deliciosas pues el cansancio la hacía dormir como un oso en invierno, fácilmente él pudo violarla una docena de veces y ella no se habría dado cuenta de nada.
Esa tortuosa semana habían descubierto que el remedio que ellos habían hallado a su situación, tenía un límite de tiempo algo corto, cada dos días debían de tener contacto íntimo si no querían que el hechizo recobrar a sus fuerzas.

Había sido la semana más vergonzosa de su vida pues poco a poco las caricias de sesshomaru habían ido subiendo de nivel al grado en que llegaron a restregar sus cuerpos completamente desnudos y ella tuvo un orgasmo.

No había sido intencional, ese día ambos habían sentido la fuerza del hechizo envolverlos igual que la primera vez así que sin decir nada se lanzaron a los brazos del otro besándose desesperadamente con el fin de parar la transformación, él la había recostado sobre el pasto mientras abría su kimono negro y se quitaba la parte superior de su propio traje, cada que ellos hacían eso, kagome trataba de desviar la mirada y cubrirse la boca para no hacer mucho escándalo, había aprendido que era terriblemente sensible y que cada roce por mínimo que fuera la hacía gemir y gritar.
También había aprendido que sesshomaru tenía una extraña obsesión por los pechos pues siempre que se veían obligados a "hacerlo" él se concentraba mucho en ésa área, ese día la sentó sobre él a modo de horcajadas con las piernas a manos lados del cuerpo de él mientras la abrazaba con ambas manos y enterraba su rostro entre sus pechos.

Restregó su mejilla en la piel de ella y luego se dispuso a chupar y lamer delicadamente cada uno de sus senos sin descuidar a ninguno, su lengua recorría desde la parte baja hasta la punta donde finalmente succiona bajo con fuerza haciéndola soltar leves gritos que ella contenía con sus manos, sus dientes mordian con cuidado los peones succionado con fuerza como si tratara de sacar leche por la mala, mientras una de sus manos apretaba el otro pecho con cuidado de no dañar la debido a sus garras.

Sin querer comenzó a mojarse y no precisamente debido a la sangre de su menstruación, el demonio tenía un olfato muy agudo y desde luego captó la excitación de la mujer lo cual sólo lo incitó a seguir con su labor, una vez que el pecho izquierdo había quedado lleno de marcas y succionado al punto de la irritación, el dayoukai posó su vista el el otro pecho que yacía esperándolo impaciente, por algún motivo la piel de esa mujer lo llamaba, era tan suave y delicada, nada que ver con las demás mujeres con las que había estado o había visto de lejos, sus pieles maltratadas o quemadas por el sol, ninguna olía a flores como ella y mucho menos tenían un tono tan claro e impecable como el de ella.

Se relamio los labios antes de proceder a chupar el pezón del otro pecho que ya estaba duro esperando por su atención, podía escuchar los sonidos que emitía la joven miko y eso le dio una idea, una de sus mano bajó de la espalda al trasero de ella y comenzó a empujarla contra él en un leve vaivén rozando a propósito las pelvis de ambos, aún a través de la ropa interior y la toalla femenina kagome podía sentir el rose perfectamente lo cual solo la excitaba más.
Los movimientos se aceleraron al mismo tiempo que el demonio mordía y chupar el pecho con fuerza hasta que finalmente ella se arqueó lanzando un fuerte gemido al aire mientras se corría para su vergüenza.