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El laboratorio de Hawkins era lo que se le consideraría una de las instalaciones que más seguridad debería tener, tomando en cuenta todos los experimentos que se llevaban a cabo, pero eso, eso era una mierda, la chica no tuvo ningún problema en salir de la habitación grisácea de siempre,  noqueó al médico que la supervisaba y se echó a correr en su bata de laboratorio , llevándose unas cuantas vidas en el proceso, pero eso ya no le importaba, no seguiría soportando esa clase de maltratos y abusos, ya no más, su punto de quiebre había llegado en cuanto se enteró de la muerte del Dr Brenner, ya no tenía que seguir órdenes de nadie, y definitivamente no iba a esperar un remplazo.
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–¡Oye tú!– grito alguien a sus espaldas, el sonido de los pasos acelerándose empezaron a retumbar en todo el pasillo. –No puedes escapar tan fácilmente, ¿A dónde crees que vas?

Se giró a ver al hombre, un guardia de seguridad lo suficientemente valiente para atreverse a dirigirle la palabra, sintió lastima por el pero no dudó en ladear su cabeza y empujarlo hacia la pared dejándolo inconsciente o probablemente muerto, no había medido la fuerza con la que lo había lanzado, a paso firme llego hacia la recepción, donde los guardias restantes, aún con armas en mano, se quedaron quietos, no querían no ver a sus familias, así que la dejaron salir.

–Adiós imbéciles.- exclamó alzando el dedo de en medio.—Excepto tú, Janine.– La mujer regordeta detrás del mostrador la voltea a ver tragando saliva. –Tú sí me agradas.

El salir abruptamente hacia el sol hizo que su visión la cegara durante un momento, no recordaba la última vez que había sentido el calor del sol en su piel, el aire se sentía fresco y por primera vez en mucho tiempo se sentía capaz de comerse el mundo sin ninguna atadura, pero necesitaba hacer algo primero.

Se fue corriendo hacia el bosque antes de que las alarmas avisaran a todo el personal que había salido, corrió y corrió hasta llegar a un lugar lo suficientemente lejos de ahí, grillos y los árboles eran el único sonido que llenaba el ambiente, se sentó en el piso y cerró los ojos, intentaría recordar su rostro y con un poco de suerte lograría dar con ella.

"Once."

La niña escucho su nombre mientras ve la televisión, como si alguien hubiera susurrado dentro de su cabeza, cosa que ignoro por unos segundos retomando el hilo de la novela que se estaba transmitiendo, pero el escucharla nuevamente y más claro que antes fue lo que hizo que se levantara abruptamente y gira la cabeza hacia todos lados buscando la fuente.

"No te asustes, pronto estaré contigo."

Sin más, la voz desvanece y la niña se queda desconcertada, sin ganas de ver la novela de caballos y vaqueros en el desierto, vuelve a sentarse en el sofá expectante por la llegada de Hopper, ya no se sentía tan tranquila como hace unos minutos.

DOCE || Stranger Things ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora