Llamaba un cabrero a sus cabras para llevarlas al establo.
Una de ellas, se distrajo y se detuvo a comer un poco de pasto, y el cabrero le lanzó una piedra, pero con tan mala suerte que le rompió un cuerno.
Entonces, el cabrero le suplicó a la cabra que no se lo contara al patrón, a lo que la cabra respondió:
- ¡Quisiera yo quedarme callada, mas no podría! ¡Muy claro está mi cuerno roto!
"No niegues lo evidente."
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Fábulas de Esopo
AléatoireUna recopilación de aproximadamente 100 fábulas con sus respectivas enseñanzas Los publico porque me considero un gran fanático de fábulas desde mi niñez, y ¿qué mejor que mantener estas pequeñas historias en pie? Esta más que claro que no me perten...