Viendo a un buey trabajando, una becerra que solo descansaba y comía, se compadeció de su suerte, y se alegró de la suya.
Pero llegó el día de una fiesta religiosa, y mientras al buey se le hacía a un lado, cogieron a la becerra para sacrificarla.
Viendo lo sucedido, el buey, sonriendo, dijo:
- Mira, becerra, ya sabes por qué tú no tenías que trabajar: ¡es que estabas reservada para el sacrificio!
"No celebres la ociosidad, pues no sabes qué mal trae oculto."
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Fábulas de Esopo
RandomUna recopilación de aproximadamente 100 fábulas con sus respectivas enseñanzas Los publico porque me considero un gran fanático de fábulas desde mi niñez, y ¿qué mejor que mantener estas pequeñas historias en pie? Esta más que claro que no me perten...