XI

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Abrió los ojos lentamente, escuchaba murmullos alrededor, ajustó su brazo sobre el cuerpo de DaeHyun y parpadeó, ya era de día.

Cuando consiguió despejarse abrió los ojos al máximo y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, estaba en casa después de tanto tiempo, por fin estaba en casa.

-No voy a dejarlo sólo.

Giró la cabeza y frunció el ceño al ver a JongDae discutir con su acompañante.

Soltó lentamente el cinturón de seguridad y apretó la manilla de la puerta, salió ignorando los llamados de JongDae y caminó hasta la puerta de su casa, ahora estaba más descolorida, pero seguía manteniendo el brillo, pasó los dedos sobre la madera y sonrió leve, le parecía un sueño, había deseado tantas veces volver a casa que ahora que lo había hecho no podía creérselo.

Acunó a DaeHyun entre sus brazos y dejó un beso sobre su cabeza.

Apretó el pomo de la entrada y se rió, no tenía la llave para entrar, giró la cabeza y sonrió al ver que su pequeña maceta aún permanecía en el sitio, se agachó con cuidado y rebuscó entre la tierra, siempre había guardado una copia allí, sonrió aún más cuando sintió el metal acariciar sus dedos y se puso en pie para abrirla.

Empujó un poco y se adentró, estaba exactamente igual que antes, subió las escaleras y entró a su cuarto.

La habitación estaba exactamente como la había dejado, no habían tocado nada, se sentó sobre la cama mirando hacia la ventana, se sentía bien pero había algo que lo estaba asfixiando, había conseguido lo que tanto había deseado y sin embargo se sentía vacío como si algo no encajase.

-Lo conseguimos bebé.-susurró dejando caer las lágrimas.-Estamos en casa.

Se quedó ahí durante varios minutos, mirando de forma distraída la ventana hasta que DaeHyun empezó a removerse entre sus brazos.

Se levantó y caminó hasta la planta baja, sonrió cuando vio a JongDae sentando en el sofá con su acompañante recostado a su lado.

Carraspeó un poco, no quería interrumpir el momento pero tenía que darle algo de comer a DaeHyun además de comprar lo necesario para él.

JongDae giró la cabeza y lo miró sonriendo leve.

-¿Cómo están?.

-Bien.-susurró.-¿Y él?.

-Está cansado, el viaje lo dejó rendido.-sonrió leve.-¿necesitas algo?.

Asintió un poco incomodo, no quería ser una molestia para la pareja. A pesar de que JongDae no lo había presentado como tal conocía perfectamente a su hermano, sabía que le gustaba, sólo había que mirarlos durante unos segundos para saber que estaban destinados a estar juntos, sintió el picor de la envidia, estaba feliz por él, de verdad que lo estaba, pero esto sólo lo hacía pensar en que hubiese pasado si Chanyeol hubiera aparecido un año antes en su vida.

Dejó sus pensamientos atrás cuando JongDae se puso enfrente.

-¿Baekhyun qué necesitas?.

-¿Podemos ir a comprar?.-susurró incomodo.

No le gustaba tener que pedir, aunque JongDae era su hermano y sabía que probablemente no le negaría nada, no podía confiar ciegamente en conseguir todo lo que quisiese. Tenía la espina de la desconfianza clavada tan a fondo que ya ni su sombra le parecía fiable.

-Claro, espera un momento despertaré a Minseok.

-No hace falta.-susurró.-Puedo ir sólo.

JongDae negó, lo miró con el ceño fruncido y la frente arrugada, Baekhyun soltó un débil lamento, esa era la misma cara que ponía cuando iba a regañarlo, la misma que puso cuando descubrió que había dado su primer beso, la que puso cuando se acabo sus galletas favoritas.

-Voy a ir contigo.-Gruñó.-No te dejaré sólo de ahora en adelante, ¿entendido?.

Asintió y sonrió leve, lo había echado mucho en falta.

-Espera un momento e iremos todos, juntos.

Asintió y se dispuso a subir las escaleras, siempre había sido un chico con recursos, sobretodo cuando se trataba de guardar dinero, sabía que había dejado un pequeño ahorro escondido en alguna parte del cuarto, no iba a permitir que JongDae pagase, ya había hecho bastante con traerlo de vuelta.

Rebuscó entre sus cajones mientras DaeHyun descansaba sobre el colchón, sonrió en medio se búsqueda, era agradable poder coger lo que quisiera sin tener miedo de que alguien lo descubriera rebuscando.

-Bingo.-susurró para si mismo.

Era más de lo que se esperaba, sonrió y lo metió en sus bolsillos, después de tanto tiempo sin libertad iba a comprarle a su niño todo lo que siempre había querido darle, empezando por una comida decente.

Lo levantó con cuidado y sonrió al ver sus ojos abrirse, eran de un negro tan intenso que hacía contraste con sus pequeñas cejas marrones, tan profundos y a la vez tan inocentes, era simplemente perfecto.

Bajó y esperó a que JongDae y Minseok estuviesen preparados, se subieron al coche y dieron un par de vueltas, sonrió feliz tras la ventanilla, reconocía las calles, los olores, era todo tan bonito como lo recordaba.

Aparcaron delante de un pequeño supermercado, se estremeció y comenzó a temblar, sus piernas se habían convertido en gelatina, de todos los lugares a los que podrían haber ido a comprar habían ido a este, se encogió el asiento ajustando a DaeHyun entre sus brazos y sollozo, su cerebro lo estaba bombardeando a recuerdos.

Justo en el callejón de al lado su vida había cambiado por completo, había estado tan cerca y sin embargo no había habido nadie para ayudarlo, todo había pasado a unos pasos de ahí, su mundo se había derrumbado ahí, justamente al lado de la tienda.

Break free (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora