- Trágame tierra.
-Por favor Santiago, dime que no es quien yo creo- Le suplico.
-Lo siento mi bella Kat, es quien tu crees- Afirma, muy divertido.Trágame tierra y escupime en un crucero, pienso.
Inhalo y exhalo profundamente. Siento que mi corazón se acelera y mi visión se nubla por un momento. ¿Cómo puedo ver a Francesco a los ojos sin saber que diablos ocurrió anoche? ¡Esto es una locura!
De todas las personas que viven en Boston, ¿tenía que ser él?
Reúno todo el coraje del mundo y salgo de mi oficina lo más rápido que puedo dejando a Santiago allí. Sé que si lo pienso, tan sólo por una fracción de segundo, me iré a mi casa de inmediato. Me concentro en mi trabajo, en lo que amo y me apasiona hacer, me olvido completamente de su nombre y me siento lista como siempre. Ingreso a la sala de juntas con una sonrisa que se extiende de punta a punta de mis orejas. Y allí se encuentra él, sentado al final de la larga mesa de juntas. Sonríe seductor y todo mi cuerpo vibra ante su presencia, lo ignoro por completo y comienzo mi discurso.
Al cabo de dos horas, damos por finalizada la reunión. Saludo cordialmente a cada uno de los integrantes de Lefran's Properties. Luego mi padre llama mi atención y me acerco a él.-Mi niña, quiero presentarte a alguien- Me informa sonriente. -Señor Leone- Llama la atención de Francesco, que se encuentra de espaldas a nosotros.
-Señor Miller- Le responde. Suspiro al encontrarme con sus hermosos ojos celestes.
-Quiero presentarle a mi hija, Katherine Miller- Francesco sonríe divertido y yo le extiendo mi mano para estrechar la suya. La toma delicadamente y besa mis nudillos.
-Es un placer, señorita Miller- Responde levantando la vista para observarme. Enarco una ceja y trago saliva.
-Por favor, Señor Leone- Su rostro demuestra mucha diversión ante mis palabras. -Llámeme Katherine- Le guiño un ojo y giro mi rostro hacia mi padre. -Si me disculpan- Ambos asienten con la cabeza y me retiro de inmediato.Al ingresar a mi oficina siento que al fin puedo respirar. Un golpe en la puerta me sobresalta y hace que mi corazón se acelere. Santiago aparece antes que pueda siquiera responder. Su sonrisa me deslumbra y me obliga a sonreír también. Niego con la cabeza mientras tomo asiento y le hago señas para que imite mi acción.
-Vamos Kat, no estuvo tan mal- Su risa es notable y sé que lo hace para quitar la tensión que hay en mi.
-Aceptaron, Santi- Suelto de golpe. Y no es que me encuentre feliz por ello, todo lo contrario. La sangre me hierve. -Después de tres malditos años intentando cerrar un contrato con esta gente, de repente aparece Francesco Leone y con sólo chasquear sus dedos, ¡firmamos el maldito papel!- Me siento abrumada, enojada, exasperada. -¿Qué mierda se cree ese hombre? Soy muy capaz de cerrar mis propios contratos sin su puta compasión. ¡Que se la meta por el culo! No necesito nada de él- No me doy cuenta que he elevado demasiado la voz hasta que Santi llama mi atención, posa su mano sobre mi antebrazo y suspira.
-Mi bella Kat, tu y yo sabemos que eres capaz de todo sin ningún hombre cerca tuyo- Sus ojos se achican al sonreír y me contagia de inmediato. Amo a este hombre, sinceramente es el mejor amigo que cualquier mujer pudiera tener.
-No sé que sería sin ti, mi pedacito de cielo- Abanica su rostro con una revista que hay sobre mi escritorio y no puedo evitar una pequeña carcajada. Sus ojos se desvían hasta la foto en la portada. Los abre de par en par y posa el papel sobre mi escritorio. Es una foto del jefe de Teo con su flamante esposa. -La vi apenas llegué, cariño- Le comento.
-A mi no me interesa el riquísimo jefe de Teo y su bruta esposa heterosexual- Ladea su cabeza y sigo con la mirada a donde él me señala con el dedo. -Es Teo- Finaliza.En el fondo de la imagen se puede apreciar a mi bello novio mientras posa una mano sobre el trasero de su secretaria. No hay palabras que salgan de mi boca. Simplemente necesito un momento a solas. Suspiro, y sin decir una sola palabra, Santiago ya sabe lo que quiero. Besa mi frente y se dispone a retirarse.
ESTÁS LEYENDO
Abrázame muy fuerte (Hasta hacerme perder la Cordura)
RomantizmSólo un abrazo te pido. De esos que te juntan todas las partes rotas. De esos que hacen que el dolor desaparezca. De esos que detienen el tiempo. Y que sea fuerte, muy fuerte. Hasta hacerme perder la Cordura.