Capítulo VII

38 4 6
                                    

- Trágame tierra.

-Por favor Santiago, dime que no es quien yo creo- Le suplico.
-Lo siento mi bella Kat, es quien tu crees- Afirma, muy divertido.

Trágame tierra y escupime en un crucero, pienso.
Inhalo y exhalo profundamente. Siento que mi corazón se acelera y mi visión se nubla por un momento. ¿Cómo puedo ver a Francesco a los ojos sin saber que diablos ocurrió anoche? ¡Esto es una locura!
De todas las personas que viven en Boston, ¿tenía que ser él?
Reúno todo el coraje del mundo y salgo de mi oficina lo más rápido que puedo dejando a Santiago allí. Sé que si lo pienso, tan sólo por una fracción de segundo, me iré a mi casa de inmediato. Me concentro en mi trabajo, en lo que amo y me apasiona hacer, me olvido completamente de su nombre y me siento lista como siempre. Ingreso a la sala de juntas con una sonrisa que se extiende de punta a punta de mis orejas. Y allí se encuentra él, sentado al final de la larga mesa de juntas. Sonríe seductor y todo mi cuerpo vibra ante su presencia, lo ignoro por completo y comienzo mi discurso.
Al cabo de dos horas, damos por finalizada la reunión. Saludo cordialmente a cada uno de los integrantes de Lefran's Properties. Luego mi padre llama mi atención y me acerco a él.

-Mi niña, quiero presentarte a alguien- Me informa sonriente. -Señor Leone- Llama la atención de Francesco, que se encuentra de espaldas a nosotros.
-Señor Miller- Le responde. Suspiro al encontrarme con sus hermosos ojos celestes.
-Quiero presentarle a mi hija, Katherine Miller- Francesco sonríe divertido y yo le extiendo mi mano para estrechar la suya. La toma delicadamente y besa mis nudillos.
-Es un placer, señorita Miller- Responde levantando la vista para observarme. Enarco una ceja y trago saliva.
-Por favor, Señor Leone- Su rostro demuestra mucha diversión ante mis palabras. -Llámeme Katherine- Le guiño un ojo y giro mi rostro hacia mi padre. -Si me disculpan- Ambos asienten con la cabeza y me retiro de inmediato.

Al ingresar a mi oficina siento que al fin puedo respirar. Un golpe en la puerta me sobresalta y hace que mi corazón se acelere. Santiago aparece antes que pueda siquiera responder. Su sonrisa me deslumbra y me obliga a sonreír también. Niego con la cabeza mientras tomo asiento y le hago señas para que imite mi acción.

-Vamos Kat, no estuvo tan mal- Su risa es notable y sé que lo hace para quitar la tensión que hay en mi.
-Aceptaron, Santi- Suelto de golpe. Y no es que me encuentre feliz por ello, todo lo contrario. La sangre me hierve. -Después de tres malditos años intentando cerrar un contrato con esta gente, de repente aparece Francesco Leone y con sólo chasquear sus dedos, ¡firmamos el maldito papel!- Me siento abrumada, enojada, exasperada. -¿Qué mierda se cree ese hombre? Soy muy capaz de cerrar mis propios contratos sin su puta compasión. ¡Que se la meta por el culo! No necesito nada de él- No me doy cuenta que he elevado demasiado la voz hasta que Santi llama mi atención, posa su mano sobre mi antebrazo y suspira.
-Mi bella Kat, tu y yo sabemos que eres capaz de todo sin ningún hombre cerca tuyo- Sus ojos se achican al sonreír y me contagia de inmediato. Amo a este hombre, sinceramente es el mejor amigo que cualquier mujer pudiera tener.
-No sé que sería sin ti, mi pedacito de cielo- Abanica su rostro con una revista que hay sobre mi escritorio y no puedo evitar una pequeña carcajada. Sus ojos se desvían hasta la foto en la portada. Los abre de par en par y posa el papel sobre mi escritorio. Es una foto del jefe de Teo con su flamante esposa. -La vi apenas llegué, cariño- Le comento.
-A mi no me interesa el riquísimo jefe de Teo y su bruta esposa heterosexual- Ladea su cabeza y sigo con la mirada a donde él me señala con el dedo. -Es Teo- Finaliza.

En el fondo de la imagen se puede apreciar a mi bello novio mientras posa una mano sobre el trasero de su secretaria. No hay palabras que salgan de mi boca. Simplemente necesito un momento a solas. Suspiro, y sin decir una sola palabra, Santiago ya sabe lo que quiero. Besa mi frente y se dispone a retirarse.

Abrázame muy fuerte (Hasta hacerme perder la Cordura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora