—¿Te has vuelto loca? —cuestioné exasperada una vez que el auto se puso en marcha.
—No sé de qué hablas —comentó con tanta tranquilidad que me daban ganas de darle un pequeño golpe para que reaccionara.
Después de interminables minutos de la estúpida presentación de Matías y Nicolle, se vieron obligados a despedirse a causa de la lluvia que se había vuelto más intensa y justo ahora nos alejábamos del campus con rumbo la tienda de abarrotes más cercana, pues según ella había olvidado comprar unas cosas para la cena.
—Es un completo desconocido y lo tratas como si fuera de la familia —respondí más exaltada que antes, sabía que debía controlarme o parecería una completa demente.
—¿Te sucede algo? Si sabes que esta es la manera de conocer personas, ¿verdad? —Me miró por un segundo, reflejando nada menos que confusión por mi comportamiento—. O a menos que estés celosa, ¿te enamoraste de un profesor? —cuestionó emocionada y a la vez incrédula.
—¡Estás loca! Por supuesto que no, es nuevo, acaba de ingresar a la facultad y creo que deberías tener más cuidado, ¿qué tal si es un asesino?
—Laila, este es un pueblo tranquilo, relájate.
Dicho eso terminó la conversación. Sabía que había fracasado en la tarea de dejarle claro que no era conveniente mantener una relación con extraños y no la culpaba, al fin de cuentas ella no conocía los alcances de Matías y lo intranquilo que podría ser el pueblo con tantos seres místicos.
Traté de relajarme y olvidarme del asunto en cuanto Nicolle bajó del coche para dirigirse a comprar las cosas. Yo llevaba entre mis brazos a la pequeña Camile, quien se encontraba despierta, pero tan tranquila que hasta la envidiaba. La lluvia se volvía más intensa y no lograba entender porque mi hermana se demoraba tanto. Luego de una eternidad, al menos para mí, seguimos camino a casa con bastante cuidado, ya que no se lograba ver muy bien a través del cristal del auto.
Estábamos a punto de salir del pueblo cuando fue visible un auto aparcado a un lado del pavimento, no fue necesario acercarnos tanto para darme cuenta de que se trataba del auto de Matías, ya que él se encontraba fuera, simulando checarlo. Eso me hizo pensar qué tal vez le había fallado algo, aunque en seguida supe que se trataba de una trampa, ya que Nicolle se detuvo bajando rápidamente el vidrio de la ventanilla para pedirle que entrara. No tuve tiempo de protestar, aunque no le oculté una mirada de reprobatoria. ¡Estaba demente!
—Siento tanto esto. —Se disculpó al entrar a la calidez, fingiendo frío, eso podía asegurarlo—. Pero mi auto se ha apagado así de la nada, tendré que mandarlo a reparar.
—Será mañana, ahora no hay tiempo. Se avecina una gran tormenta, así que no creo que le moleste quedarse en nuestra casa hasta que esto pase. —Mi hermana tenía un gran corazón como el de mi padre, tan serviciales como siempre.
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Criaturas Malditas #2: Tu Dueño, Tu Tormento
WerewolfMatías es el líder de una manada y debe encontrar a su mate para ascender a Alfa de Alfas o su manada estará en peligro. ¿Qué pasará cuando no encuentre a su mate y su única solución sea aceptar a una humana? Disfrutó tanto ver aquellos ojos que re...