Un mal día

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Me removí con pesadez. Había dormido tan poco que era difícil aceptar que debía levantarme, pero el llanto de Camile hizo que no perdiera más tiempo. Quería tenerla en mis brazos y ver cómo estaba, sin duda, ese bebé me encantaba. Si no fuera por mi corta edad me aventuraría a tener uno, uno propio. Negué fervientemente, tales pensamientos no debía compartirlos con nadie pues estaba segura de que me tacharían de loca, ¿quién pensaba en bebés a los veinte?

Tomé la ropa que había elegido la tarde anterior y me encaminé hasta el baño creyendo que una ducha me vendría bien para despertar completamente. No me olvidaba de Matías y sus extrañas palabras sin sentido. Pese a sus intentos de envolverme, al final todo termino donde mismo. Él y su voluntad, solo eso. Estaba convencida de no tener la capacidad para seguir soportando la incertidumbre y miedos que él provocaba, así que, aunque sonara tonto, debía encontrar la forma de que todo explotara de una vez. Si Nicolle no se encontrará con mi sobrina en este pueblo, entonces las cosas serían un poco más sencillas. Él no podría lastimarlas, pero lamentablemente no era así y ya hasta las conocía en persona. De todos modos, hoy conocería la verdad sobre esas chicas. Hoy lo enfrentaría.

Salí tiritando de frío, el agua caliente se había terminado a la mitad de la ducha. Solo esperaba no enfermarme, porque el agua parecía provenir de un glaciar. Una vez terminando de cepillar mi cabello no demoré más en salir. Me encontraba más tranquila, sin duda, aunque no tenía buenas expectativas para este día. Sabía que de alguna manera u otra terminaría arruinado y era una lástima, porque según lo que había visto a través de mi ventana la lluvia se había alejado, dándole un aspecto mucho más bello al paisaje.

—Es muy hermosa. —Me paralice a la mitad de la escalinata, Matías llevaba en brazos a Camile.

Debía admitir que se veía tierno, pero eso no quitaba mi malestar, tenía miedo de que todo fuera una trampa y que al final mi familia saliera lastimada.

—Lo mismo dice Laila —Nicolle le sonreía complaciente al bebé mientras acomodaba su poco y delicado cabello.

No deseaba bajar, por alguna extraña razón sentía que interrumpía una escena bastante íntima, como si ellos estuvieran conectados o compartieran un vínculo de padres, ¿sería posible que Matías fuera papá? A estas alturas era posible todo ya que yo no conocía ni un tercio de su historia. Aunque no negaba que sería bastante extraño que la respuesta fuera afirmativa, además de decepcionante.

Tomé una inspiración profunda con el único objetivo de armarme de valor y continuar avanzando, pero antes de hacerlo él volteó hacia donde me encontraba, percatándose de mi presencia. Nuestras miradas chocaron por un pequeño momento, pero lo suficiente como para darme cuenta de que se había puesto nervioso.

Criaturas Malditas #2: Tu Dueño, Tu TormentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora