4.

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Para Im JaeBum el día estaba tan aburrido como de costumbre en su instituto. Ya ansiaba que fuese la última clase para irse a su casa, pero recuerda que debe quedarse a la biblioteca a terminar ese trabajo con Jackson y JinYoung.

Chasquea la lengua con frustración. No era que no soportara a los chicos; eran geniales y sabía que se podría dar la oportunidad de ser buenos amigos –Mas bien sabía que lo terminarían siendo–, pero él quería llegar a casa y comer algo; debido a que su dinero en estos momentos estaba en su mesa de noche, realmente se odiaba por haberlo olvidado.

Se dirge al baño para simplemente perder el tiempo, pues la materia de esa hora no era precisamente de su gusto.

Se detiene cuando escucha una conversación donde le parece escuchar su nombre.

—Pero estoy furioso por el marica de YoungJae—.

—¿Por qué?, ¿sacó las uñas?—.

—No. Hizo que Im JaeBum me amenazara—.

—¿Im JaeBum?—.

—Si. Tienes literatura y filosofía con él, un chico que parece medio satánico—.

—Ah, si. Sé quién es—parece escuchar una pausa—¿Y qué hace Im JaeBum defendiendo al marica ese?—.

—Yo que sé. Seguramente le ha de haber chupado la polla y esa fue su recompensa—.

—Pero...—.

En ese momento el pelinegro interrumpe, abriendo la puerta con un golpe y sonriendo con sorna cuando ve el susto en la mirada de los dos chicos.

—sólo para que sepan; yo no recompenso a nadie que me chupa la polla. Y YoungJae no es ningún marica, tampoco me ha hecho ningún favor. Hago lo que quiero y me venga en gana. Y lo que quiero es partirles la cara si escucho que hablan mal de Choi YoungJae—Ellos tensan su mandíbula—¿Quedó claro?, ¿si?, excelente—y a penas diciendo esto, sale del baño y emprende camino hacia otro lado.

Los dos chicos no hacen mas que mirarse mutuamente.

Había algo en Im JaeBum. No era un chico problemático, no era un tipo malo, lo sabían. Pero habían algunas cosas que les causaba cierto respeto(miedo) por el pelinegro. Quizá era su mirada burlona y dura, quizá era su personalidad o quizá es el recuerdo de la pelea en que se involucró hace no mucho tiempo o quizá los rumores de él, pero había algo intimidarte en ese chico.

Mientras el pelinegro camina a su salón ve a cierto castaño caminando en dirección contraria y la idea de YoungJae siendo intimidado por los dos idiotas en el baño, a solas; no le parecía precisamente agradable. Así que lo toma del antebrazo cuando está a su lado.

—No—Es lo primero que dice en un tono lleno de autoridad.

El castaño lo mira sin comprender absolutamente nada.

—¿No qué, hyung?—Sus cejas se alzan.

—Al baño no, YoungJae—Sisea.

El menor pasa la mirada hacia el frente y ve a dos chicos –sospechosamente– conocidos y regresa la mirada a su mayor.

—Hyung...—Quiere agradecer y JaeBum ve la intención.

—No—Lo suelta.

—De verdad, gracias—Murmura. Una sonrisa se forma en su rostro y el azabache únicamente piensa que tiene una bonita sonrisa.

—No agradezcas. Por favor dime si ellos vuelven a molestarte, ¿está bien?—Pide.

—No tiene por qué hacer esto- solo estoy siendo una molestia y yo no...—Calla cuando ve al chico frente a él negar.

—No, no estás siendo una molestia. Yo hago ésto porque así lo quiero—.

—Hyung, debo regresar a mi clase—Recuerda.

—Está bien, ve—.

—Por cierto. Acabo de recordar que dejó unos libros en mi casa y creo que los van a ocupar. Realmente olvidé traerlos, pero mañana se los puedo traer—El azabache recuerda bien y frunce los labios, negando.

—Pero en realidad los necesitamos para hoy. Supongo que otra vez debo ir a tu casa—Ríe.

Y YoungJae no se esperaba eso. Pero aquella sonrisa, aquella risa le causó una sensación extraña. Por eso –por unos segundos– se queda perplejo.

—¿YoungJae?—Lo llama, extrañado por su repentina reacción.

—A-Ah. Lo lamento, JaeBum hyung—Hace una reverencia.

—¿Por qué?—.

Por pensar que tu sonrisa es...

—Por olvidar los libros—responde rápidamente.

—Hey, no. Está bien. Yo no te dije que los necesitaba y tú no ibas a saberlo—Alza los hombros, restándole importancia.

—Pero aún así...—El mayor interrumpe.

—Te espero entonces en la puerta principal. Adiós, YoungJae—Comienza a alejarse.

—Adiós, hyung—murmura, no siendo escuchado.

Por un consejo [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora