5.

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Justo como su hyung le había dicho. Cuando el castaño salió de clases, JaeBum esperaba por él afuera.

Camina hasta el chico que fumaba tranquilamente y se coloca frente a él. Por pura timidez mira a sus pies y no dice nada. Quizá era que no estaba acostumbrado al tabaco o tal vez simplemente era la presencia del azabache. JaeBum sonríe por el acto contrario.

—¿Nos vamos?—el mayor alza una de sus cejas cuando la mirada del más bajo se encuentra con la suya, pues no escucha respuesta.

—A-ah, si—Asiente. Mira a otro lado y se encuentra con que son el centro de atención de más de dos miradas.

Sobre todo de un grupo de matones, –matones que sostenían escobas y recogedores–, si por ellos fuera no estarían ahí. Pero la directora los había descubierto haciendo algunas bromas y estaban castigados. También podían rechazar el castigo; cosa que no harían, porque habían quienes ya dependían de un hilo y un reporte más significaba expulsión absoluta y como la gran fraternidad que eran no permitirían que ninguno saliera.

—No te preocupes por ellos. Son pura lengua. Si te los encuentras solos no harán más que huir—Tira el cigarrillo al suelo y lo pisa.

—No lo deje ahí, hyung—Se escuchó como una orden, orden que causó un fruncimiento de cejas en el contrario—P-por favor—baja la mirada.

—No. Van a limpiarlo—Dice con la mirada en los chicos.

—P-pero—El mayor únicamente comienza a caminar, y a YoungJae le sigue.

Caminan en silencio. YoungJae detrás del otro.

El menor estaba condenadamente nervioso. Hoy su tía –justamente a esta hora–, iría a su casa por una receta. Su mamá no estaría, por lo que dejaría que él mismo entregara el recetario.

Luego de algunos minutos llegan a su destino y entran a la casa, uno más apresurado que el otro.

—¿Está tu madre?—Pregunta el invitado.

—No, ella salió creo que al súper—Responde.

Su mamá era una mujer olvidadiza y distraída. Muy olvidadiza y por ello tenía qué ir unas dos o tres veces por semana al súper. Siempre olvidando algo.

—Vamos por los libros—Comienzan a subir las escaleras, pero la puerta se abre y la figura de su madre se deja ver en la entrada, cargando unas tres bolsas solamente.

—Hola, chicos. JaeBum, es bueno tenerte en casa—Sonríe la mujer.

—Eh- gracias por recibirme—Hace una reverencia mínima.

La mujer cierra la puerta y los dos chicos bajan a ayudar con las bolsas.

—por aquí—YoungJae guía a JaeBum a la cocina.

—¿harán una tarea?, ¿quieren bocadillos?, ¿Esta vez si te quedas a comer?—Pregunta la mujer.

—Otra vez solamente vengo por unos libros, me están esperando en la biblioteca por el trabajo pendiente. Pero gracias por la invitación—Explica el pelinegro.

—Bueno. Vamos, hyung—El menor camina hasta las escaleras. Le sigue y, nuevamente cuando están por subir, la puerta suena.

YoungJae rápidamente voltea hacia JaeBum.

—Hyung...—.

¡YoungJae!, abre la puerta, cariñosu madre pide.

—Lo lamento—La mirada bañaba en pánico del castaño hace que el azabache se sienta totalmente confundido.

El más bajo abre la puerta y su tía se introduce como si fuese su propia casa.

—¿Está tu mamá?—pregunta.

—está en la cocina—avisa, caminando a las escaleras nuevamente.

—¡Oh!, no sabía que tenías visitas—Sonríe tal como sonriente y una mirada venenosa como Maléfica

—Hola—Saluda JaeBum con timidez.

—Vayan a tu habitación hijo. Yo me encargo—su mamá hace presencia y el menor asiente, subiendo las escaleras.

—Espera, espera. Déjame aclarar una duda—Sonríe con sorna, mirando a su sobrino. YoungJae se sintió pequeño—¿Dejas que su novio entre a su habitación?—hace una pregunra dirigida a su hermana, luego mira a los dos chicos, por último su mirada recae en el desconocido—Porque eres su novio, ¿no es así?—JaeBum no sabe qué decir.

Más que incómodo, se siente extrañamente furioso por la forma en que YoungJae parece querer esfumarse.

—¿YoungJae?, ¿este chico es tu novio?—Repite su pregunta la invitada.

YoungJae mira a su madre, pena en la mirada de ella. Luego a su tía y por último a su hyung.

JaeBum parece reaccionar ante aquella mirada, así que decide responder con aquél tono desinteresado –en conjunto a su mirada–.

—¿y qué si lo somos?—Diciendo esto, toma la mano de YoungJae y sube hasta su habitación.

El menor aún confundido por su respuesta, pero tímido por pedir una explicación.

Por un consejo [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora