17

2.3K 135 2
                                    




—Hola de nuevo —saludó Nate chocando su vaso con el mío.

—Oh, hola —contesté mirándolo en lo que salía de mis pensamientos.

— ¿Por qué la cara larga? —inquirió bebiendo el líquido rojo y amarillo.

— ¿Qué? —fingí frunciendo el ceño. Sus ojos me miraron fijamente e hizo un gesto como diciendo "vamos, a mí no me engañas".

—Dime.

—No le digas a Alex —mascullé en lo que Nate asentía—. ¿Ha pasado algo con Avery? —pregunté y sus cejas se elevaron—. Lleva mirándola así desde que llegamos y, la verdad, no quiero preguntarle nada.

—¿No lo sabías? —dijo abriendo los ojos—. Creí que había fotos y noticias —habló para sí mismo—. Ellos salieron hace unos años, pero todo salió mal. Ella estaba buscando a alguien sobre quién escribir canciones y él se había enamorado de ella, aunque luego ambos sacaron provecho de la situación y se usaron.

—Bromeas. —siseé sin creer lo que decía—. ¿Es decir que sus discos fueron...?

—Su historia, más o menos —corrigió apoyándose sobre la barra a mi lado—. Avery tenía unos ex novios que no eran celebridades, así que no todas las canciones eran sobre Alex.

Nate parecía un niño contándome los chismes de último momento, pero mi vista estaba en él. Lucía cansado, no escuchaba a Nick que estaba hablando con otras personas sentadas en su mesa y sus ojos estaban fijos en como Avery bailaba y hablaba con algunas chicas mientras que su novio estaba a un lado de ella y la abrazaba con ternura.

—No es que no te haya creído, ¿pero qué rayos haces con él? —inquirió nuevamente haciendo que lo mirara con confusión.

—Créeme que ni yo lo sé ahora —suspiré apoyando el vaso sobre la barra de madera a la vez que movía un taburete y me sentaba de espaldas a todos.

—Tu credencial decía que eras del staff... —intuyó imitándome.

—Asistente de vestuario para ser más exactos —dije con ironía en lo que jugaba con la tira azul alrededor de mi cuello.

— Ells, oye, no voy a publicar esto en ningún lado, solamente quiero ayudarte.

—Este es el sueño de mi vida, excepto por el tema de conversación —reí burlonamente pasando mi mano derecha a lo largo de mi rostro—. Primero, no reconocí a Alex cuando lo tuve frente a mí, sino cuando leí tu nombre en la pantalla de su celular; segundo, una parte de mí se dejó ir por la emoción y ahora está pasando un mal momento.

—Mientras que no dejes que te manipule, todo estará bien. Tu fanática interior sobrevivirá —bromeo haciéndome reír.

— ¿Está mal haber aceptado su beso? —pregunté cerrando un ojo en lo que giraba el rostro hacia el suyo.

—Diablos Ells, ¿hace cuánto lo conoces?

— ¿Dos meses? —conté mentalmente esperando una respuesta—. Por favor no digas algo que me haga sentir peor de lo que ya estoy.

—No soy un aguafiestas y jamás lo fui, pero asegúrate de llevar las cosas a tu ritmo —aconsejó colocando su mano sobre la mía para darle un apretón—. Alex solía tomar las relaciones como maratones, no sé cómo es él ahora, aunque nunca está de mal comentarlo.

—Desde que subí a la camioneta para venir quise correr lejos—admití sintiéndome como una farsante—. Se lo he dicho en el camarín, no soy el tipo de persona que él busca, no voy a poder darle todo lo que cualquier otra que elija.

—Y, ¿qué te dijo? —susurró acomodándose en el lugar mientras me analizaba con sus ojos celestes.

—Que todo va a su ritmo —reí jugando con mis dedos a la vez que Nate guardaba silencio y suspiraba—. ¿Qué si esto va en serio y lo arruino? No hay manera de saber si está jugando conmigo o si de verdad le gusto o lo que sea que le esté pasando por la cabeza cuando estoy frente a él. Puedo ser una inspiración para su álbum y jamás lo sabré hasta que me deje; hasta podría ser la versión pelirroja de Avery.

—Deja de pensar eso de ti. No se parecen en nada y, a pesar de que te conozco hace horas, se ve que son de dos mundos completamente diferentes —suspiró girándose en el banquito hasta quedar frente a mí, hice lo mismo—. Haz lo que tú creas que es lo correcto, pero no cambies por él, ni por nadie. Asegúrate de tener tu propio espacio y todo estará bien.

Bajé de un salto, dejando que mis zapatos impactaran contra el suelo y así poder acercarme a Nate. Sin decir palabra alguna, me abracé a él. Mi cabeza daba vueltas con todo lo que estaba ocurriendo, pero yo tenía razón, ¿qué si estaba exagerándolo todo?

—Creo que me iré —dije luego de un rato, separándome de él.

—Le avisaré a Smith, quédate aquí —ofreció saliendo del lugar a paso normal intentando esquivar a los cuerpos moviéndose.

— ¡Qué bonito cabello! —chilló una chica a mi lado obligándome a voltear.

—Oh Dios, ¡hola! —saludé sin creer quien acababa de adularme.

—Ariana. —sonrió tendiéndome la mano que acepté rápidamente.

—Eleanor. —pespondí algo perpleja—. Sé que deben decírtelo mucho, pero te adoro, de verdad.

—Oh, ¿de verdad? ¡Gracias! —expresó tomando el vaso que un hombre le entregó—. ¿Qué haces? —preguntó mirándome con ternura.

—Escribo canciones —sonreí sintiéndome nerviosa ante su presencia.

— ¿Románticas?

—Algo así...

—Entonces debes escribir una para mi próximo álbum, luces como alguien que aún aprecia las flores y bombones. —dijo colocando una mano sobre mi hombro mientras ambas reíamos.

—Nunca fallan —añadí—. Pero sería un placer escribir algo para ti.

—Cuando tengas algo súper, no dudes en llamarme —propuso volteándose—. Tengo que irme, pero ¿nos veremos pronto? Quisiera saber algo más sobre ti, no me vendría mal una escritora mujer, parece que se borraron de la faz de la tierra.

—Claro, seguramente nos veremos pronto —contesté rápidamente—. Que tengas una linda noche Ariana.

—Dime Ari, nos vemos. —se despidió caminando con sus botas plateadas y el cabello morocho extremadamente largo moviéndose hacia todos lados.

—Smith está afuera —avisó Nate acompañándome hacia el vehículo—. Cuídate y —agregó colocando un papel en la palma de mi mano—, no dudes en enviar un mensaje si necesitas ayuda.

—Gracias Nate, de verdad. Espero verte de nuevo pronto —agradecí observándolo a través del vidrio oscuro del vehículo. Presione el botón para bajar el cristal y corresponder a su mano agitándose de lado a lado en señal de despedida.

Una vez en casa, ingresé al departamento con los zapatos de tacón en las manos, no los soportaba más, al igual que tampoco aguantaba los pensamientos que comenzarían a escaparse por mis orejas si no los escribía pronto. La charla con Nate había sido efectiva, ahora tenía más cosas en las que pensar, por lo que preparé una taza de café y apoyé mi trasero en la silla frente a la computadora: 1:45am.

—Puedo hacerlo —me susurré en lo que comenzaba a teclear la historia corta que presentaría para el examen final dentro de una semana.

Siete carillas, síntesis de contenido, ¿tema? Mi fracaso amoroso.

Writing ProcessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora