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 — ¿No vas a contestar? —preguntó Poppy a la vez que mi teléfono vibraba a mi lado por enésima vez aquella noche.

—No es importante. —sonreí falsamente para volver a los apuntes mientras que la mirada de Lucas estaba sobre mí.

—Y eso era lo último —indicó Sarah cerrando el libro de literatura—. Ahora a comer.

Todos fuimos por las cajas de pizza y las llevamos hacia una pequeña mesa a la altura del suelo que había colocado en medio de su habitación para poder comer cómodamente.

— ¿Vamos a ignorar el hecho de que ella se ve extraña? —preguntó Poppy como si no estuviera allí.

—Indiscreta Poppy, bien hecho. —se burló George antes de tirarle un marcador cerca de su rostro.

— ¿Qué? Mira la cara larga que tiene. —acotó señalándome.

—Anoche dormí muy mal —inventé llevándome la mano al cuello para fingir que hacía masajes—. Creo que fue el tequila.

—Mira la niña, bebiendo. —rió Sarah elevando las cejas.

—Festejamos que Hannah obtuvo empleo. —habló Lucas con la boca llena.

—Oh, genial. —dijo ella tomando otra porción de pizza con tomates justo cuando mi teléfono vibró nuevamente—. ¡Oh Dios! ¡Apaga eso esta noche o te mataré!

—Lo siento, enseguida regreso. —me excusé abandonando la habitación para caminar hacia el balcón del departamento—. ¿Qué? —pregunté de manera seca.

—Oye, ¿qué ocurre? —dijo Alex algo dolido.

—Podría preguntarte lo mismo, no dejaste de llamarme en todo el maldito día.

—Puedo explicártelo, pasaré por ti en diez minutos, ¿de acuerdo? — ¿A qué rayos se refería?

—No estoy en mi casa Alex. —bufé volteando a asegurarme que nadie me estaba escuchando.

—Dime dónde e iré.

—No puedo esta noche. —mascullé dejando que el ruido de la ciudad debajo de mí llenara mis oídos.

—Al menos dime dónde por qué te fuiste —pidió intentando controlar su temperamento—. ¡Estuve buscándote como maniático!

—Ya te dije, tengo otras cosas que hacer —respondí intentando sonar lo más dura posible.

—Por favor, déjame explicártelo...

­—¿Explicar qué? —inquirí fingiendo que no recordaba lo que habíamos hablado anoche aunque era medio verdad.

—Lo de anoche, déjame explicártelo, no es como tú crees o al menos como recuerdo... Niña...

—Lo siento, no puedo, adiós. —hablé rápidamente cortando la llamada.

Estaba a punto de regresar con mis compañeros cuando me detuve en seco y regresé al balcón. Abrí Twitter y busqué el nombre de Alex, arrepintiéndome al instante de haberlo hecho. Una chica que lucía de la misma edad que Alex, con cabello rubio natural y labios rosados, estaba sujetándolo del brazo mientras que él pasaba su mano a lo largo de su espalda baja; tomándola de la cintura como hizo conmigo ayer por la noche.

Un pinchazo agudo en el pecho me hizo dar cuenta que estaba más jodida que nunca porque, uno, lo quería y dos, estaba con alguien más y fue hace unos instantes.
Maldición, acababa de irme de su casa y a las horas ya estaba con alguien más. Las fotos de ellos en mi pantalla fueron reemplazadas por el nombre de Alex nuevamente, obligándome a cortar la llamada para seguir leyendo sobre quién era la chica.

Writing ProcessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora