El desierto de los zombis.

12.

/Lugar desconocido/ /Hora desconocida/

Un lugar totalmente blanco me rodeaba. Comencé a andar por ese lugar. Escuché un misterioso sonido detrás de mi y me giré rápidamente. Nada se hallaba ahí. Continué con mi camino sin destino alguno y comencé a escuchar más sonidos. Esta vez eran más altos, más agudos, más terroríficos. Busqué mis tijeras, pero nada. Preocupada, también busqué el bate de repuesto, pero nada.

Otro ruido sonaba a mis espaldas, me volví a girar. A su misma vez, otro ruido sonó en mi antigua dirección. No dejaba de dar vueltas sobre mí misma, amenazante, precavida de cualquier cosa. Esos aterradores ruidos no cesaban, en cada parte, en mi cabeza. 

Sin otra posibilidad, caí en el suelo. Apoyé mi cara en el medio de mis rodillas y comencé a sollozar. Miles de preguntas se me pasaron en ese momento. ¿Dónde narices estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué me pasó? ¿Y Pedro?

Algo estaba tocando mi mejilla. Ya no sabía distinguir el mundo real del irreal. Pero solo había una forma de averiguarlo. Abrí mis ojos y vi la espalda de una figura masculina. 

- ¿Qué? - dije mirando mi alrededor. Me moví incómoda y me levanté como pude. 

Esa figura masculina se giró rápidamente y me sostuvo antes de que me volviera a caer. 

- Gra... gracias. Supongo. - dije extrañada. 

Debido a la oscuridad, no podía reconocer a esa persona que me ayudó. 

- ¿Quién eres? - pregunté.

- ¿No me reconoces?

Esa voz... Me suena demasiado... Pero mi cabeza está demasiado confusa ahora. 

- No... - dije con una voz temblorosa. - ¿Dónde está Pedro?

- Pedro estaba muy preocupado por ti. Ha estado cuidándote, ahora está descansando. 

Encendió una linterna y alumbró el ambiente. 

- ¿¡Lucas!