14.

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/ Casa desconocida (por el momento)/ /03:24 a.m/

Tras unas horas y, gracias a los medicamentos que me dio Pablo, ya estoy completamente preparada para cualquier cosa. 

- Venga, cuidado. - me sostenía Lucas. 

Estaba, por así decirlo, aprendiendo a caminar otra vez. 

- Ya puedo sola. - dije.

- Está bien, estaré a tu lado por si acaso. 

Comencé a andar de nuevo, estirando mis piernas. Cuando Lucas vio que ya podía de sobra, bajó conmigo las escaleras. 

Me quedé atonita. 

- ¿Qué pasa? - me dijo Lucas. 

- Esta es mi casa. 

- ¿Qué? Yo tenía por entendido que estabas estudiando en la Universidad y ahí dormías. 

- Idiota, la de mis padres. 

- Oh. ¿Entonces sabes donde guarda las armas?

- Sí. 

Subí los pocos peldaños que había bajado y entré en la habitación de mis padres. Me acuerdo que mi madre siempre discutía con mi padre porque no le gustaba el echo de compartir habitación con unas armas. Mi padre siempre se disculpaba diciendo que era más seguro. 

Al entrar, miles de recuerdos llegaron a mi mente. Llamé a Lucas desde mi habitación al recordar el mayor secreto que me confesó mi padre. 

- Quiero que llames a todos y que suban aquí. Cierra todas las ventanas y puertas, esto es importante. 

- Está bien. 

Corrí hacia mi habitación, que continuaba intacta. Cogí mi ropa de 'deporte' y la sustituí por la ensangrentada. Miré mi cama, perfectamente hecha. Ni una sola arruga había en ella. Ojalá volver a esos tiempos. 

Tapé las ventanas y puertas restantes, por cualquier posible incidente. Llegamos la mayoría a la habitación de mis padres.

- ¿Y el resto? - pregunté. 

- Carol y Bryan se quedaron en el campamento. No quisieron venir en tu busca. - dijo Marc.

- Oh, bien. - me los imaginé muertos y sonreí. Automáticamente, borré ese pensamiento de mi cabeza. 

- ¿Qué hacemos aquí?

Puse mi dedo sobre mis labios, haciéndoles entender que se callaran. 

Me agaché al lado de la cama y moví ligeramente una de las mesillas. Apreté el botón verde y un mecanismo se dejó ver. 

Cogí el boli, del que nunca me separo y dejo ver una llave. Abro la cerradura con la llave y la cama se mueve hacia un lado, mostrando unas escaleras. 

- ¿Laura? - me preguntó María. 

Me giré. Todos estaban mirándome muy raro. 

- ¡Eso es flipante! ¿Cómo lo has hecho? - me pregunta Pedro. 

Levanté mis hombros. 

- Pasar. - dije enseñándoles el camino. Me quedé la última para poder mover la mesilla y la cama, después de haber entrado, claro está.

- ¿Tienes una especie de escondite secreto debajo de tu casa? Yo como mucho tengo una Play. - me dice Lucas. 

- Padre militar. - repito. 


El desierto de los zombis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora