Trasfondo

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En un Pueblito mexicano

Habían pasado un par de días desde que Miguel tuvo su aventura en el mundo de los difuntos, todo parecía haber vuelto a la normalidad, salvo por la gran diferencia que su familia ya no odiaba la música.

Finalmente le habían permitido introducirse en ese mundo que por siempre o al menos desde que tenía memoria, había amado, incluso su abuelita Elena que siempre había mantenido a la familia al margen de la música dejo esa "costumbre" en el pasado.

Al principio Elena o Abuelita (como Miguel le dice de cariño) se mantenía escéptica de perdonar a Héctor el padre de Mamá Coco, pero después de leer las cartas que había enviado durante tanto tiempo se dio cuenta que realmente amaba a su familia.

Las cartas no solo contenían las canciones que Héctor había compuesto tomando como inspiración a sus amadas Imelda y Socorro, si no que también contaban sus aventuras y desventuras con su socio y amigo Ernesto.

Contaban como Ernesto a pesar de su gran talento como cantante, carecía de los dotes de compositor, ya que solo cantaba las canciones de Héctor, incluso en más de una relataba como Ernesto le suplicaba que se quedara cada vez que le decía que quería volver con su familia.

Las últimas cartas, o mejor dicho la última carta proclamaba que las extrañaba demasiado y que volvería ya que se dio cuenta que su sueño siempre fue lo que ya tenía su familia y que fue un tonto por seguir ese sueño falso de ser un músico reconocido, que regresaría sin importar lo que dijera Ernesto, el ultimo sobre que según la fecha fue enviado un par de semanas después de la última carta de Héctor era una carta de una informando sobre la muerte del mismo.

Mamá Coco, que parecía un poco más lucida, les había contado como mamá Imelda había escondido todas esas cartas y que ella no las había visto hasta la muerte de la misma, inclusive la última carta, el aviso de su muerte había permanecido cerrada hasta esa fecha.

Mamá Coco suponía que su mamá Imelda sabía de qué se trataba, pero quizás el no verlo con sus propios ojos le hacía más fácil permanecer fuerte con esa mentalidad que había forjado con el tiempo y que no estaba dispuesta a dejar.

En cuanto a la Guitarra Calavera de Ernesto, o mejor dicho de Héctor tuvieron que regresarla a en secreto al mausoleo de De la Cruz, ya que, aunque ahora los Rivera sabían que era de la familia no tenían pruebas más que una vieja foto y unas antiguas cartas, en ese momento Miguel se juró que la recuperaría y que lograría que el mundo se enterara de la verdad, la que él había escuchado durante su aventura, no importara el tiempo que le tomara.

Mientras Tanto en una Ciudad estadounidense

Hiro se encontraba en su laboratorio haciendo algunos ajustes a su armadura, pero mas que eso su mente divagaba en los acontecimientos de los últimos meses, Tadashi había muerto, el culpable Callaghan se encontraba en prisión purgando su condena, ya no le guardaba rencor sin embargo no podía perdonarlo, le había quitado lo más preciado y no podía recuperarlo.

La hija de Callaghan había salido del hospital, al parecer el tiempo relativo de esa dimensión era lo suficiente mente corto como para solo ocasionarle una deshidratación, estaba feliz de no haberse convertido en lo que alguna vez odio con todo su ser, ya que de haberse guiado por su odio se hubiera convertido en un asesino.

Desde la reconstrucción de Baymax se habían dedicado a combatir el crimen, sin embargo, últimamente había poco "trabajo" por llamarlo de alguna manera, desde Callaghan solo habían combatido (si es que puede llamarse combate) a maleantes y ladrones, ya que desde que se hizo popular ese nuevo equipo de superhéroes la delincuencia había descendido drásticamente.

Últimamente se habían dedicado principalmente a rastrear anomalías interdimensionales que comenzaron a aparecer desde el "incidente Callaghan-Krei", con ayuda de Alistar Krei que en agradecimiento e intentando enmendar el mal que inconscientemente había provocado, puso a disposición del equipo Big Hero 6la tecnología y los recursos de las industrias Krei.

Estas anomalías no eran peligrosas en sí, o al menos eso creían, eran básicamente ventanas a otra dimensión, la mayoría de la gente los podría pasar por alto, ya que algunas eran tan pequeñas que se tendría que poner mucha atención para notarlas y otras eran tan discretas como una luz en el parque en medio de un día soleado, pocas eras las que mostraban creaturas o algo que pudiera causar pánico colectivo.

Sin embargo ya habían demostrado que con la correcta excitación esas ventanas podrían convertirse en portales, era poco probable, pero el equipo no podían darse el lujo de que eso pasara, ya que el riesgo era inmenso, podría no pasar nada o podria ser el fin de todo.

Hiro estaba en sus pensamientos cuando recibió una llamada, era Krei, habían identificado una anomalía muy peculiar, no estaban seguros si lo era ya que las lecturas no correspondían totalmente a las que habían visto hasta la fecha, pero le preocupaba ya que las lecturas tuvieron 3 picos importantes a lo largo de la noche y un último al amanecer del día siguiente, desde entonces las lecturas disminuyeron y se estabilizaron.

Hiro no sabía mucho sobre las anomalías, no las había estudiado a detalle, el se había limitado a usar el equipo de Krei para sellarlas, pero sabía lo suficiente como para saber que eso podría ser una anomalía que había cambiado su naturaleza de ventana a portal en mas de una ocasión.

Pidió la localización de la anomalía para sellarla lo más rápido posible, al principio creyó haber escuchado mal, ya que la anomalía se había generado muy fuera del radio de afectación del portal de Krei, se encontraba en un pueblo llamado Santa Cecilia en México.

Anomalía [Higuel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora