Capítulo X

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Defina la ética dictaba el tercer punto del trabajo asignado por la profesora Fiala. Devolví mi vista hacia el libro donde dos caras explicaban con detalle la ética, prácticamente había que resumir aquello. Suspiré pesadamente antes de ponerme con ello. Paseaba mi vista rápidamente entre los párrafos del texto subrayando las ideas importantes a la vez que, sin reparar en ello, tamborileaba los dedos de la mano izquierda contra la madera de la carpeta. Mientras más se complicaba la lectura mayor intensidad adquiría el tamborileo.

—Basta —ordenó de pronto Jayden colocando su mano sobre la mía para detener mi accionar. Levanté mi vista hacia ella con desconcierto. Había interrumpido mi lectura —Eres incorregible —aseveró

—No puedo evitarlo —comenté encogiéndome de hombros mientras jugaba con el lápiz en mi mano derecha.

Negó con la cabeza y devolvió su vista hacia su cuaderno dispuesta a continuar con su trabajo; sin embargo, no soltó mi mano. Dispuesta a continuar también con mi trabajo intenté quitar mi mano de debajo de la suya, pero al mínimo movimiento intensificó su agarre.

—Ni lo pienses —murmuró sin levantar la vista

—No sabes cuánto te odio Jayden —me quejé de forma infantil a lo que ella respondió con una sonrisa sin quitar la vista del párrafo que estaba leyendo. Miré disimuladamente en dirección al sitio de Mía, otra vez aquella mirada de odio injustificado. Sonreí levemente. Me divertía su actitud infantil

—Señoritas —llamó la profesora— Iré a traer unos papeles de coordinación. No quiero alborotos —sentenció antes de abandonar el salón

Jayden, quien se encontraba al frente mío se mantenía concentrada en culminar el trabajo; no obstante, el resto de la clase parecía pasar de este. Un grupo considerable de chicas se había reunido alrededor de la puerta. Estaban tramando algo y no podía ser nada bueno. Enfoqué mi vista intentando descubrir qué se suponía que estaban haciendo.

—Oye —dijo Jayden mientras rozaba mi pierna para tener mi atención— Fiala está loca, lo más probable es que llegue y recoja el trabajo. No te distraigas y termínalo —aconsejó con seriedad

—Están alrededor de la puerta...—comenté antes de ser interrumpida

—Déjalas —declaró y volvió a concentrarse en su trabajo, aquello se me hacía algo extraño, en el tiempo que llevaba cerca suyo nunca se había mostrado tan seria frente a ninguna otra materia. Aquello era curioso, al final Filosofía ni siquiera era un curso de vital importancia en la malla curricular. Sacudí mi cabeza intentando quitar las ideas de más que se acumulaban en ella, finalmente di un último vistazo en dirección a la puerta antes de concentrarme nuevamente en mis apuntes.

Diez minutos después había terminado el trabajo asignado y me encontraba conversando con Jayden. Su agarre en mi muñeca había desaparecido, en lugar de este ahora nuestros dedos se encontraban entrelazados y ni yo misma podía explicarme cómo habíamos acabado así; sin embargo, ella no parecía tomarle importancia pues seguía hablando con normalidad. Un conjunto de carcajadas llamó mi atención, gran parte de la clase se encontraba riendo. Unas de manera escandalosa, otras con mayor mesura. Ambas nos miramos confundidas

—Miren a Fiala —comentó Stela señalando hacia la puerta. Esta se encontraba cerrada y a través de la pequeña ventana que poseía se podía ver a una Fiala roja cual tomate de la furia. Habían trancado la puerta.

—Mierda —comenté

—Esto se pondrá interesante —aseguró Jayden dejando mi mano libre para así poder voltearse por completo y observar mejor la escena que acontecía detrás suyo. Miré silenciosamente mi mano por unos segundos; acto seguido, dejando de tomarle atención a lo que sucedía a mi alrededor, sonreí levemente.

Fiala luego de haber podido entrar gracias al conserje del Instituto nos había hecho formar un círculo con los asientos y se encontraba ya en su minuto 30 del sermón que había decidido darnos. Esa mujer era excepcionalmente pesada, habría cedido ante el sueño por el aburrimiento de no haber sido por Jayden, quien se había sentado a mi lado, que se la había pasado imitando jocosamente cada una de las expresiones de Fiala y murmurando comentarios satíricos e inteligentes. Cada vez se me hacía más difícil contener la risa.

—Y esta es otra de las consecuencias de la frustración sexual —murmuró con sarcasmo. Reí.

—¿Le causa gracia todo esto señorita Aisha? —inquirió severa Fiala irrumpiendo su sermón. Se implantó un silencio sepulcral en el aula. Mierda, no me había dado cuenta de que me había reído en voz alta. Me miró fijamente. ¿Qué se supone que debía responder? Pude ver cómo una sonrisa se asomaba en el rostro de Mía. Maldita.

—Pues a mí sí —comentó sincera Jayden mientras la observaba desafiante, mi expresión mutó a una de genuino asombro y desconcierto mientras me giraba a verla, Fiala quitó su atención de mí y se centró en ella. La sonrisa en el rostro de Mía desapareció rápidamente.

—A disciplina —ordenó Fiala señalando la puerta.

—Vale —respondió Jayden sin inmutarse

—Espera no... —murmuré intentando detenerla tomándola del brazo

—No te preocupes —aseguró restándole importancia al asunto a la vez que se soltaba suavemente de mi agarre. Se paró despreocupadamente y se dirigió a la puerta del salón, donde apuntaba el dedo de Fiala. Me sorprendía su soltura, tal vez era solo yo, pero nunca en mi vida había sido enviada a coordinación de disciplina, el solo pensar en ella me aterraba, mi historial era impecable.

—Ambas —completó Fiala viéndome fijamente. Pude divisar cómo la sonrisa maliciosa en el rostro de Mía volvía a aparecer y Jayden se paraba en seco a medio girar el picaporte de la puerta.

—¿Qué? —articulé desconcertada

—Señorita Jayden, señorita Aisha, ambas se dirigen a coordinación de disciplina —aseveró mientras curvaba sus labios en una sonrisa propia de una auténtica bruja. Abrí los ojos desorbitadamente. Me incorporé y dirigí hacia la salida casi por inercia. Jayden abrió la puerta y yo salí primero.

—Vieja bruja —exclamó Jayden antes de salir y cerrar la puerta detrás suyo, alcancé a oír el rabiar de Fiala y las carcajadas de mis compañeras— Ay que mierda, detesto a esa mujer —suspiró pesadamente Jayden— ¿Estás bien? —preguntó acercándose a mí

—Sí, no te preocupes —afirmé vagamente mientras poco a poco iba cayendo en cuenta de lo que había pasado— Es más. Yo debería de preguntarte eso Jayden. ¡Joder! ¿Por qué lo hiciste? ¿Estás idiota o qué? —increpé atropelladamente— No debiste meterte, así solo me hubiese enviado a mí a disciplina

—La intención era que no te enviara, pero al parecer lo que tiene de aburrida lo tiene de arpía —se quejó con tono aburrido.

—Importaba un carajo si me mandaba o no a mí, tengo un historial limpio, no me iba a pasar nada más allá que una sermoneada y un castigo —afirmé mirándola con reproche. Jayden había sido una idiota al meterse. Y yo también lo había sido, al no haber intervenido antes— En cambio tú —dije severa acercándome a ella y apuntando mi dedo hacia su pecho— Puedes perderlo todo, imbécil.


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¡Hola! Ahora sí les traigo la actualización a tiempo. Como habrán podido ver, ¡ya pasamos el 1K de leídas! Les agradezco mucho todo el apoyo que le están dando a la historia, con sus leídad, votos y comentarios; gracias a todo esto cada día me animo más a continuar. Espero que disfruten de este capítulo y me dejen sus votos y opiniones. Gracias por leer ♥

Escritora Sempiterna

Atada a lo Eterno. Condenada a lo Efímero [NOVELA LÉSBICA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora