Capítulo IV

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La semana corrió deprisa, y con culpabilidad debía admitir que Jayden se encontraba quitando uno a uno los ladrillos de aquella muralla que había levantado alrededor mío para impedirle el paso. Estaba descubriendo una nueva persona que no conocía antes, entre sonrisas cómplices y risas, sin desearlo realmente me iba abriendo ante esta nueva perspectiva que me ofrecía de sí misma. Y ello me agradaba.

Me encontraba en el salón de clases tamborileando los dedos vivazmente contra la madera de la mesa mientras pensaba en qué me pondría para salir en la noche y el cómo le explicaría a mi madre que necesitaba unos tacones nuevos luego del pequeño incidente que tuve en el verano

—Tamborileas los dedos cuando piensas ¿verdad? —apreció mientras apoyaba su cabeza en su mano a un lado a la vez que fijaba su vista en mis dedos— No lo hagas, me estresa —ordenó poniendo su mano sobre la mía para evitar que mis dedos siguieran haciendo aquel ruido, lo admitía, estresante

—¿Quieres algo? —inquirí intentando quitar mi atención de mis pensamientos y del hecho que estaba dejando su mano sobre la mía más tiempo del necesario y que yo lo estaba permitiendo.

—La clase está aburrida ¿Qué te parece un juego de tres en raya? —Sonrió desafiante, a lo que reí, lo que hizo que cambiase su expresión

—Lo siento ¿Ibas en serio? —interrogué irónica, al momento que aprovechaba de retirar mi mano y usarla para apoyarme sobre esta y ladear la cabeza.

—Claro, siempre peleamos por saber quién es más inteligente, esta puede ser una buena forma de comprobarlo

—¿Con una partida de tres en raya?

—En el tres en raya tienes que pensar muchas estrategias y estar atento al movimiento del rival, tómalo como un precursor del ajedrez —explicó con seriedad

—Nunca aprendí a jugar ajedrez, así que no sé cómo me vaya en el juego; pero si es lo necesario para que dejes de molestar, está bien. Juguemos.

Saco una hoja y cada una tomo una pluma de distinto color, jugamos por un buen rato para finalizar con resultados realmente curiosos, de 24 partidas jugadas 4 gané yo y 4 ella, el resto quedó en un rotundo empate.

—Bueno, parece que nuestra contienda tendrá que esperar a una nueva prueba que la defina —dije divertida

—Por lo visto... —Fue repentinamente interrumpida.

—Aisha, siempre hoy ¿cierto? —interrogó una voz muy familiar

—Sí Madison, ¿qué haces aquí? Esta no es tu clase —pregunté confundida.

—Es receso mujer, nos vemos en la noche —dijo mientras salía del salón. Dirigí mi mirada al reloj del salón, quedaban 3 minutos del receso

—Es inútil salir a estas alturas —dije encogiéndome de hombros

—¿Siempre saldrás hoy? —preguntó mientras jugaba con el lapicero en sus manos

—Sí, supongo que será divertido, luego de una horrible semana de colegio

—¡Hey! La pasaste conmigo

—¿Por qué crees que es horrible? —pregunté de manera retórica y reí

Me encontraba mirándome al espejo mientras repasaba nuevamente lo que llevaba para esa noche, una blusa melón con escote en forma de gota y una falda tubo negra acompañada con enormes tacones descubiertos. Seguidamente pasé a echarme labial y evaluar mi aspecto en el espejo. Pensé en la posibilidad de arreglarme un poco más, pero ya casi era la hora en la que quedé encontrarme con Madison, Hannah y Riley, por lo que como último detalle eché crema para peinar en mi cabellera castaña intentando marcar las ondas de esta.

Atada a lo Eterno. Condenada a lo Efímero [NOVELA LÉSBICA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora