Atada a lo Eterno. Condenada a lo Efímero [NOVELA LÉSBICA]

Capítulo XVII

En menos de 15 minutos darían la 1 a.m. la batería de mi celular mostraba un preocupante 23%, decidí guardarlo para no tener luego problemas al quedarme sin este. Suspiré y apoyé con pesadumbre mi cabeza entre mi hombro y la esquina de la pared. Cerré los ojos al sentir el frío contacto de la pared con mi frente.

—Aisha —escuché suavemente en mi oído, lo cual me sobresaltó

—Joder —exclamé

—¿Estabas dormida? Hey, lo siento, ¿si? —Jayden se encontraba sentada a mi lado

—Ya no importa —susurré volviendo a la cómoda posición en la que, al parecer, me había quedado dormida. No quería pensar de más. No quería pensar ni en Jayden ni en Mía. Quería que mi mente estuviese en blanco totalmente

—¿Vamos? —propuso parándose de un salto y tendiéndome la mano— Es ilógico seguir acá aburriéndonos

—Ve tú si quieres, estoy cómoda aquí —balbuceé con cansancio

—Sigues enojada

—No sé a qué juegas Jayden —aseveré— Quiero estar sola, vuelve tú, de seguro encuentras a alguien con quien estar o puedes llamar a Mía —Debería cerrar la boca, los celos y el enojo estaban pasando entre mis labios sin filtro alguno

—Aisha, ¿te gusto? —inquirió ladeando ligeramente su cabeza como un pequeño pájaro curioso.

—¿Eh? —expresé sorprendida por la pregunta tan directa e inesperada

—Hablo del pasado, hace días me puse a pensar en ello, el año pasado me dijiste que te gustaba, ¿te sigo gustando? —¿Tenía que escoger aquel momento para tocar justamente aquel tema? Tenía buena memoria cuando le convenía.

—El pasado es pasado —afirmé mientras cerraba pausadamente mis párpados. Aquello sería lo único que planeaba decir, ¿me gustaba? No lo sabía. Un sí, definitivamente no saldría de mis labios; pero un no quizás sería una descarada mentira.

—Porque tú a mí sí me gustas —aseguró ocasionando que abriese los ojos de golpe, ¿qué acababa de decir? Antes que sentir algún tipo de felicidad me embargó una furia inmensa, ¿cómo se atrevía a burlarse de mí de esa forma? ¿Creía que era una imbécil? Sabía claramente que quien le gustaba era Mía, me lo había dejado claro el año pasado, ¿acaso no recordaba justamente aquello?

—Reitero, vete a la... —demandé con dureza enderezándome de golpe sobre el lavabo antes de ser interrumpida

—Shhh —murmuró colocando su dedo índice sobre mis labios. Empezó a acariciarlos suavemente a medida que se acercaba hasta encontrarse a escasos centímetros míos —¿Segura que quieres que me vaya a la mierda?

—No —susurré hipnotizada por sus suaves caricias y su destellante mirada verde esmeralda. Sonrió de lado antes de lanzarse a mis labios en un beso armonioso.

Sus labios se movían con seguridad sobre los míos, que correspondían dejándose guiar sin protesta alguna, el beso fue subiendo de intensidad y junto con ello la necesidad de estar cada vez más cerca. Jayden separó con delicadeza mis muslos y se posicionó entre mis piernas a la vez que me atraía más hacia ella reduciendo la distancia entre nosotras; mis brazos rodearon su cuello a medida que se intensificaba el beso.

Nuestros labios se movían de forma frenética como si el mundo se nos fuese en aquel preciso instante; su agarre en mi cintura se estrechó cuando rompió momentáneamente el beso mordiendo con suavidad mi labio inferior en tanto me miraba fijamente de manera insinuante. Sin poder esperar más uní nuevamente nuestros labios en un beso lento que no tardó en subir de intensidad al Jayden tomar el control de la situación, pasó de forma suave su lengua sobre mis labios llevándome a abrirlos ligeramente más para darle paso a su lengua que empezó a juguetear con la mía llevándome a experimentar sensaciones inexplicables. Sin advertirme, sus manos abandonaron mi cintura y empezaron a recorrer cada parte de mi cuerpo a su alcance sobre mi ropa, cada acción suya era precisa y tenía tal habilidad que me tenía justo donde quería. Con agilidad, sin percatarme, posó su mano izquierda sobre mi muslo e iba subiendo lentamente mi falda, mientras que con la derecha me apegaba más a ella. Enredé mis dedos en su cabello y bajé una mano lentamente delineando su rostro.