Capítulo XV

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Repentinamente se separó de mí y pude incorporarme, bajar mi falda ligeramente subida y alejarme para guardar la mayor distancia entre él y yo

—Sentimos interrumpir —Se disculpó Jayden, el chico con el que había estado tenía tomado a Sebastián por los hombros—Fue un gusto Jesús —dijo dirigiéndose al chico alto— Contigo no—increpó dirigiéndose a Sebastián— Pero ya nos tenemos que ir —culminó tomándome del brazo y caminando rápidamente en dirección a la salida.

Estuvimos andando en silencio por unos minutos por los ambientes exteriores del local, solo se oía el sonido lejano de la música de la fiesta junto con el repiqueteo de nuestros tacones contra el suelo

—Mira, ahí hay una banca —indicó señalando una banca solitaria pegada a una pared blanca —Vayamos a sentarnos estos tacones me van a matar —se quejó dirigiéndose hacia esta. Me senté a su lado en silencio— ¿Quieres uno? —preguntó abriendo una cajetilla de cigarros y dirigiendo uno hacia mí

—Sí, gracias —respondí tomándolo y dejando que me lo encendiera

—¿Fumas?

—No, pero aprendí a hacerlo hace algunos años. La curiosidad, tú sabes

—¿Qué fue aquello Aisha? ¡Solo te dejé un rato sola! —exclamó rompiendo la quietud del ambiente e ignorando el anterior tema de conversación

—¿Acaso no estabas haciendo algo peor con aquel chico Jayden? Júzgame cuando tú seas un ejemplo

—No, no estaba haciendo nada, salí con él afuera para que pudiese hablar mejor con su enamorada que está atrapada en el tráfico. No soy una santa, pero ese tipo estaba intentando forzarte, se notaba —su voz sonó cortante y fría, tomo una calada de su cigarro, y exhaló el humo a la par que relajaba sus hombros

—¿Fumas seguido? —pregunté desviando el tema

—Una de las malas costumbres que se me quedó del año pasado —expresó con una sonrisa melancólica

—¿Por qué lo haces?

—¿Y por qué no? No solo tu vida se va en cada calada, sino también los problemas —afirmó con un tono teñido por la tristeza— Si me preguntas, me parece un intercambio justo

—¿Puedo preguntarte algo?

—No prometo responder

—Da igual, ¿de qué es la cicatriz que tienes en el brazo?

—Así que la viste —La había visto el día que salimos, una cicatriz de más de un centímetro de ancho, bordes rugosos y blanca, ubicada en la parte superior de su antebrazo, casi llegando al codo. Solía tapársela con una pulsera o liga para el cabello.

—La manera en que la cubres la hace algo notoria, la gente normal usa las pulseras cerca a la muñeca, no al codo Jayden —mencioné guiada por la lógica

—Rayos, me parecía buen método —comentó riéndose mientras tomaba una calada profunda— Intento patético de suicidio, hace un año —soltó con frialdad. La sangré se heló en mis venas

—Jayden... —alcancé a susurrar débilmente

—El año pasado fue una completa mierda: Mi mejor amiga se puso en mi contra junto con toda mi clase, me forjaron una rePUTAción —masculló enfatizando el puta— Estaba sola, era una niña sola, salía a tomar para ahogar las penas, un día me pasé, llegué ebria —sonrió amargamente—Mi padre no estaba precisamente feliz, así que ese día empezaron las golpizas, luego la suspensión y la inminente expulsión no mejoraron las cosas. Para hacerlo más interesante el típico amor no correspondido. Un día no aguante más y dije ¿y por qué no? Y lo hice. Como te habrás dado cuenta no salió bien, sigo viva y con una horrible cicatriz en un brazo

—Jayden —murmuré— De verdad lo siento

—No tienes nada que sentir, tu no tuviste la culpa de nada, todos pasamos por mierda como esa ¿no? —inquirió señalando con un gesto mi antebrazo izquierdo, el cual volteé levemente escondiéndolo de su penetrante mirada

—No te merecías eso —balbuceé botando suavemente el humo

—Por eso odio tanto a Fiala, se encargó de hacer aún más imposible mi vida en ese momento —afirmó con rencor— Pero todo es pasado, ¿no? Lo que importa es el ahora, o eso intento creer —admitió encogiéndose de hombros.

Bajó el cigarrillo de sus labios y lo apagó presionándolo en el metal de la banca mientras exhalaba el humo y desviaba su mirada hacia su izquierda. Observé con curiosidad como su cuello se tensaba con tal acción. Casi sin pensarlo, me recosté apoyando mi cabeza en su hombro, llenando el vacío entre su barbilla y clavícula. Sentí un pequeño sobresalto de su parte como respuesta ante mi repentina acción, me preparé en silencio para que me alejara inmediatamente, pero en lugar de ello reclinó con delicadeza su cabeza sobre la mía. Sonreí levemente ante aquella inesperada reacción y cerré los ojos inhalando el humo que aún se encontraba en el aire.

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¡Hola! ¡Nuevo capítulo! Sé que es algo corto y lo siento :c pero en recompensa mañana subiré uno más, estén atentas ♥. Espero les guste este nuevo capítulo y me dejen sus opiniones y sugerencias en los comentarios. Agradezco infinitamente su apoyo con cada lectura, voto y comentario ♥ me alegran el día. Gracias por leer ♥

Escritora Sempiterna

Atada a lo Eterno. Condenada a lo Efímero [NOVELA LÉSBICA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora