Capítulo XII

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Me miró con una expresión leve de sorpresa por unos segundos antes de curvar sus labios en una sonrisa de lado

—Así que sabes

—Sí —afirmé— Y antes que me vengas con un "exageraron todo" y una de tus sonrisas despreocupadas escúchame, una expulsión es algo serio Jayden, aunque te consideres una rebelde sin más eres deportista de élite y gran estudiante, algo así simplemente te... —increpé mientras me acercaba más a ella hasta estar a centímetros suyo

—Lo sé —comentó interrumpiéndome

—Claro que lo sabes, porque si... —exclamé dejando la frase en el aire al callarme en seco luego de realmente haber analizado lo que había dicho lo sé —Si lo sabías ¿por qué hiciste tan magna estupidez? El vieja bruja gratuito que vociferaste tampoco mejora mucho las cosas —aseveré con desaliento. Di un paso hacia atrás dejando mayor espacio entre ambas y seguidamente me ubiqué junto a ella, reclinándome contra la baranda del pasillo, apoyando ambos codos en esta.

—Detesto a Fiala, me da un asco único aquella mujer; además estaba a punto de echarse encima tuyo —se excusó

—Quedarme callada no es precisamente mi especialidad. No tenías por qué meterte sin razón —razoné con serenidad

—Que sí tenía razones —se quejó

—Hablo de buenas razones, justificables —sentencié suspirando— Idiota— comenté por inercia— Yo tuve la culpa ¿entiendes? Solo tienes que decirle eso a Katlyn y ya yo me encargaré de hablar con ella para que no tengas mayor problema. No te levantarán ningún informe y todos felices —Sonreí forzadamente

—Estás loca si te piensas echar la culpa hasta del "vieja bruja"

—Da igual, solo hazme caso por una vez en tu vida

—No —negó sin sorprenderme. Rodé los ojos. —¿Quieres que te cuente algo? —preguntó separándose de la baranda y volteándose para quedar al frente mío, avanzó un paso hacia mí

—Igual lo harás, aunque te responda que no, ¿verdad?

—Me vas conociendo —dijo divertida sonriendo— El otro día, no recuerdo cuando, estaba volviendo a la clase luego de un receso cuando alguien, que no recuerdo quién era...

—O no quieres decirme quién era —expresé interrumpiéndola

—Exacto —carcajeó— El punto es que se me acercó y me dijo "Ahora eres su amiga, ¿verdad" yo naturalmente pregunté de quién hablaba, a lo que respondió "de Aisha", yo aclaré el malentendido y la puse al tanto de la verdad: Que tú y yo no éramos amigas, me ignoró por completo y solo dijo "No importa, se la pasan juntas, solo cuídala ¿sí? Es una gran persona, pero siempre piensa en todos antes que en ella misma. Es frágil, que nadie le haga daño" La verdad me dejó pensando seriamente por varios días, siempre te atribuí fortaleza Aisha, pero no, eres débil —afirmó seriamente, pronunciando las últimas palabras de manera ronca y despectiva, en un tono teñido por el desprecio. Jayden odiaba la debilidad. Su voz me estremeció.

—Estás idiota —aseveré con firmeza —Tanto quien te haya dicho eso, que no me conoce para nada, como tú por creerle. Estamos perdiendo el tiempo, vámonos ya a la coordinación de disciplina y haz lo que te pedí —ordené. ¿Quién le había dicho eso? Tenía que averiguarlo pronto, pero debía dejar el tema de lado por momento, había prioridades.

—Ya te dije que no lo pienso hacer —se negó nuevamente, se acercó más a mí y apoyo sus manos en la baranda donde me encontraba apoyada, una a cada lado mío— Joder no, me encargaron cuidarte, no pienso acusarte y que te levanten un informe —Me miró fijamente, correspondí a su intensa mirada, sus ojos verdes habían adquirido gran intensidad que los hacían aún más hipnotizantes que lo usual.

Atada a lo Eterno. Condenada a lo Efímero [NOVELA LÉSBICA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora