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—¡Fiesta en mi departamento! —el pequeño chico de piernas delgadas tuvo que despegar un poco el celular de su oreja debido al gran grito que había soltado Jackson desde la otra vía telefónica.

—No es necesario que grites. —reprochó mientras pasaba su teléfono a su otra oreja, así para sobarse delicadamente con su mano la poco dañada. —Eres muy gritón y aveces molesta. Pagarás mi operación de oreja. —rió.

—Yo molesto y tú aburres BamBam. —contestó. —Ahora supongo que como tienes un trabajo y quieres tratar de parecer un adulto no aceptaras venir a mi fiesta, ¿verdad?

El menor no podía verlo pero podía jurar que estaba frunciendo su ceño, o al menos, tratando de aguantarse la risa debido a que estaba soltando las tal vez un poco verdades del chico.

—¡No metas a mi trabajo aquí! Tardé en conseguirlo y me siento muy orgulloso. —trató de sonar molesto pero falló. —No en todos los lugares aceptan a alguien que tiene diecinueve años pero que aún tiene cara de bebé.

—Yah~ te entiendo y no estoy burlándome de tu trabajo ni tampoco de tu cara de bebé. —soltó. —Solo compórtate como lo que eres..., un chico que trabaja en una cafetería, no como el que tiene su propia empresa y es su propio jefe. —bufó.

—Perdón. —contestó apenado.

—No te pongas sentimental ahora, BamBam. —escupió. —Llamé para algo y quiero que lo contestes. No acepto un no como respuesta. —advirtió. —¿Vendrás?

—¿Tengo de otra?

—En mi departamento a las siete. Esta vez puedes traer gente, casi nadie aceptó porque cayeron en los juegos de quedarse con sus parejas y seguir sus órdenes. —contestó rápidamente. —Y sí, la hice a esas horas porque sabía que dirías "lo siento Jackson, estoy trabajando", así que te espero a ti y probablemente el trasero de otra persona en mi departamento a las siete. Adiós.

El pelirrojo no pudo siquiera despedirse de una forma amistosa del mayor ya que éste rápidamente le colgó. Así que vagamente optó por agarrar las llaves de su departamento, su celular que ya llevaba en mano y un par de cosas más que un adulto medio adolescente responsable como él no debía olvidar.

Así con eso salió de casa, no sin antes revisar una vez más que llevaba lo necesario y tampoco había olvidado algo.







***

—¡Por fin es viernes! —BamBam gritó mientras entraba desde la parte trasera de la cafetería y veía a los demás trabajadores de esta.

Todos con rostros raros y algunos sin sorprenderse de lo que había hecho, siguieron con lo suyo.

Algunos dedicándose a seguir con su trabajo y otros brindándole una cálida sonrisa al menor diciéndole con ésta: "feliz viernes para ti, pero nosotros vendremos aún el día de mañana."

BamBam prosiguió a ir por su pequeño mantel donde tenía grabado un Kunpimook que indicaba que era su nombre, y así las clientas fastidiosas y odiosas que se quejaran, pudieran aprenderse su nombre y denunciarlo con las autoridades más grandes del mundo.

O bueno..., de aquella forma es como BamBam veía las cosas. Tal vez exageraba y mucho, pero nadie podía decir que posiblemente algún día no pudiera suceder aquello.

—Buenos días, YuGy.

El ahora mayor de BamBam habló a su mejor amigo mientras lo veía igual colocarse su gran mantel en su grande cuerpo, cosa que nuevamente causó que el pelirrojo mirara sus brazos y delgadas piernas para preguntarse a si mismo cómo es que YuGyeom conseguía ese tipo de cuerpo a su tan corta edad.

Call Me Daddy || JinGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora