Desde aquel insólito y arriesgado momento junto a JinYoung en su oficina, no habían vuelto a verse, ni siquiera a llamarse o a enviarse un mensaje de texto. Los días habían pasado volando, su amistad con BamBam no se arregló, o tampoco lo intentó, y mucho menos se veía con la intención de reconciliarse con el tailandés. Supo que asistir a aquella cena por el cumpleaños de JaeBeom, fue un error, BamBam seguro ni le invitó por cortesía sino por orgullo, desde aquella vez cada quien tomó su camino, no hubo más interacción entre ambos y la amistad se fue cortando.
Lo admitía, sí. Claro que extrañaba a BamBam. Sólo era un poco difícil que no le comprendiera y que no se pusiese en su lugar, que se haya limitado a corregirlo, amenazarlo y sermonearlo por algo tan ridículo, como para que después apareciese por su hogar con total descaro.
Estaba solo y lo merecía. Había dado tanto de sí para algo en vano, luchó por JinYoung y el tipo terminó por ignorarlo días después, sólo aceptando el sexo comprometedor que le daba y las múltiples estancias en su departamento. No terminó con Mark, se centró en su vida de ensueño con una empresa en manos y un carro lujoso pulcro al cual elogiar por las calles. No pensó en YuGyeom y en su pobre corazón, desgastado por tanto amor falso e ilusiones ingenuas. No pensó en ambos, sólo en él y su novio, como realmente debía de ser.
Se conocía y no era lo suficientemente gallina como para pedirle perdón a BamBam, o sólo no hasta que su vida no pudiera con más, sino, sí se arriesgaría y se pondría de rodillas frente a él, pero por el momento su ausencia no era tan tortuosa, o al menos así quería hacerse creer él.
Sus rutinas habían cambiado, las horas se volvían más lentas, y los días, pesados. No entendía cómo fue que todo tomó un ritmo tan misterioso, completamente mudo y con la escasez de lealtades. YuGyeom lo reconocía, había sido un chico rudo, cambió para mal y se deshizo de su más grande amistad por un amor ciego, del cual no se arrepentía ni un poco.
Hace unas horas, sentado sobre su cama, mirando hacia la nada y teniendo un lío gigante dentro de su cabeza, se planteó seriamente en que sería otro día más de mierda, encerrado en su departamento, viendo cualquier programa aburrido que pasaban por televisión y comiendo de los cinco empaques de ramen que tenía guardados en la alacena.
Dudoso, había recordado. JungKook le llamó durante varios días seguidos preguntándole sobre su paradero, recalcándole que la academia le extrañaba y lo exigente que se pondrían las cosas si su ausencia seguía siendo constante por el lugar.
Ahora mismo, sólo por eso, se encontraba en la academia, sentado sobre una de las sillas de la hilera pegadas a la pared y mirando hacia un punto fijo, con la vista perdida, tantos pensamientos y miles de arrepentimientos; sacándole de su mundo la mano que fue puesta repentinamente sobre su hombro.
—Hey, YuGyeom. —saludó el azabache de gran sonrisa, JungKook. YuGyeom levantó su cabeza y le vio. —¿Cómo sigues? Desde la última vez que no hablamos y no contestabas mis llamadas...
—Oh, sí. —respondió inseguro, regresando su vista hacia los espejos. —Es sólo que... ya sabes... dejo el celular en cualquier parte y se me olvida regresar la llamada.
—Ya veo. —concordó dubitativo, no creyéndole del todo. —¿Cómo vas con aquel tema?
Tratando de organizar sus pensamientos para encontrar a lo que se refería JungKook, pero siendo algo en vano, preguntó. —No sé de qué me hablas. ¿Qué tema?
—El lío que tienes con aquel tipo tóxico...
—¿JinYoung?
—Sí, lo último de lo que me contaste es que necesitabas hablar con él para aclarar asuntos. ¿Lograste verlo?
—Sí, nos vimos... pero n-
—Qué bien. —le cortó inesperadamente, jugando con su sudadera negra. —La verdad es que tenía que preguntarte algo yo a ti... —inició angustiado el azabache, llevándose las manos al pelo y planteándose seriamente el decir aquello. Inquieto, habló. —Puede que sea rápido, pero no debe ser algo formal. Hoy es catorce de febrero y...
—Maestro JungKook... —interrumpió una voz, proveniente de un joven estudiante que acababa de salir de la sala de prácticas. Su semblante se notaba preocupado, casi exaltado, traía consigo una botella de agua y un par de frituras.
YuGyeom no se sorprendió en cómo aquel aprendiz llamó al chico. JungKook, cuando dio aquella visita de manera inesperada en su departamento hace unos días, le contó acerca del cómo llegó a la academia y el cómo logró obtener un puesto importante ahí, dándole el trabajo y el sueldo para vivir. Eso sí, no sabía en sí a qué se dedicaba o cuál era su oficio, siempre solía estar calentando, practicando o ensayando cuando YuGyeom llegaba al local, nunca se separaba de él, así que viéndolo de esa forma, si JungKook jamás le hubiera dicho, nunca se hubiese dado cuenta.
Al percatarse el chico de cabellos verdes de la presencia del castaño, hizo una reverencia en señal de disculpa. —Lo siento por interrumpirlos, pero otra vez está sucediendo...
—¿JongIn y YiXing? —JungKook preguntó irritado, volteando los ojos. El chico asintió. —Avísale al maestro Nakamoto, pregúntale si tiene el número del novio de JongIn. —avisó al estudiante que observaba no tan discretamente al acompañante de su maestro.
—Claro, pero sí es necesario que entre a separarlos, ya sabe cómo se ponen. —recalcó impaciente por los sucesos, esperando a que JungKook se dirigiese a la sala de prácticas.
—En seguida voy. Espérame aquí, YuGy. No tardo, es importante lo que tengo que decirte. —casi suplicó el de ojos negros mientras abría la puerta de la clase. —Será mejor que paren ahora mismo. Les aseguro que si siguen, ninguno saldrá en en la coreografía... —levantó la voz JungKook para terminar de cerrar la puerta detrás de él.
—No terminará ahorita, esto va a tardar. Le recomiendo que no lo espere. —se dirigió a él la persona de cabellos verdosos que había estado escuchando la conversación. —Debería irse. —terminó y fue a hacer lo que le habían pedido.
YuGyeom al no tener nada más qué hacer —aunque pudo haber esperado a JungKook—, decidió regresarse a su departamento a ver alguna de las cursis películas que estarían pasando debido a la festividad.
...
Cuando YuGyeom abrió la puerta de su departamento notó un olor inusual al que se encontraba siempre en el aire, además de que se podía escuchar el sorbido nasal por todo el lugar y al castaño no le servía de nada haber visto tantas películas de terror en esos últimos días, comenzaba a hacerse la idea de que alguna alma en pena se encontraba rondando por su hogar.
Con el miedo circulando por todo su cuerpo, se acercó a la puerta de su habitación la cual estaba entreabierta. La tenue luz proveniente de la ventana dejaba ver la silueta de una persona sentada a la orilla de la cama que se restregaba el antebrazo en la cara para remover las lágrimas que caían por su rostro. YuGyeom tomó el paraguas que se encontraba colgado en una de las paredes, esperando que le sirviera de algo como defensa, pero a medida que se iba acercando, el perfume se le hacía cada vez más reconocido.
—¿JinYoung? —habló con la precaución en su voz, dejando lo que traía en mano y con rapidez acercándose al pelinegro. —¿Qué ocurrió? ¿Por qué lloras? —preguntó sosteniendo el rostro del economista mientras limpiaba las lágrimas que aún seguían cayendo.
Nota ♡: Puede que sea cortito pero dentro de poco viene la continuación; ), no se desesperen:*! ¡Feliz San Valentín mis amores!💕
souljae feliz cumpleaños hamija<3!
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Call Me Daddy || JinGyeom
Fanfiction«Donde JinYoung es novio de Mark pero le gusta que YuGyeom lo llame Daddy.»